Haití: ¡Yanquis go home!

Yásser Gómez / Mariátegui
Foto: Reuters
21/01/10


El aterrizaje de un helicóptero norteamericano Black Hawk en los jardines del derruido Palacio Presidencial de Puerto Príncipe, símbolo del máximo poder en Haití, es una imagen de supremacía que nos recuerda similares escenarios en el historial de invasión y colonialismo de los EE.UU. como ocurrió en Panamá (1989) o en Somalia (1993). Los 15 mil marines -cifra de las últimas horas- que se establecerán en Haití con el argumento de poner orden para entregar ayuda humanitaria a los damnificados del sismo. Se justifica ante el mundo, después de la propaganda efectuada por la mayoría de los medios de comunicación quienes resaltaban a cada minuto los saqueos producidos por los desesperados haitianos. Advertían que esto podía convertirse en un estallido social incontrolable.

Sin embargo, igual que en las invasiones norteamericanas a Irak y Afganistán, los medios de comunicación cumplen un papel fundamental, porque se convierten en la cajita de resonancia de los intereses políticos de la Casa Blanca y son los que le abren la puerta a la barbarie.

La tarde de ayer miércoles 20 de enero, en el noticiero de TVE (Televisión Española) la periodista enviada a Puerto Príncipe, repartía elogios a los militares norteamericanos, quienes -según ella- habían puesto orden para distribuir la ayuda humanitaria, a diferencia de los días anteriores cuando sólo estaba la policía haitiana y los cascos azules de las Naciones Unidas. Lo curioso es que minutos después en el mismo noticiero, difundieron una entrevista a unos bomberos voluntarios españoles que habían regresado de Haití y estos dijeron que la inseguridad no era tanta como la pintaban los medios, que ellos habían trabajado de manera normal durante el día, que los cascos azules les brindaban seguridad en sus labores de rescate. O como declaró una voluntaria de las Naciones Unidas a El Periódico de España. "Me da mucho menos miedo un haitiano que venga a robarme por un ataque de rabia, furia o frustración que el desembarco de las tropas norteamericanas con soldados que llegan desorientados y con miedo porque se creen que vienen a reprender a salvajes".

Aunque los haitianos esten en una situación devastadora saben que esto no es ayuda humanitaria, saben que es una ocupación más del imperio norteamericano, pero tampoco olvidan que ya los expulsaron en 1934. Por eso ya se empieza a escuchar como un murmullo en la isla. ¡Yanquis Go Home!

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