Eduardo Arce / EA - Mariátegui
Foto: Reuters
09/01/10
El escenario político de Paraguay está cruzado en forma recurrente por las intenciones manifiestas de la oposición al Gobierno del presidente Fernando Lugo de impulsar un juicio político para sacarlo del poder.
Desde el mismo inicio de su gobierno, Lugo denunció la existencia de “sectores vinculados a quienes no quieren perder los privilegios que tuvieron durante más de 60 años”, refiriéndose claramente al Partido Colorado.
La semana que pasó volvió a asegurar que “especuladores políticos y los que gozan de groseros privilegios” buscan destituirle para “frenar el proceso de reformas que hemos impulsado en el funcionamiento del Estado”.
El escándalo que generó la aparición de tres mujeres que le reclamaban la paternidad de sus respectivos hijos, uno de los cuales fue reconocido y un supuesto negociado con la compra de 22.000 hectáreas que serían objeto de la reforma agraria, eran los argumentos que llevarían al Juicio Político.
A éstos, se sumarían posteriormente el secuestro, en octubre, del ganadero Fidel Zavala, presuntamente por parte de un grupo guerrillero de izquierda, el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), y la supuesta “incitación a la lucha de clases” por parte de Lugo.
Sin embargo, el verdadero motivo es que la burguesía no le tiene confianza. Lugo encabeza un gobierno burgués pero anormal: si bien es ferviente partidario del sistema capitalista y sus planes y sus políticas económicas son de la más rancia ortodoxia liberal, así como las medidas que aplica, tiene en su seno a sectores de izquierda y el apoyo de amplios sectores del movimiento de masas organizado, sobre todo de su dirigencia.
Esto le genera desconfianza de la burguesía pero le permite frenar las luchas populares o desviarlas. Como tiene el apoyo de la mayoría de las direcciones de las organizaciones sociales, éstas no salen a luchar por sus reivindicaciones más sentidas o si lo hacen, las exigencias y las denuncias apuntan hacia otro destinatario, no hacia Lugo, en particular y a veces ni siquiera hacia el gobierno en general.
El caso más claro es la movilización de fines de noviembre por el Presupuesto General de Gastos. Lugo ya lo había enviado recortado al Parlamento en julio, pero las organizaciones nucleadas en el Espacio de Unidad Popular (EUP), no exigieron a Lugo que reponga los recortes, sino al Parlamento que no recortara (aún más).
Agresiva campaña
En los últimos meses de este año arreció la agresiva campaña de amenazas públicas de juicio político.
El Partido Colorado decidió por unanimidad en una Convención Extraordinaria apoyar un eventual juicio político. Sin embargo, un sector de ese partido liderado por el ex vicepresidente Luis Castiglioni, no está muy seguro de querer “patear el tablero”. Según las encuestas, es el mejor ubicado tanto para las elecciones internas coloradas como para las nacionales previstas para 2013. Se juega, además, a aparecer como “el creíble” para un amplio sector de la burguesía de quien quiere el apoyo.
El PRLA, integrante de la coalición que llevó al poder a Lugo, también afronta una división en este tema. La mayoría no sólo apoya al gobierno sino que lo integra y tiene varios ministerios y muchísimos “correligionarios” en cargos públicos, pero tiene en su seno sectores que, aunque minoritarios, apoyan la salida de Lugo vía juicio político: el sector del vicepresidente Federico Franco y el del senador ultra liberal Jaeggli.
Según este parlamentario, “hay un grupo de senadores, incluso yo mismo, que estarían propiciando el juicio político ya que no se están dando las promesas y los cambios que el Partido Liberal se comprometió a hacer”.
Franco, por su parte, no sólo no ve con malos ojos esa posibilidad sino que le gusta la idea pues ya se ve sentado en el sillón presidencial. Según la Constitución paraguaya, es él, y no otro, quien deberá finalizar el mandato presidencial en 2013. “Nunca estuve en contra del juicio político y sería un ingenuo o un eunuco, políticamente hablando, si no dijera que estoy preparado para asumir la presidencia”, dijo a la prensa.
Desde luego, las relaciones entre Lugo y su vicepresidente nunca fueron buenas. Recientemente Franco al presidente de “incumplimiento de las promesas electorales” por lo que “cometió traición” y reafirmó su ambición de asumir la presidencia.
A la campaña se sumaron también otros partidos como el derechista Patria Querida y la fascistoide Unión Nacional de Ciudadanos Éticos.
El enjuiciamiento divide aguas
En el sector empresarial también hay división en cuanto a este tema. El influyente sector ganadero no quiere el juicio político. “Se debe mantener la institucionalidad, Lugo debe cumplir su mandato pero hay que rectificar rumbos”, reclamó el presidente de la Asociación Rural del Paraguay, Juan Néstor Núñez.
Entre tanto, un grupo de presidentes de gremios empresariales, reunido con el Jefe de Estado, se mostró en contra de un quiebre institucional y le pidió el fin de las rencillas internas del gobierno pues “genera inestabilidad institucional y ahuyenta las inversiones”
No obstante, existe un sector de la burguesía enriquecida a través de los negocios con el Estado durante los 60 años de gobierno del Partido Colorado, que es el que pretende volver a la situación anterior. Esto son quienes apoyarían un juicio político.
Los voceros de este grupo son los propietarios de los medios de comunicación radial, escrito y televisivo
Pocas probabilidades
La intensa y agresiva campaña en los medios de comunicación con respecto al juicio político generan la sensación de su inminencia. Sin embargo, esa no es la realidad.
En primer lugar, no existen actualmente los votos necesarios en la Cámara de Diputados para que se inicie el juicio. Es, además, muy poco probable que llegue a existir la mayoría de dos tercios en ambas cámaras para que ello ocurra.
Pero en realidad, al Partido Colorado no le conviene esta salida política pues será el liberal Federico Franco, y no otro, quien gobierne hasta 2013. El Partido Colorado quiere volver al poder para manejar el Estado como lo hizo durante esos nefastos 61 años: robos directos, meganegociados, supercoimas, sobrefacturaciones etc.
En cuanto al PLRA, es sólo una corriente minoritaria, la de Federico Franco, y el senador Jaeggli, quienes apoyan la posibilidad del juicio. Los sectores que conforman la mayoría y que apoyan a Lugo, tienen muchos cargos en el Estado que defender.
La burguesía, en su conjunto, prefiere aguas quietas y no las turbulencias que generaría una presunta destitución del Jefe de Estado. Lo que exige es “seguridad jurídica” es decir, que las leyes les aseguren sus ganancias y les garanticen la paz social, nada de huelgas, ocupaciones ni manifestaciones.
Pide también que el brazo armado de la burguesía -la Policía y las Fuerzas Armadas-, actúe como tal reprimiendo a los “revoltosos”.
No obstante el sector empresarial más ligado al Partido Colorado y a la corrupción, forma parte del coro polifónico en pos del juicio.
Finalmente, el imperialismo dio muestras inequívocas de apoyo al gobierno. El Cuerpo Diplomático fue claro en el Palacio de López el día del saludo protocolar por fin de año mientras que Barack Obama envió al subsecretario de Estado para América Latina, Arturo Valenzuela y al general Douglas Fraser, jefe del Comando Sur del ejército norteamericano, para expresar el apoyo a este gobierno que aún le sigue siendo útil.
Definitivamente, las probabilidades son pocas, muy pocas.
¿Por qué tanto barullo entonces?
Aunque sepa que las probabilidades del juicio político son mínimas, la burguesía continúa con el jaque pues le sirve para obtener beneficios económicos que, de hecho, obtiene sin mayores reparos.
Al gobierno y a la izquierda luguista también les es muy útil pues como Lugo no tiene mucho que presentar a nivel social, sino sólo campaña asistencialistas, logra cerrar filas detrás de sí con el cuco del inminente golpe “tipo Honduras” del “golpe gorila que pretende liquidar el proceso de cambios”.
Con este cuento logran frenar las luchas porque “no es el momento de reclamar ni de exigir. Es el momento de defender al gobierno porque o se está con Lugo o se es golpista”, dicen.
Foto: Reuters
09/01/10
El escenario político de Paraguay está cruzado en forma recurrente por las intenciones manifiestas de la oposición al Gobierno del presidente Fernando Lugo de impulsar un juicio político para sacarlo del poder.
Desde el mismo inicio de su gobierno, Lugo denunció la existencia de “sectores vinculados a quienes no quieren perder los privilegios que tuvieron durante más de 60 años”, refiriéndose claramente al Partido Colorado.
La semana que pasó volvió a asegurar que “especuladores políticos y los que gozan de groseros privilegios” buscan destituirle para “frenar el proceso de reformas que hemos impulsado en el funcionamiento del Estado”.
El escándalo que generó la aparición de tres mujeres que le reclamaban la paternidad de sus respectivos hijos, uno de los cuales fue reconocido y un supuesto negociado con la compra de 22.000 hectáreas que serían objeto de la reforma agraria, eran los argumentos que llevarían al Juicio Político.
A éstos, se sumarían posteriormente el secuestro, en octubre, del ganadero Fidel Zavala, presuntamente por parte de un grupo guerrillero de izquierda, el Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), y la supuesta “incitación a la lucha de clases” por parte de Lugo.
Sin embargo, el verdadero motivo es que la burguesía no le tiene confianza. Lugo encabeza un gobierno burgués pero anormal: si bien es ferviente partidario del sistema capitalista y sus planes y sus políticas económicas son de la más rancia ortodoxia liberal, así como las medidas que aplica, tiene en su seno a sectores de izquierda y el apoyo de amplios sectores del movimiento de masas organizado, sobre todo de su dirigencia.
Esto le genera desconfianza de la burguesía pero le permite frenar las luchas populares o desviarlas. Como tiene el apoyo de la mayoría de las direcciones de las organizaciones sociales, éstas no salen a luchar por sus reivindicaciones más sentidas o si lo hacen, las exigencias y las denuncias apuntan hacia otro destinatario, no hacia Lugo, en particular y a veces ni siquiera hacia el gobierno en general.
El caso más claro es la movilización de fines de noviembre por el Presupuesto General de Gastos. Lugo ya lo había enviado recortado al Parlamento en julio, pero las organizaciones nucleadas en el Espacio de Unidad Popular (EUP), no exigieron a Lugo que reponga los recortes, sino al Parlamento que no recortara (aún más).
Agresiva campaña
En los últimos meses de este año arreció la agresiva campaña de amenazas públicas de juicio político.
El Partido Colorado decidió por unanimidad en una Convención Extraordinaria apoyar un eventual juicio político. Sin embargo, un sector de ese partido liderado por el ex vicepresidente Luis Castiglioni, no está muy seguro de querer “patear el tablero”. Según las encuestas, es el mejor ubicado tanto para las elecciones internas coloradas como para las nacionales previstas para 2013. Se juega, además, a aparecer como “el creíble” para un amplio sector de la burguesía de quien quiere el apoyo.
El PRLA, integrante de la coalición que llevó al poder a Lugo, también afronta una división en este tema. La mayoría no sólo apoya al gobierno sino que lo integra y tiene varios ministerios y muchísimos “correligionarios” en cargos públicos, pero tiene en su seno sectores que, aunque minoritarios, apoyan la salida de Lugo vía juicio político: el sector del vicepresidente Federico Franco y el del senador ultra liberal Jaeggli.
Según este parlamentario, “hay un grupo de senadores, incluso yo mismo, que estarían propiciando el juicio político ya que no se están dando las promesas y los cambios que el Partido Liberal se comprometió a hacer”.
Franco, por su parte, no sólo no ve con malos ojos esa posibilidad sino que le gusta la idea pues ya se ve sentado en el sillón presidencial. Según la Constitución paraguaya, es él, y no otro, quien deberá finalizar el mandato presidencial en 2013. “Nunca estuve en contra del juicio político y sería un ingenuo o un eunuco, políticamente hablando, si no dijera que estoy preparado para asumir la presidencia”, dijo a la prensa.
Desde luego, las relaciones entre Lugo y su vicepresidente nunca fueron buenas. Recientemente Franco al presidente de “incumplimiento de las promesas electorales” por lo que “cometió traición” y reafirmó su ambición de asumir la presidencia.
A la campaña se sumaron también otros partidos como el derechista Patria Querida y la fascistoide Unión Nacional de Ciudadanos Éticos.
El enjuiciamiento divide aguas
En el sector empresarial también hay división en cuanto a este tema. El influyente sector ganadero no quiere el juicio político. “Se debe mantener la institucionalidad, Lugo debe cumplir su mandato pero hay que rectificar rumbos”, reclamó el presidente de la Asociación Rural del Paraguay, Juan Néstor Núñez.
Entre tanto, un grupo de presidentes de gremios empresariales, reunido con el Jefe de Estado, se mostró en contra de un quiebre institucional y le pidió el fin de las rencillas internas del gobierno pues “genera inestabilidad institucional y ahuyenta las inversiones”
No obstante, existe un sector de la burguesía enriquecida a través de los negocios con el Estado durante los 60 años de gobierno del Partido Colorado, que es el que pretende volver a la situación anterior. Esto son quienes apoyarían un juicio político.
Los voceros de este grupo son los propietarios de los medios de comunicación radial, escrito y televisivo
Pocas probabilidades
La intensa y agresiva campaña en los medios de comunicación con respecto al juicio político generan la sensación de su inminencia. Sin embargo, esa no es la realidad.
En primer lugar, no existen actualmente los votos necesarios en la Cámara de Diputados para que se inicie el juicio. Es, además, muy poco probable que llegue a existir la mayoría de dos tercios en ambas cámaras para que ello ocurra.
Pero en realidad, al Partido Colorado no le conviene esta salida política pues será el liberal Federico Franco, y no otro, quien gobierne hasta 2013. El Partido Colorado quiere volver al poder para manejar el Estado como lo hizo durante esos nefastos 61 años: robos directos, meganegociados, supercoimas, sobrefacturaciones etc.
En cuanto al PLRA, es sólo una corriente minoritaria, la de Federico Franco, y el senador Jaeggli, quienes apoyan la posibilidad del juicio. Los sectores que conforman la mayoría y que apoyan a Lugo, tienen muchos cargos en el Estado que defender.
La burguesía, en su conjunto, prefiere aguas quietas y no las turbulencias que generaría una presunta destitución del Jefe de Estado. Lo que exige es “seguridad jurídica” es decir, que las leyes les aseguren sus ganancias y les garanticen la paz social, nada de huelgas, ocupaciones ni manifestaciones.
Pide también que el brazo armado de la burguesía -la Policía y las Fuerzas Armadas-, actúe como tal reprimiendo a los “revoltosos”.
No obstante el sector empresarial más ligado al Partido Colorado y a la corrupción, forma parte del coro polifónico en pos del juicio.
Finalmente, el imperialismo dio muestras inequívocas de apoyo al gobierno. El Cuerpo Diplomático fue claro en el Palacio de López el día del saludo protocolar por fin de año mientras que Barack Obama envió al subsecretario de Estado para América Latina, Arturo Valenzuela y al general Douglas Fraser, jefe del Comando Sur del ejército norteamericano, para expresar el apoyo a este gobierno que aún le sigue siendo útil.
Definitivamente, las probabilidades son pocas, muy pocas.
¿Por qué tanto barullo entonces?
Aunque sepa que las probabilidades del juicio político son mínimas, la burguesía continúa con el jaque pues le sirve para obtener beneficios económicos que, de hecho, obtiene sin mayores reparos.
Al gobierno y a la izquierda luguista también les es muy útil pues como Lugo no tiene mucho que presentar a nivel social, sino sólo campaña asistencialistas, logra cerrar filas detrás de sí con el cuco del inminente golpe “tipo Honduras” del “golpe gorila que pretende liquidar el proceso de cambios”.
Con este cuento logran frenar las luchas porque “no es el momento de reclamar ni de exigir. Es el momento de defender al gobierno porque o se está con Lugo o se es golpista”, dicen.
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