Ileana Gólcher / Panamá Profundo - Mariátegui
09/01/10
Este artículo surge luego de escuchar la conferencia Muros entre los Hombres, impartida por la Dra. Alexandra Novoseloff, politóloga e investigadora del Centro Tucídides de la Universidad de París- Panteón - Assas, y Frank Neisse, de la Secretaría General del Consulado de la Unión Europea. Ambos son autores del libro del mismo nombre, publicado en el 2007.
También pudimos apreciar la impactante exposición fotográfica que denuncia que aún existen ocho muros construidos bajo distintas excusas, miedos e intolerancias: El muro entre México y Estados Unidos; el cerco de alambre de púas alrededor de los enclaves españoles de Melilla y Ceuta en Marruecos; el cerco electrificado a lo largo de la línea de control entre Pakistán e India; el muro de separación entre israelíes y palestinos; la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur; la línea verde que divide la isla de Chipre; las líneas de la paz en Irlanda del Norte y el Berm, un muro de arena que cruza el oeste del Sahara de norte a sur. Son aproximadamente 17,000 kilómetros que advierten de que los países “democráticos” aún no han logrado la mejor distribución de la riqueza y que aún persiste el hambre y la intolerancia política entre sus vecinos.
La actividad fue auspiciada por la Universidad Latina de Panamá, el Instituto para la Consolidación de la Democracia , la Embajada de Francia en Panamá y la Alianza Francesa.
Los muros entre los hombres es el resultado de una tesis doctoral de la Universidad de París elaborada con alta rigurosidad científica por la Dra. Novoseloff. La investigación demoró aproximadamente tres años y permitió a sus autores profundizar en los contextos sociopolíticos que sustentan cada línea divisoria. La riqueza de la información bien merece que se coloque en el sitio web de alguna de las entidades que auspiciaron la actividad.
A 20 años de la caída del muro de Berlín, hoy día nos enfrentamos a otros muros más evidentes. Mientras usted lee este artículo, miles de personas alrededor del mundo tratan de atravesar esos muros a riesgo de morir en el intento.
En Panamá tuvimos como resultado de la presencia del enclave militar de los Estados Unidos, cercas con letreros de “No traspassing” que nos humillaron por décadas; también vivimos los muros del “gold roll” y “silver roll” que nos dividieron injustamente. Éramos extranjeros en nuestra propia patria.
Los muros son sinónimos de protección y ante la violencia que nos amenaza son necesarios y cumplen una finalidad. Siguen vigentes pese a disposiciones constitucionales. Enumero los que me resultan más inadmisibles:
El primer muro es el que proviene de la pobreza y la ignorancia que ubica a Panamá en un sitio aún cuestionable en desarrollo humano. El muro es más complejo en las comarcas indígenas: ciudadanos que viven en las peores condiciones de marginalidad y segregación. Pese a la Red de Oportunidades, familias enteras migran en busca de mejores salarios y el futuro se le restringe a la niñez al suspenderle sus clases y promediarles sus calificaciones con tan sólo tres bimestres. Seguirán siendo los pobres vitalicios.
Se construyen muros en las playas, una nueva versión del “silver roll” y “gold roll”, en total desacato al artículo 258 de la Constitución Política , que indica que estos bienes son de aprovechamiento libre y común.
Existe otro muro en la avenida Dr. Arnulfo Arias Madrid en el corregimiento de Ancón, que impide que nos desplacemos sin “el permiso” de una poderosa empresa portuaria que se apoderó del derecho de circulación. “¡No traspase¡”, dice el letrero.
Hay instalaciones turísticas lujosas exclusivas para extranjeros en los que no se puede ingresar. Así me lo informó el oficial de una garita de un hotel que anuncia que su playa es la más bonita de la ciudad. Estas son “las nuevas cercas de Panamá”, le respondí, y me retiré humillada.
Tal como concluyó la expositora Novoseloff, “los muros son muestras tangibles de tensión en nuestro mundo globalizado; son testimonio de una actualidad internacional candente, así como de confusos conflictos estancados. Aparecen cada vez que la civilización no ha pensado verse, encontrarse y comprometerse con el otro”.
Ileana Gólcher es docente e investigadora social.
igolcher@gmail.com
09/01/10
Este artículo surge luego de escuchar la conferencia Muros entre los Hombres, impartida por la Dra. Alexandra Novoseloff, politóloga e investigadora del Centro Tucídides de la Universidad de París- Panteón - Assas, y Frank Neisse, de la Secretaría General del Consulado de la Unión Europea. Ambos son autores del libro del mismo nombre, publicado en el 2007.
También pudimos apreciar la impactante exposición fotográfica que denuncia que aún existen ocho muros construidos bajo distintas excusas, miedos e intolerancias: El muro entre México y Estados Unidos; el cerco de alambre de púas alrededor de los enclaves españoles de Melilla y Ceuta en Marruecos; el cerco electrificado a lo largo de la línea de control entre Pakistán e India; el muro de separación entre israelíes y palestinos; la zona desmilitarizada entre Corea del Norte y Corea del Sur; la línea verde que divide la isla de Chipre; las líneas de la paz en Irlanda del Norte y el Berm, un muro de arena que cruza el oeste del Sahara de norte a sur. Son aproximadamente 17,000 kilómetros que advierten de que los países “democráticos” aún no han logrado la mejor distribución de la riqueza y que aún persiste el hambre y la intolerancia política entre sus vecinos.
La actividad fue auspiciada por la Universidad Latina de Panamá, el Instituto para la Consolidación de la Democracia , la Embajada de Francia en Panamá y la Alianza Francesa.
Los muros entre los hombres es el resultado de una tesis doctoral de la Universidad de París elaborada con alta rigurosidad científica por la Dra. Novoseloff. La investigación demoró aproximadamente tres años y permitió a sus autores profundizar en los contextos sociopolíticos que sustentan cada línea divisoria. La riqueza de la información bien merece que se coloque en el sitio web de alguna de las entidades que auspiciaron la actividad.
A 20 años de la caída del muro de Berlín, hoy día nos enfrentamos a otros muros más evidentes. Mientras usted lee este artículo, miles de personas alrededor del mundo tratan de atravesar esos muros a riesgo de morir en el intento.
En Panamá tuvimos como resultado de la presencia del enclave militar de los Estados Unidos, cercas con letreros de “No traspassing” que nos humillaron por décadas; también vivimos los muros del “gold roll” y “silver roll” que nos dividieron injustamente. Éramos extranjeros en nuestra propia patria.
Los muros son sinónimos de protección y ante la violencia que nos amenaza son necesarios y cumplen una finalidad. Siguen vigentes pese a disposiciones constitucionales. Enumero los que me resultan más inadmisibles:
El primer muro es el que proviene de la pobreza y la ignorancia que ubica a Panamá en un sitio aún cuestionable en desarrollo humano. El muro es más complejo en las comarcas indígenas: ciudadanos que viven en las peores condiciones de marginalidad y segregación. Pese a la Red de Oportunidades, familias enteras migran en busca de mejores salarios y el futuro se le restringe a la niñez al suspenderle sus clases y promediarles sus calificaciones con tan sólo tres bimestres. Seguirán siendo los pobres vitalicios.
Se construyen muros en las playas, una nueva versión del “silver roll” y “gold roll”, en total desacato al artículo 258 de la Constitución Política , que indica que estos bienes son de aprovechamiento libre y común.
Existe otro muro en la avenida Dr. Arnulfo Arias Madrid en el corregimiento de Ancón, que impide que nos desplacemos sin “el permiso” de una poderosa empresa portuaria que se apoderó del derecho de circulación. “¡No traspase¡”, dice el letrero.
Hay instalaciones turísticas lujosas exclusivas para extranjeros en los que no se puede ingresar. Así me lo informó el oficial de una garita de un hotel que anuncia que su playa es la más bonita de la ciudad. Estas son “las nuevas cercas de Panamá”, le respondí, y me retiré humillada.
Tal como concluyó la expositora Novoseloff, “los muros son muestras tangibles de tensión en nuestro mundo globalizado; son testimonio de una actualidad internacional candente, así como de confusos conflictos estancados. Aparecen cada vez que la civilización no ha pensado verse, encontrarse y comprometerse con el otro”.
Ileana Gólcher es docente e investigadora social.
igolcher@gmail.com
Comentarios