Colombia: El desafío al perdón y olvido. 81 años de la masacre a las Bananeras en Ciénaga Magdalena

Revista Insurrección / Mariátegui
Ilustración: El Turbión
26/12/09


El pasado 6 de Diciembre, mientras los grandes medios de información
afianzaban su condición de plataforma de lanzamiento a los programas
politiqueros de siempre, al tiempo que adornar los graves problemas que vive Colombia, pasó de agache el aniversario número 81 de una de las peores masacres que enlutan al pueblo colombiano.La masacre de las Bananeras en ciénaga Magdalena el seis de diciembre de 1928.

En ese entonces, Un alto oficial del ejército gubernamental, disparaba indiscriminadamente contra los trabajadores del banano que trabajaban para la misma empresa gringa Chiquita Brans, que años después financiaba los grupos paramilitares de Urabá, en el departamento de Antioquia, que inicialmente se cubrían en la criminal figura de “las convivir”, creadas y estimuladas por el actual presidente colombiano Álvaro Uribe.

No hay dudas que el Coronel Cortez Vargas, que disparó el seis de
Diciembre de 1928 recibió órdenes superiores, así como el Coronel Rito alejo del Río recibía órdenes y autorización para entregar armamento e inteligencia, usar vehículos oficiales y coordinar las masacres, con los paramilitares. Ese cuentico de las manzanas podridas que dañan otras es tan cándido como el de caperucita roja.

La clase en el poder que ha regido los destinos del país, es la misma, con métodos iguales para acallar a quienes protestan, luchan y se oponen a los designios de esa clase dominante.

Los muertos de Ciénaga en 1928, como los de toda la costa, los de
Trujillo, Urabá, Santanderes, Antioquia Chocó Arauca, Bogotá Etc. Son de la misma clase popular y masacrados por los mismos autores intelectuales.

Ayer y hoy cuando las víctimas se movilizan y reclaman por los suyos, la respuesta es la misma, persecución muerte, desaparición y represión.

Luchar por la justicia, contra la impunidad y el olvido, es siempre
obligación de los luchadores populares, en particular de los
revolucionarios, porque los responsables de esos crímenes atroces, siempre buscarán que se pierda la memoria y con ello se borre la parte dolorosa de la historia, que permite aun con el paso del tiempo, tener claro quiénes son los victimarios.

El mejor homenaje a las víctimas, es hacerlas presente en el fragor de las luchas de hoy y de mañana, para que con su digno ejemplo de luchadores y luchadoras, siga el torrente de esfuerzos por un país de justicia social, democracia y paz.

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