Colombia: Bicentenario: Un llamado a defender los bienes y derechos del Pueblo


RECALCA / Mariátegui
27/07/10


La conmemoración del Bicentenario del grito de independencia nos permite identificar grandes paradojas de la actualidad: mientras que esa gesta libertadora buscaba superar el vasallaje para realizar el concepto de ciudanía, establecer un marco constitucional fundamentado ya no en la soberanía divina sino en la nacional o popular, y que los recursos de América dejaran de ser de propiedad de la corona española para ser patrimonio nacional, llevamos ocho años viendo al gobierno Colombiano, sin vergüenza ni pudor, pregonar y desarrollar la política de confianza inversionista.

Ya sabemos que Juan Manuel Santos, el Presidente electo, continuará por la misma senda. Que se parece mucho a la de José del Campillo y Cossío, Secretario de Estado, de Hacienda, Marina, Guerra e Indias.de la corona española, quien en 1743 escribió un documento conocido como Nuevo Sistema de Gobierno Económico para la América, que fijó la política económica del manejo de las colonias , partiendo del principio de que “el fin de la Colonia es el beneficio de la patria (España) a quien debe el ser”.

Basado en este principio, y entre otras medidas el Sr. Campillo y Cossío “proponía la libertad de comercio entre España y América, siempre y cuando fueran naves españolas, tripuladas por españoles (de España) y con productos españoles o al menos traídos por españoles, es decir el absoluto monopolio comercial de España sobre América”, según el análisis hecho por el historiador Gustavo Adolfo Quesada en su texto inédito “A propósito del Bicentenario: ¿otra vez el colonialismo europeo y español?“

Doscientos años después del grito de Independencia, en el que estuvo implícita la rebeldía contra dicha política, el Acuerdo Comercial entre la Unión Europea, Colombia y Perú, por ejemplo, elimina la posibilidad de favorecer a las empresas colombianas. ¿Cómo es posible hacer remembranza del coraje de quienes se atrevieron a contradecir el orden de las cosas de ese entonces, si lo que se hace ahora es garantizar jurídica y militarmente que los capitales europeos, especialmente los españoles, accedan a nuestros recursos naturales y a beneficiarse de los esfuerzos que el país hizo para desarrollar empresas públicas para la prestación de servicios fundamentales para la población? ¿Por qué son más importantes para el gobierno los derechos y las ganancias de Unión Fenosa, BBVA, Gas Natural, Telefónica, Repsol YPF, Endesa que los derechos de los pueblos originarios y de la población colombiana?

También recomendaba Campillo y Cossío: “(…) América debe producir grana, añil, café, azúcar, tabaco, algodón, lino, cáñamo, yerba mate (…)”. Los gobiernos colombianos mantienen la obediencia: es más o menos lo que Colombia sigue produciendo para la exportación. Y ya que en Europa se produce leche en exceso y subsidiada, se acepta sacrificar a los productores colombianos… Los términos del Acuerdo comercial no nos permitirán desarrollar ninguna industria porque seguiremos en lo que estábamos y estamos. ¿El pueblo colombiano perdió el coraje en estos doscientos años? ¿O quizás sus gobernantes?

Una paradoja más: aunque compartimos con los pueblos andinos el proceso emancipador, pasados doscientos años, el gobierno colombiano, se atreve a romper la Comunidad Andina de Naciones con tal de que lleguen las inversiones europeas… Mejor dicho, la política de confianza inversionista, a propósito del bicentenario de la independencia, bien podría llamarse Política Campillo y Cossío.

La pregunta que debemos resolver es si a diferencia de hace doscientos años, doblaremos la espalda como lo pretende el gobierno colombiano, leal a la corona, o si seremos capaces de defender nuestros derechos, nuestros bienes naturales y nuestra soberanía, a partir del legado libertario de los pioneros de la independencia que hoy celebramos.

Red Colombiana de Acción Frente al Libre Comercio, Recalca
Página Web: www.recalca.org.co
Correo electrónico: recalca@etb.net.co
Bogotá, 20 de julio de 2010

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