Alejandro Dausá / Alai-Amlatina - Mariátegui
04/08/09
El periódico El Deber, de Santa Cruz de la Sierra, informa que una experta venezolana, invitada por la Fundación Nueva Democracia a Bolivia, desarrollará tareas de “capacitación electoral” en las tres ciudades más importantes del país. Se trata nada más y nada menos que de María Corina Machado, presentada por la prensa como “presidenta del movimiento ciudadano Súmate”.
En realidad, Súmate no es un movimiento, sino una organización creada en Venezuela en el año 2003 para promover el referéndum revocatorio contra el presidente Hugo Chávez. Es conveniente recordar que para esa época ya había fracasado un golpe de estado (abril del 2002) y un prolongado lockout contra la poderosa empresa petrolera estatal PDVSA. La estrategia de Súmate consistió en organizar, financiar y publicar encuestas favorables a la oposición, para luego denunciar fraude, desacreditando los resultados reales del referéndum, que otorgaron un masivo respaldo a la gestión del presidente Chávez.
Súmate es una de las cientos de instituciones creadas y solventadas por la NED (National Endowment for Democracy) que funciona como una de las mayores estructuras de injerencia e imposición del modelo de democracia según la matriz del neoconservadurismo norteamericano. Canaliza cada año millones de dólares provenientes de fondos del gobierno estadounidense, en el marco del presupuesto destinado a USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional). Hay que decir que en la práctica continúa la labor de la CIA, recurriendo a formas aparentemente legítimas, con énfasis en los derechos políticos de los ciudadanos, participación, construcción de democracia, etc.
La “experta” María Corina Machado no honra los principios que dice defender: fue una de las firmantes del Decreto Carmona, emitido en Caracas por el golpista Pedro Carmona (llamado posteriormente Pedro el Breve, debido a la corta duración de su aventura) en medio de aquella asonada que fue frustrada por una impresionante movilización popular, conocedora de la democracia real y concreta. Es bueno apuntar también que la señora Machado fue recibida con honores por el gran benefactor de la humanidad, George W.Bush, en el Salón Oval de la Casa Blanca, como reconocimiento a sus méritos en la promoción de los principios e intereses del imperio. Junto a Alejandro Peña Esclusa, de Unoamérica, trabajó afanosamente en la reciente campaña electoral salvadoreña en favor del partido ARENA, fundado y coordinado por genocidas y paramilitares.
Momento oportuno
A pocos meses de las elecciones, Súmate aparece públicamente en Bolivia como una continuación previsible de otras apuestas anteriores (con instituciones como Human Rights Foundation o Unoamérica). Todas hacen parte de la descomunal maniobra de pinza alentada por el Departamento de Estado norteamericano para poner freno a los incipientes procesos emancipatorios en América Latina. Como indica la investigadora Eva Golinger “Para preservar sus intereses, los grandes capitalistas necesitan estructuras que les permitan pensar las futuras estrategias de expansión del capital. Las fundaciones, los think tank, los institutos financiados por las multinacionales, son los lugares de encuentro para elaborar visiones comunes y una cooperación entre varios sectores del poder...”.
En Bolivia, superados parcialmente los intentos de golpe y la acometida terrorista, se lanzó ya la carrera electoral; grupos de derecha, bloques de poder regionales y élites empresariales exhiben atropelladamente a sus impresentables candidatos e insisten en la constitución de un frente común opositor a Evo Morales. Sin embargo, más allá de fórmulas partidistas, ese frente existe hace rato y opera incansablemente desde los grandes medios de comunicación (en realidad, medios de intoxicación masiva). Junto a proyectos como Súmate, componen la ofensiva de control ideológico, generación de matrices de opinión y construcción de sentidos hegemónicos que son eslabones del sistema de dominación múltiple, un reto que el pueblo no puede enfrentar exclusivamente en las calles o las contiendas electorales.
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