Perú. Puno ¿Voto racial primó entre quechuas y aymaras en la segunda vuelta?

Mariátegui
17/12/14

Los resultados publicados por la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) al 100% dieron como ganador a Juan Luque Mamani como presidente del Gobierno Regional Puno con un 53.81% sobre su rival Walter Aduviri Calisaya que obtuvo 46.19%, alzándose con la victoria Luque en 7 provincias quechuas y Aduviri en 6 provincias aymaras.

Estos resultados reflejan un fraccionamiento entre la cultura quechua y aymara, pues Aduviri tuvo una victoria en las provincias de El Collao, Yunguyo, Chucuito, Puno, Huancané y Moho, casualmente de pobladores (en su mayoría) de origen aymara y Luque en las provincias de San Román, Lampa, Melgar, Azángaro, Carabaya, Sandia y Putina de origen quechua.

Para el abogado y sociólogo Alberto Quintanilla Chacón, sí hubo un fraccionamiento político en los votos realizados el último domingo 7 de diciembre, pues dos grupos culturales como los quechuas y los aymaras se enfrentaron emitiendo su votación en cuanto a la representación.

Quintanilla, señala que los pocos quechuas radicados en las provincias aymaras del sur votaron por Luque y los pocos aymaras radicados en las provincias del norte votaron por Aduviri, por ello, primó el voto racial de quechuas contra aymaras.

Sin embargo, dijo que este divisionismo lo impulsó primero Walter Aduviri en la primera vuelta con un discurso radical reivindicando solo a los aymaras y dejando de lado a los quechuas, “debía dar un discurso integracionista y no de división entre el norte y el sur, eso le jugó una mala pasada y le contribuyó a su propia derrota”, señaló.

Del mismo modo, el director regional de Educación Puno, Jorge Luis Choque Mamani, precisó que las elecciones de segunda vuelta fue una lucha racial, donde primó la supremacía de los quechuas ante el temor de un Walter Aduviri que amenazaba postergarlos en el desarrollo regional, según su perspectiva.

“Fue una lucha racial, nosotros debemos romper estas formas mesiánicas de querer incorporar la política, debemos entender que somos personas que tenemos diferencias pero que tenemos intereses y ese interés social nadie supo plantearlo, no hubo una discusión de programas, sino hubo discusiones por temas triviales”, dijo.

Sin embargo, para algunos expertos en temas político-sociológicos, no hubo un fraccionamiento entre ambas culturas, solo hubo un divisionismo de coyuntura electoral promocionado por Walter Aduviri, quien en la primera vuelta emitió un discurso de reivindicación aymara en contra del centralismo y contra los quechuas.

Para el sociólogo Raúl Rodríguez Challco, no hubo un fraccionamiento de culturas durante la emisión de votación en la segunda vuelta electoral, solo hubo una confrontación, un disloque de culturas que favoreció grandemente a Juan Luque Mamani.

“Si hubiera fraccionamiento, entonces diríamos que todos los quechuas votaron por Luque y todos los aymaras por Aduviri, pero no fue así, en El Collao el 80% de aymaras apoyó a Aduviri y hubo un 20% que apoyó a Luque, en Juliaca fue igual, un 79% respaldó a Luque y el 21% de quechuas a Aduviri, hubo un disloque, una confrontación de culturas”, dijo.

Desde el punto de vista sociológico, Rodríguez precisó que hay una serie de elementos que unen a quechuas y aymaras, “yo creo que hay más características que los unen a que los desunan, tanto quechuas como aymaras reivindican a la naturaleza como la madre de todo, para iniciar una fiesta o celebrar alguna costumbre. Tienen los mismos rituales”.

“Los tiempos de siembra y cosecha se hacen con rituales parecidos, eso pesa más que cualquier diferencia coyuntural. Habrá personas que argumenten que hubo confrontación política y coyuntural que responde a estos tiempos. Esto va a variar en las próximas elecciones presidenciales”, dice Raúl Rodríguez Challco.

Similar opinión tiene el docente universitario, Eland Vera Vera, el fraccionamiento entre quechuas y aymaras no pasa de ser sólo una ficción, pues dijo que la primera reflexión es que estamos asistiendo a un cambio en la historia política de Puno con políticos venidos de provincias.

En segundo lugar, se reconfirma que las elecciones en Puno tienen un fuerte acento etno cultural, porque se vota en función al grupo al que el candidato representa, al sector social y cultural al que pertenece y no por sus ideales políticos.

Un tercer elemento es que con la elección de Juan Luque se da un paso a una decisión de abandonar ciertas posturas radicales de izquierdas, aunque se mantiene una tensión entre esta reivindicación etno cultural de posiciones radicales y la aparición de un factor más modernizador, porque, quiérase o no, el voto por Luque es un voto por la modernización andina.

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