Otra vez la dictadura española detiene a luchadores vascos

Foto: AFP. El ex líder independentista vasco Arnaldo Otegi tras su detención.

Carlos Aznárez / Mariátegui
16/10/09


Otra vez detenciones de dirigentes independentistas y militantes, otra vez allanamientos en locales sindicales, otra vez patadas en la puerta, gritos, insultos, malos tratos..Las nuevas acciones represivas se suman a las anteriores, equivalentes a torturas, ilegalizaciones, cierres de medios de prensa, ilegalizaciones, prohibiciones para expresarse
políticamente.

No, no se trata de la dictadura hondureña, ni lo que ocurre habitualmente con el pueblo de Haití, tampoco es la moneda corriente que reciben quienes luchan en Iraq, Afganistán o en Palestina contra ejércitos de ocupación. Esto que ahora denunciamos, aunque sea repetido decirlo, ha vuelto a suceder en medio de la Europa que se reclama regida por gobiernos democráticos.

Nuevamente el accionar represivo español (de común acuerdo con el que ejerce el gobierno francés) ha llevado a cabo un operativo de envergadura contra el nacionalismo revolucionario vasco, deteniendo a quienes han sido y son, expresiones referenciales de la izquierda independentista. Y lo han hecho, gracias a la labor obsecuente de un juez que conocemos bien por estas tierras latinoamericanas, Baltasar Garzón, el mismo que fue repudiado en Venezuela Bolivariana por meter sus narices en donde no lo llamaron, intentado difamar al gobierno revolucionario de Hugo Chávez. Garzón, el que fue a llevarle al Rodríguez Zapatero colombiano, Alvaro Uribe Vélez, su receta de cómo aplicar mano dura para terminar con la insurgencia de ese país.

Garzón, el que vende su imagen de “progresista” y aplica la ley a su antojo para condenar sin razones ni pruebas, una y otra vez, a militantes vascos y vascas, a quienes la policía española aplica torturas de manera brutal.

Esta vez, de la mano del superjuez y de los tribunales franquistas de excepción, la dictadura española atacó y detuvo a quienes venían expresando desde hace tiempo, la necesidad de encaminar para bien de Euskal Herria y también de españoles y franceses- una propuesta política que ponga fin a tantos años de dolor y muerte, donde los principales perjudicados son los hombres y mujeres que habitan en el Pais Vasco, ya que soportan sobre sus cuerpos la represión de parte de los ejércitos ocupantes. Igual que en Iraq, Palestina, Afganistán y por supuesto, Honduras.

A Arnaldo Otegi, Rafa Diez y sus compañeros y compañeras ahora apresados se los acusa, como suele hacer Garzón, de ser “la nueva cúpula de Batasuna”, cuando no son cúpula de otra cosa que la necesidad de liberar a Euskal Herria de tanto opresor y autoritario, y eso no es nada grave, sino lo mínimo que puede hacer un ciudadano con dignidad y conciencia de Patria, después de soportar año tras año la violencia y el terrorismo estatal en contra de sus postulados democráticos.

De allí, que es importante que frente a esta nueva algarada policial encarada por el PSOE, el PP y sus cómplices judiciales, militares y periodísticos, los latinoamericanos, que conocemos bien de estos manejos dictatoriales, nos unamos en un claro repudio a la prepotencia fascista.

Esa expresión repudiable que anida en el falso discurso progresista de quienes significan una afrenta para el socialismo (aunque en su sigla sigan usando esta palabra), y a esa derecha asesina nostálgica de Franco y su genocidio, representada por Aznar, Rajoy y demás camisas negras.

Solidarizándonos con los nuevos presos y presas vascas, lo hacemos también con los otros 750 que sufren prisión en las cárceles de exterminio dispersas por el territorio español y francés, muchos de ellos aislados, enfermos, y condenados a penas extremas, para castigar sus ansias de libertad, independencia y justicia.

No definirnos en momentos tan graves para el pueblo vasco, sería no ser coherentes con lo que siempre proclamamos y que tiene que ver con nuestra adhesión en teoría y práctica a lo que proclamara hace más de 40 años, el comandante Ernesto Guevara: si nos duele la injusticia en cualquier parte del mundo, reaccionar frente a ella no es una excusa, sino una
obligación.

Comentarios