Argentina. Quebracho sobre la resolución de Cámara y la denuncia Nisman


Mariategui.info
28/03/15

Pasaron semanas, meses inclusive, luego de que el fiscal Nisman, de forma intempestiva, presentara su falaz y hasta ridícula denuncia contra la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el canciller Tímerman, el diputado Larroque, el dirigente islámico Jusuf Khalil, y los dirigentes políticos Luis D’Elía y Fernando Esteche por presunto encubrimiento de los acusados iraníes por el atentado a la AMIA. 


Luego de que el juez Rafecas la desestimara diciendo que no había delito alguno, y que las pruebas para respaldar lo que la denuncia suponía eran inexistentes, ayer, Cámara Federal lo ratificó. La denuncia de Nisman se va haciendo polvo en los mismos tribunales de justicia.

En ese mismo tiempo, la lucha política se desplegó en toda la sociedad, con prácticamente todo el campo político involucrado, absorbiendo la centralidad de la situación política nacional.

La denuncia Nisman, su muerte y la operación política que conllevó, más allá de la voluntad de los actores, constituyeron una maniobra de largo alcance con múltiples efectos; una maniobra de desestabilización que se tradujo fundamentalmente en el condicionamiento de la producción política argentina de los tiempos por venir, en su dimensión de política interna e internacional. Fue un ataque a nuestra soberanía nacional. Por eso siempre dijimos: solo caben dos lugares en esta historia, o se está con la Patria o se está con la antipatria.

La maniobra tuvo fases bien marcadas. Primero, la propia denuncia se constituyó en manifiesto político que aportó cohesión entre amplias fuerzas políticas opositoras, les dio de comer, generó unidad en algunos casos, referencia, visibilidad, existencia; en segundo término, Nisman fue constituido en mártir; tercero, se construyó una escena pública expresada en la marcha del 18F, convocada por los fiscales, la prensa y varios sujetos que han sido los encubridores reales del caso AMIA; por último, formalmente se articuló una alternativa electoral de derecha, encarnada en el liberal Mauricio Macri.

Es un caso paradigmático que permite descifrar el modus operandi de estos funcionarios del poder, que con el traje de periodista, fiscal o juez construyen realidades sociales y dan intensas batallas en el plano de lo simbólico, dejando heridas, ruinas y trincheras, y que con suma facilidad logran instalar confusión y discursos con pretensión hegemónica en el seno de la sociedad civil. 

Debe entenderse como un capítulo de lo que se denomina guerra de cuarta generación, con la corporación judicial y la corporación mediática vectorizando la maniobra bajo la doctrina del imperialismo norteamericano, en función de los intereses que sectores del poder de EEUU tienen en nuestra región y en nuestro país. Esto pasó aquí en una escala, y ocurre en múltiples puntos y de diversas formas en el mundo.

Como organización política, mantuvimos y mantenemos una posición de fortaleza. Reivindicamos a nuestro compañero Fernando Esteche como dirigente de nuestra Organización, encarcelado y perseguido varias veces a lo largo de su extensa trayectoria militante. Deploramos las livianas asociaciones que sin ningún tipo de sustento hicieron respecto de su persona quienes llevan adelante esta maniobra. Desmentimos tener algún tipo de vinculación con maniobras de encubrimiento y búsqueda de impunidad. No negociamos nuestra dignidad por una fugaz aparición mediática. Fuimos y somos solidarios. Sabemos distinguir entre compañero y enemigo. No pisamos la baldosa floja, pero caminamos.  

A veces el poder judicial aparece como sensato. Insistiremos en la concreción del tan postergado juicio por encubrimiento del atentado a la AMIA, contra todos esos que alguna vez señaláramos en un afiche callejero que a pesar de las sobradas pruebas que hay contra ellos, todavía gozan de impunidad.

Insistiremos también para que el poder judicial investigue las acciones y el lobby de sujetos tan desdeñables como Patricia Bullrich y Laura Alonso -que parecen haberse quedado sin política-, o el propio Nisman, quien se encargó, con su propio cuerpo y decisiones, de lograr que la investigación de la AMIA sigua inerte durante los pasados 10 años.

Porque solo la verdad nos hará libres.

Movimiento Quebracho

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