Perú: ¿Qué Congresó validó Concordato con el Estado Vaticano?


Herbert Mujica Rojas / Mariátegui
06/09/09


“El convenio con la Iglesia Católica es de Estado a Estado, es decir, el Estado del Perú con la Santa Sede. Las otras confesiones religiosas no tienen una representación así”, dijo en declaraciones a Andina
http://www.andina.com.pe/Espanol/Noticia.aspx?id=mQ6xZwQtenk=## monseñor Luis Bambarén refiriéndose al Concordato, tratado internacional firmado en las agonías del gobierno militar de Francisco Morales Bermúdez y entre gallos y medianoche, no publicado en El Peruano y negado durante largos lustros. Pertinente y directa la pregunta al manifestante: ¿qué Congreso, como lo preceptúa la Constitución -que está por encima de cualquier iglesia-, validó el Concordato aquél?

Así como ha tenido la bondad cristiana monseñor Bambarén de solicitar mucha rigurosidad al Congreso durante el próximo debate de la “Ley de igualdad religiosa” para evitar que incluya “en el mismo saco” a confesiones serias y honestas con grupos surgidos para beneficiarse de los “diezmos de los feligreses”, también, debería informar al país, por la sanidad del propio catolicismo y la feligresía menguante cada vez más, ¿cuándo, con qué representación parlamentaria, qué ley y en qué número de El Peruano, diario oficial, está la sanción legal que exige la Carta Magna respecto de esta naturaleza de Tratados? No parece que pedirle tal precisión, conocimiento del cual el Perú entero, carece, sea mucho pedir.

Para quienes aún no saben en qué consiste la pomposa ley de igualdad religiosa ésta se traduce transparentemente en que otras feligresías, aparte de la católica, quieren los mismos privilegios, exenciones tributarias, sueldos de buen calibre, patrimonio libre de impuestos de cualquier especie y regímenes excepcionales de que es beneficiaria la Iglesia Católica y su aparato institucional. En tiempos de la comunicación ya es imposible negar que todo esto existe, por tanto, hay que vivir de la cansada ubre del Estado, aunque ésta no alcance para el resto de mortales que viven con el equivalente de un dólar al día. ¿Qué importa no?

Ha dicho con inefable expresión monseñor Bambarén que han surgido grupos que sólo aspiran con beneficiarse de los “diezmos de los feligreses”. ¿Y qué es lo único que ha hecho la Iglesia Católica durante cientos de años desde que llegó, en el trío de la expoliación que se llamó románticamente conquista, Hernando de Luque?

Para ser ecuánimes digamos que no le falta alguna razón a Bambarén. Por ejemplo la acción letal de las sectas tiene a mal traer la imagen de ciertas religiones. Pare de sufrir está vinculada a escándalos y denuncias en Brasil aunque su abogado, Pflucker, que también lo es de otra secta, el sodalicio de vida cristiana y defensor de violadores de niños, diga que todas son sospechas e infundios, no obstante de lo cual, la estridencia vergonzosa del asunto no ha podido ser del todo disimulada.
¿Qué vinculación hay entre algunas sectas con patrimonios gigantescos, bienes inmuebles, cementerios, universidades, y el lavado de dinero? De eso casi no se habla en Perú aunque todos son testigos que algo raro está ocurriendo allende y aquende.

La sociedad es muda, silenciosa, cómplice, tarada, y no reacciona. Muchas sectas ganan adeptos en forma acelerada y los candidatos a curas y monjas disminuyen, según cuenta la misma Iglesia Católica, en forma más que desesperante. ¿Por causa de qué, al revés, las sectas robustecen sus accionares?

Es imprescindible que se sepa las generales de ley que validaron en el Congreso del Perú el concordato tratado con el Estado Vaticano y que otorga facilidades de múltiple y desigual índole a una agrupación religiosa con exclusión de todas las demás. De no cumplirse con lo que manda la Constitución entonces el Concordato merece su trámite natural y ¡directo a la basura! Y a cobrar todo lo ilegalmente percibido y el Estado, el pueblo, debe reivindicar cuanto le fue abusivamente arrebatado vía un convenio huérfano de validez. Muchos recintos debían convertirse en hospitales y universidades o cuarteles y tambos de alimentos en prevención de invasiones militares.

No extrañaría que algún estúpido nos replicase que por tratarse de la Iglesia Católica, ésta está exceptuada del cumplimiento de la ley, como si está obligada la masa ciudadana que conforman 28 millones de habitantes.

¡Atentos a la historia, las tribunas aplauden lo que suena bien!

¡Ataquemos al poder, el gobierno lo tiene cualquiera!

¡Rompamos el pacto infame y tácito de hablar a media voz!

¡Sólo el talento salvará al Perú!


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