Manuel Zelaya ingresaría a Honduras en las próximas horas


Para establecer un Centro de Operaciones Clandestino y desde allí dirigiría una huelga general

Carlos Aznárez / Resumen Latinoamericano - Mariátegui
Foto: Associated Press
20/07/09


El presidente Manuel Zelaya habría resuelto ingresar al territorio hondureño por un punto de la frontera (presuntamente desde Nicaragua) y desde alli se dirigiría a un pueblo no muy distante de la capital hondureña en el que, junto con varios integrantes de organizaciones resistentes, establecería el "comando central" de las operaciones ofensivas contra los golpistas.

Un corresponsal de Resumen Latinoamericano en Managua, que participó ayer de los actos de celebración del 30 aniversario del triunfo sandinista, envió a esta redacción la información de que entre los allegados de la Cancillera Patricia Rodas se daba por hecho que Zelaya ya tomó la decisión de ingresar en suelo hondureño, tras el fracaso de las negociaciones en Costa Rica. "En caso de que estas conversaciones resultaran fallidas -como efectivamente ocurrió- el presidente legítimo se pondrá al frente de una gigantesca ofensiva contra el gobierno de facto que incluye una huelga general por tiempo indefinido", aseguraron en el entorno de Rodas.

Es por ello que la Cancillera, al hablar ayer en el multitudinario acto sandinista -arropada por el canciller bolivariano Nicolás Maduro, el presidente Daniel Ortega y el vicepresidente cubano Estéban Lazo- anunció solemnemente que "se acabó el tiempo para los golpistas" y que "a partir de hoy comienza la marcha hacia Honduras". Más aúno: advirtió que "Latinoamérica entra a Honduras" de la misma manera que en otro tiempo, Honduras abrió sus puertas y fronteras para derrocar al régimen dictatorial nicaragüense de Somoza.

En principio se especuló que Zelaya participaría ayer en el acto sandinista, pero finalmente el presidente legítimo vio como más efectivo que sea su fiel cancillera la que hablara en esa ocasión, dedicándose él a preparar la rueda de prensa que realizó con posterioridad al acto, en la embajada hondureña en Managua. Allí confirmó que vuelve a Honduras, y dio como fecha el próximo fin de semana, aunque entre sus colaboradores más inmediatos, se daba por seguro que "mañana (por hoy lunes) ya se estará moviendo hacia alli". Esas mismas fuentes, señalaron que el plan de Zelaya es asentarse en un "bunker clandestino" y desde alli comunicarse con los mandos de la resistencia y diagramar su aparición pública a fin de semana, cuando la huelga general y las movilizaciones alcancen su climax.

Desde Tegucigalpa, donde todo este fin de semana se siguieron realizando manifestaciones pacíficas de protesta, se desacreditaron totalmente seis de los 7 puntos propuestos por el "mediador" Arias (con letra de la administración norteamericana) por considerarlos "inaceptables y de abierta claudicación" a favor de los golpistas.

Al parecer, después que se conoció la aceptación de estos puntos por parte de la delegación de Zelaya, en las filas del Comando unificado de la resistencia se insistió en hacer oir una posición en contrario. "No estamos en la calle desde hace casi un mes para ahora terminar concediendo todo", manifestó uno de los líderes de la resistencia. De hecho, cuando en San José se vio claramente que los golpistas no cedían, y que los mensajes llegados desde Tegucigalpa repudiaban cualquier negociación a la baja, se dio por concluido que el proceso negociador no tenía ya más sentido.

Sin embargo, Arias, que evidentemente actúa por orden de Hillary Clinton, volvió a insistir en que le den 72 horas más para seguir "buscando caminos hacia la paz" y advirtió -apocalípticamente- que lo hacía para que "no tengamos que lamentar una guerra civil", explicando que "en Honduras mucha gente tiene armas y si por desgracia algún ciudadano armado mata a un militar o este mata a un civil, la guerra ya estaría servida".

Por otra parte, el dirigente Juan Barahona, uno de los voceros, junto con Rafael Alegría, del Frente Nacional contra el Golpe de Estado en Honduras, que opera como comando unificado de la resistencia, señaló anoche -luego de una multitudinaria asamblea popular- que este lunes, miles de ciudadanos marcharán hacia el Parlamento exigiendo que los golpistas abandonen el gobierno, y que además, "el jueves se iniciará una huelga general hasta que los militares y civiles fascistas se convenzan que el pueblo los repudia".

Ese sería el momento en que Zelaya aparecería públicamente en suelo hondureño, encabezando esta nueva ofensiva popular contra quienes lo sacaron abruptamente del poder.

Por último, trascendió que el embajador norteamericano en Tegucigalpa, Hugo Llorens, sigue desplegando una intensa actividad tratando de que el conflicto no se le vaya de las manos a Washington. Sabedor desde el comienzo de que si los golpistas se endurecen, también va a ir en aumento -como ha sucedido- la radicalización de la resistencia, Llorens ha hablado con dirigentes políticos y empresarios tratando de convencerlos de que se haga lo posible para arribar a un acuerdo con el zelayismo. No precisamente porque Llorens simpatice con el presidente legítimo (de hecho fue el embajador quien echó gasolina al fuego para acelerar la asonada) sino porque EEUU tiene serios temores de la "influencia nociva de Hugo Chávez en Honduras", como lo confesara el propio Llorens.

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