Las resistencias han logrado que se dicten leyes que prohiben la minería./ Entrevista a Maristella Svampa de Ecología Política de CLACSO - Argentina


Mariátegui
20/09/09


Maristella Svampa es licenciada en Filosofía por la Universidad Nacional de Córdoba de Argentina, doctora en Sociología por la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales (EHESS) de París e integrante del Grupo de Trabajo de Ecología Política de CLACSO (Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales). Ella estuvo en Lima por el Seminario Internacional, Luchas por el Territorio. Minería, Amazonía y Ecologismo Popular. Mariátegui. La revista de las ideas, la entrevistó antes que inicie su exposición.

- ¿Cuál es al situación de las mineras en la Argentina y cómo estas afectan al medio ambiente?
- En Argentina es poco conocido el tema de la minería, en su nueva modalidad, que es la minería a cielo abierto, es una minería que se realiza con sustancias químicas. Porque efectivamente, Argentina a diferencia de Perú y Chile no tiene una tradición minera, en ese sentido digo que Argentina es un país agrario y cuando uno habla del modelo soyero, lo puede insertar en una suerte de continuidad imaginaria. En cambio respecto al modelo minero no, porque no hay una imagen acerca de que el modelo minero se haya desarrollado en alguna otra época. En todo caso, no ha habido una economía minera a gran escala. Lo que sucede, es que la expansión del modelo extractivista es general, que abarca toda la región: Guatemala, Ecuador, Perú, Chile, Argentina y en los años noventa como en otros países de América Latina, se reformaron las leyes mineras, partir del año 1993. Se adecuaron las leyes mineras, se hizo una reforma a la Constitución para poder abrir paso a la privatización de los recursos ya también a lo que de alguna manera caracteriza a la Argentina, que es la provincialización de los recursos naturales. Esta nueva legislación tiene grandes similitudes a las que se aplicó en Perú, Ecuador y Chile, que beneficia de manera escandalosa a las grandes corporaciones al tiempo que autoexcluye al Estado de la explotación de estos recursos. Si bien el modelo minero -uno pudiera decir que- juega un rol subalterno en relación al modelo soyero en Argentina, tiene una gran envergadura, porque abarca la mitad del país, 12 provincias de manera directa, 15 de manera indirecta, si tenemos en cuenta cuales son los puertos por donde partirían los minerales. Son 12 provincias que se encuentran en la región cordillerana, pre cordillerana y zonas montañosas.

Nosotros distinguimos cuatro regiones fundamentales, lo que llamamos el núcleo duro del modelo minero que abarca las provincias de Catamarca, La Rioja y San Juan, que fueron las provincias poneras y cuyos gobernadores en los años noventa fueron los que impulsaron las reformas legislativas, para posibilitar la entrada al nuevo modelo minero. En la provincia de Catamarca se ubica la primera mina a cielo abierto de la empresa La Lumbrera, que se instaló en Argentina en 1997, que hoy es severamente cuestionada y que está procesada por la Justicia Federal por graves delitos ambientales. Luego hay un primer círculo que es ocupado por las provincias del noroeste como Salta, Jujuy, Santiago del Estero, Tucumán donde -a excepción de Tucumán- hay una gran cantidad de proyectos mineros en exploración, no todavía en proceso de explotación. En muchas provincias encontramos poblaciones sumamente movilizadas a raíz del efecto La Lumbrera, de las grandes consecuencias sociambientales generadas por el funcionamiento de esta minera. Hay una tercera región, que es la Patagónica y abarca cuatro provincias argentinas, tiene su núcleo duro que es la provincia de Santa Cruz, cuenta con muchos emprendimientos mineros a cielo abierto. Pero en el resto de la Patagonia ha habido claras resistencias a la minería. Existen leyes que han sancionado y prohiben la minería a cielo abierto con estas caracaterísticas. Y luego existen en cuarto lugar, varias provincias que uno puede decir se encuentran entre las más ricas del país como Córdoba o Mendoza, en donde el modelo minero no pasó, en el sentido de que las resistencias han logrado que se dicten leyes que prohiben la minería en sus respectivas provincias.

- ¿Cómo está el proceso de resistencias?
- Es un panorama muy heterogeneo el de la Argentina con grandes asimetrías, donde encontramos provincias en las cuales está en pleno desarrollo el modelo minero y existen resistencias que son silenciadas, que tienen como respuesta por parte del Estado, procesos de judicialización, el hostigamiento, la censura y por otro lado, provincias que tienen un mayor nivel de diversificación económica, donde hay leyes que prohiben la minería a cielo abierto. Es importante destacar que el proceso de resistencia es relevante en Argentina, las mineras no se esperaban tales niveles de resistencia. La modalidad organizativa que se ha elegido en Argentina es la forma de Asamblea. Es importante destacarlo, porque marca como una diferencia respecto de otras modalidades organizativas en América Latina donde las afectadas son las comunidades campesino-indígenas, en Argentina son pequeñas y medianas localidades urbanas que han elegido organizarse como asambleas de autoconvocados, que son multisectoriales con un predominio bastante importante de las clases medias y activistas, muchos de ellos: maestros, comerciantes, productores, profesionales, que son los encargados de desarrollar o construir una suerte de saber experto independiente, para contraponer a la publicidad o el discurso de las mineras.

- ¿De qué manera las mineras intentan imponer su discurso?
- Una de las cosas más importantes en subrayar es que la Argentina, no es un país que ha tenido una economía minera a gran escala, en cambio hay una producción sociodiscursiva mayor, por parte de las empresas que buscan legitimar el modelo minero ante las resistencias importantes que hay en la población. Entonces, una de las características es que buscan esa legitimación a través de las universidades públicas, firmando convenios o inclusive en el caso de La Lumbrera, por existencia de una ley, que digamos ha sobrevivido a todos los cambios políticos y económicos que ha habido en el país, desde los años cincuenta hasta hoy. Distribución de fondos por parte de La Lumbrera a las universidades públicas. Es decir, la minería necesita unarse un linaje, unar mitos de origen, que la legitimen como tal, que tornen deseable el devenir minero de la Argentina, algo que no es evidente y que cuenta con una resistencia de las poblaciones.

- ¿Qué papel cumplen las Asambleas Multisectoriales en la resistencia contra las mineras?
- Las Asambleas Multisectoriales que hay en la Argentina se desarrollan en pequeñas y medianas localidades de diferentes provincias, son unas 70. Y están nucleadas en la Unión de Asambleas Ciudadanas, que es el espacio que articula y que favorece además el intercambio y el conocimiento entre las mismas. Ese es el nivel más alto de coordinación, como nivel intermedio tienes a las asambleas regionales, (son multisectoriales y pluriclasistas) en este sentido quiero decir que hay, desde militantes ambientalistas, que son los pobladores, productores que ven amenazada su actividad, maestras, mujeres. No se autodefinen como campesinos sino como productores o agricultores. Hay profesionales, comerciantes es una variedad muy interesante, porque en definitiva uno encuentra, que muchos de ellos se han politizado a raíz que ven amenazado sus condiciones de vida, su territorio, han atravesado un proceso de politización rápida y radical. Vienen con reclamos puntuales pero rápidamente van incorporando nuevas demandas a sus plataformas discursiva y representativa. Y aquello que al principio era comprendido en términos particulares, luego lo es desde una óptica más general y con un lenguaje en el cual se enfatiza la territorialidad. Por ejemplo, la noción de bienes comunes sobre la noción de soberanía alimentaria. Entonces es un proceso muy importante. Por otro lado, inclusive se definen como ambientalistas casi como una sonrisa y muchos de ellos sostienen nosotros: somos ambientalistas por obligación no por opción. Y han tenido que incorporar nociones, conocimientos e información.

Hay que tener en cuenta que cuando las mineras llegan no suministran información. Por lo general, la gente al principio los esperaba -no digo de manera exultante-, pero con cierta expectativa de progreso y crecimiento económico. Luego cuando la gente mientras más se va informando, más se va indignando. Va incorporando muchos conocimientos e información. En Argentina hay una red inmensa que pasa por el espacio virtual, que implica mucho intercambio de información. Los más grandes conocedores de cuál es la dinámica del devenir minero, ese que no queremos para la Argentina, los que están más al tanto de como van los procesos de exploración, de si ha sido aprobado o no el informe de impacto ambiental, de cuál es la empresa transnacional que ha estado detrás de esto, son los asambleistas, que están todo el tiempo al pie del cañon, buscando información y generando conocimiento crítico.

- ¿Qué balance tiene de la política de medio ambiente de los gobiernos de los Kirchner?
- Refleja una clara continuidad con la política de los años noventa de Carlos Menem, que fue quien implementó este modelo. Más aún diría, en el caso de Kirchner, el 2002 firmó el Plan Minero y le dio un carácter de objetivo-estratégico. Y en el caso de Cristina de Kirchner, el 2008 vetó la Ley de Protección de los Glaciales, que había sido sancionada de manera unánime por la Cámara de Diputados. Detrás del veto a esta ley, estaba la presión de los gobernadores mineros y por supuesto, la presión de la Barrick Gold, que es la compañía que realizará un emprendimiento de grandes proporciones que es el de Pascual Lama, que implica Chile-Argentina. Es decir, hay una continuidad muy clara y también una impronta neodesarrollista, que muestra un modelo excluyente, pero a través de un lenguaje sofisticado, elaborado en torno a nociones como la de minería socialmente responsable, responsabilidad social empresarial, desarrollo sustentable y gobernanza. El término de gobernanza está como más implícito, las otras son nociones claves que articulan esta narrativa del desarrollo del plan de las empresas y del lado replicante del Estado. Hay una continuidad entonces en política de Estado, en las cuales el Estado no es sólo cómplice sino que es socio activo.

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