Paraguay: Los privilegios tributarios de los agroganaderos

Aristides Ortiz / EA - Mariátegui
16/11/09


*La justicia tributaria es una de las bases de un Estado Social de Derecho. Paga más quien gana más, es la ley en todas las democracias fuertes del mundo. En Paraguay, pagan más los que tienen menos. Esta injusticia impositiva tiene sin embargo un sector privilegiado: el agroganadero.

El Banco Mundial informaba a fines del año pasado que todos los propietarios de tierras explotadas para la agricultura y la ganadería pagan, anualmente, en concepto de impuesto inmobiliario el equivalente al 0,4% de Producto Interno Bruto (PIB) del país. El porcentaje tributado debe ubicarse en el contexto de una estructura económica agraria, como la de Paraguay, y de los más de 32 millones de hectáreas agropecuarias del territorio nacional, según revela el Censo Agropecuario 2008.

Pero porqué el sector agroganadero aporta tan poco al fisco por las tierras que posee. Es que cada propietario de tierra rural paga un bajísimo promedio de 620 guaraníes anual por hectárea en concepto de impuesto inmobiliario. Un monto menos que simbólico que facilita la especulación de la tierra, ya que no cuesta casi nada mantener latifundios.

El impuesto inmobiliario se calcula sobre valores fiscales por completo desactualizados. El estudio del Banco Mundial tomó el departamento de Caaguazú como caso testimonial, y encontró que la media del valor fiscal de inmuebles en 455 puntos del departamento era de tan solo el 0,2 por ciento del valor real de mercado de esos terrenos. Esto quiere decir, por ejemplo, que una propiedad de 1 millón de dólares figura con el exiguo valor fiscal de 2.000 dólares y el dueño solo tiene que pagar 20 dólares al año (1 por ciento sobre el valor fiscal) por impuesto inmobiliario, algo a todas luces insignificante.

Quiénes y cuánto aportan al fisco
La estructura presupuestaria paraguaya es una de las más injustas de la región. Los datos arrojados por el periodista Luis Bareiro en el panel “Impuesto, riqueza, pobreza, destruyendo o construyendo país”, organizado por Cepag, revelan que en Paraguay los que perciben menos ingresos -las grandes mayorías sociales- cargan con gran parte de los impuestos que el Estado cobra para alimentar el Presupuesto General de Gastos de la Nación. Según los datos oficiales disponibles del 2008, el 81% de todos los ingresos fiscales provienen de los llamados impuestos indirectos, principalmente los que se cobran a través del (Impuesto al Valor Agregado). Es el impuesto que pagamos todos, seamos ricos o pobres, cuando compramos nuestro alimento diario, por ejemplo. O sea que con el IVA el opulento empresario agroganadero brasileño Tranquilo Favero (que posee cientos de miles de hectáreas) paga igual que aquella persona que trabaja en un supermercado de cajera.

En contrapartida, el 18, 5% de los impuestos cobrados proviene de los llamados impuestos directos, principalmente el denominado Impuesto a la Renta aplicado a las empresas. Y se supone, claro está, que los dueños de las empresas pequeñas, medianas o grandes, tienen más recursos económicos que un trabajador asalariado.

Pero la cosa no termina allí. Incluso entre estos empresarios (ganaderos, supermercadistas, importadores, industrializadotes, comerciantes…etc) del país existen algunos más privilegiados aún que los demás. Es el caso de los ganaderos, sojeros y trigueros. El ejemplo es la recaudación que en el 2008 se percibió en concepto de Impuesto a la Renta Agropecuaria (IMAGRO): 16 mil millones de guaraníes. Pero cuánto significa esto en porcentaje del total de ingresos que recibió el Estados en el 2008: un magro 0,1%. Para que se tenga una idea de que este monto de aporte impositivo llega a lo ridículo, recordemos que, por ejemplo, en el 2007 los cultivadores y exportadores de soja exportaban por un monto aproximado de 1.170 millones de dólares. Aunque este récord se alcanzó antes de la caída de los precios internacionales, las ganancias de los sojeros siguen saludables.

Si tenemos en cuenta los resultados del Censo 2008, los que deberían pagar más en concepto del IMAGRO por sus explotaciones agropecuarias son aquellos que integran el 2,6 de total de propietarios que concentra el 85% de las tierras cultivables del país. Semejante concentración de tierras beneficia con un 0,1 del total de sus ingresos al Estado.

Recapitulando. El 81% de los impuestos que el Estado recauda y gasta proviene del bolsillo de las grandes mayorías del país, de las que buena parte está dentro del 35% de pobres del total de la población que sobrevive; el 18,5% proviene de los grandes contribuyentes o personas con grandes ingresos. Y apenas el 0,1% proviene de los empresarios de la agricultura y la ganadería a través del IMAGRO.

De esta correlación de pago de impuestos por tipo de tributos y sectores sociales deviene lo que se llama la baja presión tributaria, enfatizado en los primeros días de este mes por el ministro de Hacienda Dionisio Borda. Este afirmaba que el con el 11,6% de presión tributaria existente en el país (la más baja de toda la región) “el país es inviable”.

El debate en torno al presupuesto
Desde setiembre pasado se viene debatiendo sobre el proyecto de Ley del Presupuesto General de Gastos que se estudia en el Congreso. Los ministros de Educación, Salud Pública y los responsables del Indert reclaman a través de los medios de comunicación los escasísimos recursos que se destinarán en el presupuesto para sus instituciones. El ministro Borda responde que “no hay plata”. Y no hay plata porque los que deben pagar más no pagan casi nada de impuestos. Es necesario entonces elevar los impuestos a los que vienen ganando millones de dólares con sus inmensos negocios agroganaderos.

Si, como calcula el Banco Mundial en su informe señalado, se recaudara en concepto de impuesto inmobiliaria (IMAGRO) tan sólo el 4% del PIB, el Estado recaudaría 400 millones de dólares en un año. Aquí al lado nomás, en la Argentina, el Estado aplica un 36% a la exportación de soja en grano. Si el Estado paraguayo estableciera tan sólo un 10% a la exportación de soja, recaudaría muchos millones de dólares más de lo que hoy recauda. Un incremento de impuestos a la exportación de carne vacuna también arrojaría provechosos dividendos al Estado.

Más que ajustar los cinturones reduciendo sus gastos en el pago de cuentas corrientes (por ejemplo despidiendo a trabajadores del Estado) o contrayendo deudas con organismos financieros internacionales, de modo que tenga más plata para inversiones, el Estado debería aumentar las recaudaciones elevando impuestos a los sectores productivos que hoy mueven casi el 60% de la economía nacional: el agroganadero. Un movimiento económico vertical, porque concentra los ingresos en una minoría privilegiada, además de producir daños al medio ambiente y de no generar fuentes de trabajo importante para el país.

La causa de esta estructura tributaria injusta es, según opiniones del sociólogo Tomás Palau: “Un Estado, el actual, construido a la medida de los intereses terratenientes del país, sobre la base de sus grandes intereses sobre la tierra”. Así, todo el sistema impositivo del país está condicionado jurídicamente para beneficiar a los grandes propietarios de tierras, y perjudicar a las grandes mayorías rurales y urbanas.

*Este articulo fue publicado en la ùltima ediciòn de la revista Acciòn


---------------------------------------------------------------------------

[1] Informe “Impuesto inmobiliario: herramienta clave para la descentralización fiscal y el mejor uso de la tierra”. www.worldbank.org. 2008

[2] “El impuesto a la tierra en paraguay es irrisorio”, artículo de Armando Rivarola publicado en el diario ABC Color en la edición del 5 de abril de 2009.

[3] Informe del Ministerio de Hacienda 2008.

[4] Informe 2007 de la superintendencia de bancos del BCP

Comentarios