Perú. Bruno Portuguez: el viento y el fuego de la historia en sus retratos




Winston Orrillo 
Mariátegui
04/05/16

A todos los hombres y mujeres de viento y fuego que se atrevieron
A realizar lo imposible…y a los que aún persisten en sus sueños.”
B.P.N.-

No, claro que no se trata de solo 150 retratos que inundan este segundo tomo de una valiosa serie iniciada por el gran plástico, con el poético nombre de Retratos de viento y fuego.

Bruno Portuguez Nolasco (Chorrillos, 1956) es un singular creador que, superada la formación académica que obtuviera en la Escuela Nacional de Bellas Artes, se lanzó a crear, a partir del retrato de la figura humana, la búsqueda, específica, enjundiosa, de aquellos que hayan dado su vida, su combate, su tiempo, por el bienestar de nuestro país, y del mundo entero; porque  este segundo volumen comprende no solo connacionales, sino artistas y personalidades del orbe entero.

Bruno ha logrado, no de modo fácil, imponer su estilo, su personalidad creadora y, hoy por hoy, es una figura sine qua non de la pintura nacional; por otra parte tan ahíta de figuras y figurones que son una creación y un embuste de los llamados medios de incomunicación social, y forman parte de ese mercado de vanidades que es característica sui generis de la sociedad de consumo que padecemos y que, vistos los resultados de los recientes comicios, tendremos que soportar aun por mucho tiempo más.

Sus ricos, enjundiosos personajes, comprendidos en sus muestras, le hicieron a un joven periodista, en reciente entrevista, preguntarle si no proyectaba una suerte de museo de cera, para recoger las faces de aquellos que emporcan al Perú y al mundo entero…

Aquellos que serían los representantes peruanos de la conocida obra borgiana: Historia Universal de la Infamia.

Bruno respondió que claro que lo había pensado, pues este ángulo es, asimismo,  rica motivación para un artista.

De inmediato surgió, entonces,  la imagen de la mafia, de la corrupción, del sicariato, del poliforme desollamiento del erario. que son un verdadero baldón, verbi gratia, para nuestro entrañable país. Y, con ello, llegó un título provisional “De otorongos, alimañas y otras sabandijas”.

El artista ya  los ha boceteado, pero prima facie, se ha dado cuenta que no tendría dónde presentar la muestra. Ya que  las “instituciones” idóneas no querrían correr el riesgo de que, por allí, aparezcan sus propios miembros…Digo, es un decir.  

Porque, entre nosotros, sobran los grupos Colinas, los Comandos Rodrigo Franco, el expresidente narcoindultador y genocida,  y aquel  otro que renuncia por fax, luego de querer postular al Parlamento de la patria de Kurosawa; y ni qué decirlo, de la hija del sátrapa, que no vacila en reemplazar, como apócrifa “Primera Dama”, a su torturada madre quien fuera “sancionada”  por el delito de haber denunciado los robos de la familia del padre (robos que hicieron de la ropa  para niños, donada desde Japón y destinada a los carentes niños del Perú) . Y otro que trafica con el gas y que usa la nacionalidad y los premieratos, según le conviene. En fin, patibularios como los descritos, sobran…

Ergo, el proyecto se ha quedado en eso, en proyecto, pero no dudamos que el artista sigue adelante con el propósito, aunque, como él mismo lo ha afirmado, sin llegar a la caricatura y, más bien, tratando de hallar en esos especímenes, lo que los caracteriza para, como en El retrato de Dorian Gray, aparezca en su rostro el perfil de su artería.

Mientras tanto la magna obra de Bruno crece, y merece elogios justificadísimos, como los del gran Ángel Chávez, quien dijera que Bruno ha hecho de su trabajo una mística; o las precisas palabras de David Herskovitz quien subraya el mensaje de humanidad y patetismo, la felicidad y la fuerza, expresados con la mayor convicción; mientras, el admirado poeta 

Germán Carnero Roqué subraya el valor del “artista sólidamente instalado en su tiempo histórico, comprometido con la transformación justiciera de su realidad”. Y cerramos esta serie de glosas con la síntesis magnífica de César Lévano, quien le dice: “Eres un artista popular. Un pescador de perlas humanas.”

¡Para qué mas! 


Solo añadimos que Bruno viene logrando una pintura peruanísima y ecuménica, en sus dimensiones humana, material y espiritual, donde se plasma la raíz vernácula y universal que nos toca vivir, y, en la cual, por ello mismo, nos reconocemos cada vez más.

De este modo, se abre Bruno a la aventura de la nueva pintura y de los nuevos pintores: esos jóvenes que pueden ser –y de hecho lo son- sometidos a un brutal proceso de tergiversación por los mirajes de la sociedad de consumo, de un neoliberalismo apócrifo, pero muy bien publicitado y tendente a la uniformización de la banalidad y del espejismo, muy bien impuesto y difundido por la incomunicación social,  por cierto.

Por ello, demos una vuelta, en este bello volumen (lanzado pulquérrimamente por Lumbreras editores) y quedémonos, entre otras,  con las  figuras de Felipe Huamán Poma de Ayala, José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, Cochachín, Atusparia, María Jesús Alvarado, Julia Codesido, Joaquín López Antay, Lucho Nieto, Julián Huanay, Victoria y Nicomedes Santa Cruz, Lucho Yáñez, Manuelito Acosta, Iván Rodríguez, Gerardo Chávez, Javier Heraud y Raúl Wiener, entre los muchos peruanos; y, en el orbe, los retratos de nuestro padre Bolívar, Balzac, Rodó, Camille Claudell, el inmortal Vladimir Ilich, Lenin; El divino Darío, El General de Hombres y Mujeres Libres, Augusto César Sandino; el muy entrañable comandante Tomás Borge Martínez, nuestro Pablo  Neruda, el eviterno Fidel; el Che nuestro de cada día…

Con más de 30 exposiciones individuales en el Perú y el extranjero, así como innumerables colectivas, la Universidad Ricardo Palma tiene la suerte de tenerlo como docente. 

Donde nació, vive Bruno Portuguez Nolasco: en el histórico Chorrillos. 

Es un artista del pueblo, es decir, universal.

Foto portada: Elizher Portuguez Palacios

Comentarios