Enjuiciado


Gustavo Espinoza M. * / Mariátegui
30/07/09


Ayer amanecí enjuiciado.

Tal como lo detalla el diario “El Comercio” y lo complementan acuciosamente otros medios de comunicación, los Procuradores del Ministerio del Interior y del Congreso de la República presentaron ya una denuncia ante la Fiscalía de la Nación para que se sancione a quienes “resultaren responsables” de la Conferencia de Prensa celebrada el pasado miércoles 22 de abril en el Congreso de la República y en la que -según la denuncia- se hizo “apología del terrorismo”.

En la acusación se menciona expresamente a dos voceros del Movimiento Patria Libre que sustentaron sus opiniones en a circunstancia, y a mi, a quien se señala como “co-autor” del “delito de terrorismo”.

El diligente funcionario del régimen pide 12 años de cárcel para las personas citadas.

El despropósito resulta inconmensurable. No hubo ninguna “apología del terrorismo” en la cita prensa. Apenas, dos actores que rebasaron el libreto previsto, entusiasmados -quizá- por la presencia de una nutrida prensa. Pero no es eso lo que importa.

Lo que le interesa al régimen y a la derecha que aúlla en su entorno es estigmatizar, amenazar, y doblegar a quienes resisten a su prédica. Y, lamentablemente, en ese empeño obtienen pírricas victoria.

Es bueno, sin embargo, que se precisen algunas cosas desde ahora:

Periodistas calificados y analistas serios de la realidad política, como Mirko Lauer, Alvarez Rodrich, José María Salcedo, César Hildebrandt y Raúl Wiener han convenido en reconocer que no se cometió ni delito, ni falta alguna.

Y eso mismo fue sostenido públicamente por parlamentarios de primera fila del APRA, como Luís Gonzales Posada y Mauricio Mulder, a contrapelo de las posiciones de los voceros cavernarios de la ultra derecha.

El objetivo más preciado por la reacción en este verdaderamente “confuso incidente” ha sido quebrar por el miedo la resistencia de un congresista que mantenía una línea clara en defensa de las posiciones más avanzadas.

Y dañar de ese modo la actividad solidaria con Cuba, no tanto por el país -que ante ellos también luce inexpugnable- sino por las Casas de Amistad con Cuba, a las que juzgan de “subversivas”, y sobre todo a la causa de los 5 héroes cubanos encarcelados desde hace más de diez años en los Estados Unidos.

Resulta curioso el caso. Precisamente los 5 están presos por enfrentarse y combatir al terrorismo. Pero quienes aquí dicen ser “antiterroristas” eluden una definición en torno al tema por su obsequioso servilismo ante la justicia norteamericana y su odio de clase contra Cuba socialista.

Porque la causa de los 5 en el Perú ha crecido, hoy la derecha la pone en su línea de mira. Y eso es, finalmente, lo que asoma -como las orejas del asno- detrás del rostro pétreo de los anticomunistas de siempre.

N siquiera ellos reparan que Cuba nada tiene que ver en este entuerto, que las Casas de Cuba no tuvieron nunca participación en lo que hoy se esgrime. Y que el tema de los 5, es mucho más alto e importante que sus truhanerías y sus mezquindades.

No hay ciertamente el menor sustento legal para la acción judicial que se pretende.

Cualquier juez con dos dedos de frente enviaría al archivo, y sin remedio, la torpe acusación que se perfila. Pero eso no es, finalmente, lo que importa.

Lo que realmente interesa es la manera cómo se enfrenta esta agresión. Probablemente para circunstancias como éste es que alguien en la historia en cierta ocasión dijo: “un paso atrás, ni para tomar impulso!”. Y es así.

En el tema, no se puede ni se debe retroceder. No hay que conceder el menor espacio al enemigo. Cualquier vacilación, o debilidad; le costará muy caro al movimiento popular.

Los actores de esta jornada no tenemos más alternativa que dar la cara y asumir nuestro rol. Ni negar, ni eludir, ni delegar. Salvo que busquemos, sibilinamente, pasarnos a la trinchera del enemigo porque nos sentimos derrotados.

En todo caso, ese no es -ni fue nunca- mi caso.


(*) Del Colectivo de Dirección de Nuestra Bandera.
http://www.nuestra-bandera.com

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