Perú: Inambari, la hidroeléctrica de las dudas

Aldo Santos / Mariátegui
03/05/10


Si a ti también te contaron el cuento de que cualquier megaproyecto significa desarrollo, si los constantes apagones te hacen maldecir a Electro Puno, a la central hidroeléctrica de San Gabán y demás empresas responsables de la generación, transmisión y distribución de energía eléctrica y por lo tanto añorar al proyecto de la hidroeléctrica de Inambari, aquí algunos elementos que debes tener presente.

De prosperar la construcción de la hidroeléctrica del Inambari, desplazaría a 60 Centros Poblados, que según las cifras más optimistas significan cerca de 8,000 personas y por si eso fuera poco se emitiría 5 millones de toneladas dióxido de carbono a la atmosfera, todo ello en un contexto de calentamiento global y cambio climático.

Por si no lo sabes, según el estudio del Tyndall Center for Climate Change Resarch, el Perú es el tercer país más vulnerable a los efectos del cambio climático después de Honduras y Bangladesh. Los últimos aludes y huaycos en el centro del país o las intensas lluvias en Cusco y Puno, no son parte de ninguna película de ficción.

Se destruiría el hábitat de 14 especies de mamíferos por la inundación de 37 mil hectáreas de bosque (37 mil estadios nacionales), ello sin contar la deforestación que provocaría la construcción de las líneas de transmisión, que deben cruzar la frontera peruano brasilera.

Pero eso no es todo, según el informe de la Comisión Mundial de Represas1 -órgano creado por el Banco Mundial-, entre otros impactos sociales y ambientales más, las represas pueden aumentar la vulnerabilidad de la zona a terremotos debido al peso del agua sobre el suelo; eso hace que las represas sean una amenaza permanente para las poblaciones que viven en la parte baja de la cuenca, en especial en regiones sísmicas.

El informe dice más y señala que los embalses, como en el caso del Inambari, retienen minerales valiosos como el oro, ocasionando conflictos con quienes se dedican a la extracción del recurso o peor aún promoviendo su migración hacia otras áreas. También se debe tener en cuenta que el lodo anaeróbico (acumulado en el fondo de la represa, resultado de la falta de oxígeno), se convierte en algo parecido o equivalente a los relaves mineros.

Si crees que ese rollo es solamente ambientalista y ecologista, debes saber que la inundación que provocaría el embalse de la hidroeléctrica inundaría 106 kms. de asfaltado de la carretera Interoceánica Sur, lo que en cifras significa cerca de 100 millones de dólares literalmente bajo el agua; y sólo en Puno se inundarían 19 colegios y escuelas, sin contar centros de salud y demás infraestructura que limitadamente el Estado ha construido en la zona.

Por si esas no son razones suficientes para dudar del megaproyecto, debo decirte que en Brasil se están llevando adelante proyectos de la misma magnitud (Jirau, San Antonio, Belo Monte) y en todos los casos las poblaciones se han opuesto radicalmente, ¿acaso las(os) brasileras(os) son “perros del hortelano” también? Y un último dato, el Perú no necesita, en el corto y mediano plazo, la energía que generaría la hidroeléctrica de Inambari, ya que el suministro de energía está garantizado por el momento.

Con todo ello, no me quedan más argumentos que la duda sobre la viabilidad de este megaproyecto, cuyas consecuencias económicas, sociales y ambientales siguen pareciendo negativas para todas(os) las(os) peruanas(os).

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