Níkolas Stolpkin / Mariátegui
Foto: Associated Press
09/01/10
Ahora podría estar aclarándose un poco más el panorama. La decisión de Marco Enríquez-Ominami (ME-O), candidato presidencial en la primera vuelta, de crear un nuevo partido despeja en algo lo que se venía acumulando.
Y es que había cierta duda sobre este candidato: o se trataba de una estrategia de la Concertación o se trataba más bien del nacimiento de una nueva fuerza política en el país. Y al parecer lo segundo es lo que está sucediendo.
La primera señal fuerte de Marco Enríquez-Ominami, luego de haber sacado en primera vuelta un 20,13% [1] (1.396.655 de votos), de no “endosar” sus votos a ningún candidato para ser utilizados en segunda vuelta, haría presagiar lo que de algún modo se habría de despejar más adelante. El haber entregado inmediatamente su apoyo al candidato de la Concertación, Eduardo Frei, que te todas formas no sucedió, lo habría situado en una posición que hubiese apuntado a su candidatura como una estrategia planificada favorable a la Concertación. De haber sido así, las ventajas que hoy podría tener la Concertación para ganar las elecciones, serían hoy mucho mayor.
Pero hoy esas ventajas de la Concertación se ven mucho más disminuidas después del anuncio del ME-O de formar un nuevo partido político. Si Marco Enríquez-Ominami no hubiese movido un solo dedo después de haber presentado la primera señal fuerte de no “endosar” sus votos, hoy quizá las ventajas de la Concertación hubiesen sido mucho más favorables aún cuando ME-O diera anteriormente muestras de no estar con ninguno.
Ahora todo habrá de depender de la estrategia propagandística que utilice la Derecha de ahora en adelante y el rol que cumpla los Medios de Difusión Masiva con respecto a la cobertura que se le podría dar a Marco Enríquez-Ominami con respecto a este nacimiento de la nueva fuerza política. Este segundo punto que acabo de señalar podría ser la clave en una futura victoria de la Derecha. Los instrumentos para llevarlo a cabo están a favor de la Derecha (canales de televisión: Megavisión y Chilevisión, principalmente; prensa escrita: el Mercurio y sus crios).
Tal como van las cosas sería muy difícil que Marco Enríquez-Ominami ahora diera su apoyo a la candidatura de Eduardo Frei. Por lo que se podría vaticinar un posible triunfo de la Derecha. Pero en cuestiones de política nada está escrito, todo puede pasar. Incluso se podría presagiar que una Derecha con las aguas tranquilas podría estar preparando una ofensiva propagandística dura a últimos días de finalizar la propaganda política, en contra de la candidatura de Eduardo Frei, que podría significar el tiro de gracia para hundir más profundamente las pretensiones presidenciales de la Concertación.
Y Eduardo Frei Ruiz-Tagle sí que tiene las de perder: fue este mismo señor que estuvo en su momento a favor del Golpe Militar de 1973 y quien aportó descaradamente dinero a la Junta Militar; bajo la Dictadura Militar también tuvo la oportunidad de profundizar aún más su riqueza y fortuna; en su gobierno (1994-2000) se dedicó sin ninguna vergüenza a privatizar servicios como la telefonía, empresas sanitarias (privatización del agua), empresas portuarias del Estado, cerrando minas de carbón estatales, privatizando aún más CODELCO, disminuyendo significativamente el pago de impuestos de las empresas privadas; y fue este mismo señor que bajo su gobierno junto con el actual secretario general de la OEA, Miguel Insulza, otrora canciller del gobierno de Eduardo Frei, salvaron al ex Dictador Augusto Pinochet de ser juzgado en el extranjero; y fue este mismo señor que se encargó de despejar el camino para la construcción de la represa Ralco a favor de los intereses capitalistas españoles. O sea, este señor dizque “progresista”, que está “a favor de los intereses de la clase media y desposeída”, no ha hecho más que beneficiar en su vida los intereses capitalistas internacionales y sus propios bolsillos en Dictadura.
El triunfo de la Derecha, por tanto, está más cerca que nunca. Un futuro triunfo de la Derecha significará el aumento significativo e inevitable de las contradicciones. A su vez podría significar el fortalecimiento de una izquierda revolucionaria que hasta ahora se encuentra muy dividida. Y como broche de oro: un triunfo de la Derecha significará al mismo tiempo el ocaso categórico de forma progresiva de la Concertación.
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