Bolivia. Evo acertó con proyectos estratégicos y la inclusión social


Rafael Sagárnaga
El País
11/10/14

Estudiosos de diversas tendencias, dentro y fuera del país, consideran a Andrés Soliz Rada uno de los teóricos más importantes de la izquierda boliviana.

Fue el Ministro que impulsó la Nacionalización de los Hidrocarburos realizada por el actual Gobierno en mayo de 2006. Sin embargo, un semestre más tarde renunció. Desde entonces ha concedido contadas entrevistas a los medios. A seis días de las elecciones nacionales conversó con El País EN evaluando al Gobierno y a los frentes opositores. 

EL PAÍS EN (EP). La corriente, izquierda nacional, que usted representa fue parte fundacional del Gobierno del MAS y, especialmente  parte destacada de la Nacionalización de los Hidrocarburos. Sin embargo, fue también el primero en retirarse del Gobierno. A diferencia de los otros sectores que optaron por la disidencia, el suyo no ha recalado en alianzas opositoras, ¿por qué?

ANDRÉS SOLIZ RADA (ASR). Sin caer en maniqueísmos, estimo que el país está dividido en posiciones nacionales y antinacionales. En ese sentido, el gobierno de Evo Morales, pese a vacilaciones y contradicciones, ha nacido y permanece en el campo nacional, lo que hizo que aceptáramos formar parte de su primer gabinete, que firmó el histórico decreto de la tercera Nacionalización de los Hidrocarburos.

El gabinete, en los primeros ocho meses y 15 días en los que estuve presente, era muy heterogéneo. Había gente de varias ONG, indigenistas y simpatizantes de la guerrilla, además de un grupo palaciego disgustado con mi designación, ya que aspiraba a que uno de ellos ocupara mi cargo.  

Hubo que enfrentar, en consecuencia, además de los ataques externos, fuertes trabas internas. No se me consultaba la designación de mis colaboradores inmediatos. No se coordinaba conmigo decisiones que correspondían a mi área de trabajo. Pese a lo anterior, las encuestas periodísticas indicaban  que el Ministerio a mi cargo fue el más eficiente durante mi gestión. Lo anterior influyó para que mi relación personal con Evo no fuera la deseable. 
Al pretender aplicar el Decreto de Nacionalización en las refinerías en manos de Petrobrás, a fin de que YPFB asumiera la comercialización de los productos refinados, el Vicepresidente Álvaro García Linera recibió la queja del asesor de Lula, Marco Aurelio García. Álvaro informó a los medios de comunicación que la Resolución Ministerial dictada por mi despacho había sido congelada. Como esa decisión tampoco fue consultada con mi persona, renuncié a mi cargo. 

Mis diferencias con  Evo, en la mayoría de los casos, se referían al ritmo para ejecutar la nacionalización. No hubo discrepancias de fondo. Por ejemplo, yo reclamé la pronta instalación de la planta separadora de líquidos en el Chaco tarijeño, la  que se construyó ocho años más tarde. Acabamos por re comprar las refinerías a Petrobrás, pero eso tardó también varios años.

Estas discrepancias no justificaban el abandonar el proceso de cambio, sino mantener, como lo hicimos, la línea de apoyo crítico al Gobierno, respaldando lo positivo, pero sin dejar de criticar lo que juzgábamos incorrecto.

EP. ¿En qué circunstancias ustedes virarían hacia una abierta oposición al Gobierno de Evo Morales?

ASR. Obviamente, si el actual Gobierno asumiera las políticas neoliberales de Sánchez de Lozada y se convirtiera en instrumento de las transnacionales, estaríamos obligados a practicar una política opositora sin concesiones.

EP. ¿Han sido invitados a retornar al Gobierno? ¿En qué circunstancias lo harían? 

ASR. Después de mi salida del Gobierno tuve con Evo un cordial y respetuoso distanciamiento. Desde entonces, no se dio la oportunidad de conversar con él. En consecuencia, la posibilidad de volver a formar parte del Gobierno no está dentro de los escenarios de la política presente. 

EP. ¿Cómo califica la política hidrocarburífera y los nacientes procesos de industrialización?

ASR. La política de hidrocarburos, con las observaciones mencionadas, ha mantenido una línea correcta que tiene, como punto más alto, los emprendimientos petroquímicos que van avanzando en Bulo Bulo y en el Chaco tarijeño, así como el que se anuncia en Santa Cruz.

EP. ¿Qué le falta a esos procesos?

ASR. La información que llega a la ciudadanía es insuficiente y no pocas veces contradictoria. Falta transparencia en la gestión de las grandes obras que han comenzado a ejecutarse. Las obras encargadas por el Estado deberían estar sujetas a los procesos de licitación que exigen las leyes.

EP. ¿Cuáles son las decisiones o políticas que más valora en el actual Gobierno?

ASR. Lo más valioso del Gobierno de Evo es la inclusión social del pueblo indo mestizo, la que completó avances significativos logrados por el MNR con la Reforma Agraria y el Voto Universal, y por CONDEPA, que consiguió que por primera vez en nuestra historia una mujer de pollera, Remedios Loza Alvarado, llegue al Parlamento, sea candidata presidencial y jefa de un partido político.

El otro gran acierto de Evo reside en haber impulsado proyectos estratégicos que los capitales privados no estaban dispuestos a ejecutar. Es el caso de la petroquímica, por ejemplo, al que se suma el anuncio de avanzar en la instalación de un reactor nuclear. Lo anterior ha requerido, como condición previa, rescatar al Banco Central de manos de Fondo Monetario Internacional (FMI), que impedía que nuestras reservas internacionales sean usadas para desarrollar al país. 

No menos importante ha sido su capacidad para derrotar a la Nación Camba, que postulaba el separatismo, así como al ultra indigenismo de las ONG, que pretendía disgregarnos en 36 inexistentes naciones.

EP. ¿Cuáles son los errores más graves del MAS?

ASR. El Gobierno tarda demasiado tiempo en advertir sus errores. Eso aconteció, por ejemplo, en la primera gestión de Evo (2006-2009), cuando se adoptaron posiciones conciliadoras con Chile. Estaban basadas en una relación bilateral que sólo nos traía perjuicios. La internacionalización del conflicto demuestra lo mucho que hemos avanzado desde entonces. Exactamente lo mismo pasó con el uso abusivo de los manantiales del Silala. Felizmente, ahora estamos comenzando a usarlos en nuestros propios proyectos. Cabe destacar también la firmeza con la que Bolivia participa en organismos latinoamericanos de integración, como el ALBA, la UNASUR y la CELAC.

Hubo también errores garrafales en la negociación con Jindal, a la que se ejecutaron boletas de garantía sabiendo que habíamos incumplido el compromiso de proveer gas para la siderurgia del Mutún. Ahora tenemos que pagar millonarias indemnizaciones por ese desacierto. No existe una política minera que enfrente el saqueo de las transnacionales en ese sector fundamental de la economía.

Tampoco se entiende el por qué el Ministerio de Hacienda observó con tanta pasividad la estafa de empresas chinas que debían construir barcazas y remolcadores para la Armada Boliviana  No se tiene la humildad de reconocer debilidades estructurales del país, que nos impiden detener la avalancha de autos contrabandeados con la complicidad del régimen chileno, así como la internación de ropa usada que mata a la industria nacional.

Felizmente, el indigenismo a ultranza ha sido detenido, aunque existen resabios de enfrentamientos entre pueblos, comunidades, alcaldías, cantones, cooperativas y núcleos interculturales. Evo habla cada vez con más frecuencia de unidad nacional y este es el camino que debemos seguir. El reordenamiento de la justicia pasa por fijar los límites de la justicia comunitaria, en cuyo nombre aún  se habla de chicotazos y se cometen avasallamientos en minas y propiedades agrarias. La lucha contra la corrupción, el narcotráfico y la inseguridad ciudadana es una carencia que debemos enfrentar con más energía. La necesidad de introducir reformas a la Constitución es tarea que tendremos que encarar más temprano que tarde.

EP. ¿Qué prevé que pueda pasar una vez que se consolide la muy probable victoria del MAS en las elecciones? 

ASR. Evo tiene inmejorables condiciones para profundizar aciertos y rectificar errores. Si lo logra, estaremos más cerca de la ambiciosa Agenda del Bicentenario, trazada por su gobierno.

EP. Muchos se preguntan si en los últimos años, pero sobre todo en esta campaña electoral, Evo no ha abierto demasiado las puertas del MAS, permitiendo el ingreso a sus filas de ex opositores, pero sobre todo de empresarios de Santa Cruz, lo que desvirtuaría sus antiguos postulados. ¿Qué opina al respecto?

ASR. El MAS es, aunque muchos masistas no lo entiendan, un movimiento patriótico, como lo fue el MNR, antes de que Sánchez de Lozada lo convirtiera en sucursal de la COMSUR, y trató de ser CONDEPA. Es decir una alianza de las clases oprimidas por el imperialismo. El MAS se atrincheró, en sus primeros años de vida, en el campesinado cocalero, que es el que mayor represión sufrió de parte de la DEA y de los Gobiernos sometidos a la Embajada de EEUU.

La prédica de Evo estuvo dirigida a diferenciar la coca de la cocaína, aunque esta última no puede existir sin la primera. Pero también es cierto que las transnacionales de la droga no existirían sin el descomunal consumo de los centros de poder mundial. Como hecho concreto, es que al actual Presidente, que se forjó como líder de los cocaleros, el imperialismo y sus agencias de inteligencia no le pudieron probar vinculación alguna con la actividad ilícita.

De la defensa de la coca, el MAS pasó a la defensa de pueblos indígenas, discriminados por resabios del colonialismo interno, para luego defender también  los recursos naturales, la soberanía y dignidad nacionales, con lo que logró la adhesión del movimiento obrero y popular, así como de las capas medias, es decir del pueblo indo mestizo, que le dio su apoyo en los sucesivos comicios y referéndum convocados en el país. 

Cabe puntualizar que la burguesía nacional, es decir aquellos pequeños, medianos y grandes empresarios que reinvierten sus utilidades en Bolivia, son parte de la alianza de clases que busca liberar al país de la opresión imperialista, la que pretende aniquilar toda forma de producción propia, salvo de materias primas, a fin de que sigamos siendo un mercado cautivo de sus excedentes productivos. Sin embargo, es muy importante diferenciar a la burguesía productora y dedicada a la agricultura o la agro industria, de la burguesía comercial, sobre todo importadora, vinculada a los bancos extranjeros, que es una correa de transmisión del capital financiero internacional.

La burguesía nacional puede formar parte del movimiento patriótico siempre y cuando acepte que el eje de esta alianza es el Estado nacional y su plan estratégico de liberación nacional y latinoamericana. Un plan que pasa por la industrialización del país, respetando límites medio ambientales y ecológicos, al que deben someterse todos los sectores que la integran. Esto quiere decir que la hegemonía o conducción de la alianza de clases debe permanecer en manos de las capas medias, indígenas y campesinas, para no perder su esencia. Lo anterior implica, asimismo, la construcción de una sociedad más justa y más humana, ya que con la actual obviamente no estamos satisfechos. Bajo estas premisas, el ingreso de empresarios cruceños y de otros departamentos al MAS es coherente, a condición de que se diferencien de empresarios asociados a trasnacionales, a consorcios agrícolas (como Monsanto) y la banca extranjera.

EP. ¿Cómo evalúa la conducta de las fuerzas opositoras? 

ASR. Las fuerzas opositoras parten de un error central: creen que la solución a nuestros problemas está en el debilitamiento del Estado. El Movimiento Sin Miedo quiere fortalecer las autonomías a costa de recursos destinados a grandes proyectos nacionales, dentro de los cuales los departamentos deben actuar como socios, pero no como enemigos o rivales del Gobierno, como pretendía Mario Cossío, al lograr, en el año 2005, la nefasta “Ley Tarija”, que autorizaba al Prefecto a suscribir contratos de venta del gas de espaldas al Estado boliviano. 

Jorge Quiroga plantea el reparto de ridículas libretas individuales con las acciones de las empresas nacionales, lo que es una repetición de las consignas neoliberales de Sánchez de Lozada. Samuel Doria Medina cree que la creación de mini empresas, que son indudablemente necesarias, podrá reemplazar las líneas estratégicas del desarrollo nacional. El Partido Verde ha dado un paso positivo al plantear un ferrocarril que vertebre  los departamentos de Beni y Cochabamba. Sin embargo, aún está lejos de comprender el papel del Estado en un país débil y aún atrasado como el nuestro. 

EP. Usted, como autor del recordado libro “La Fortuna del Presidente”, ¿dónde ubica la sombra de Sánchez de Lozada o lo que él representa en ese escenario?

ASR. La sombra de Sánchez de Lozada está presente en todos los analistas que plantean el debilitamiento del Estado nacional, el ultra indigenismo (recordemos que en su gobierno se crearon los Tierras Comunitarias de Origen), sin explicar cómo se trazarán los límites ancestrales en cada una de ellas. Está presente cuando observamos a quienes pretenden que el Banco Central vuelva a ser una dependencia del FMI, a quienes anhelan aniquilar a YPFB en beneficio de las petroleras foráneas, a quienes desearían que Bolivia vuelva a ser un  feudo de las transnacionales.

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