Perú: La transición democrática y Susana Villarán


Yorka Gamarra Boluarte / Mariátegui
Foto: Yásser Gómez
02/10/10


¿Cuánto debe durar una “transición democrática”?, ¿En qué momento nos encontramos después de la derrota de la dictadura de Fujimori y montesinos?, ¿Por qué tenemos la sensación de que todavía hay pendientes con la dictadura?

Si coincidimos en que las transiciones democráticas son un proceso, entonces coincidiremos también que en toda transición hay avances y retrocesos. En este tira y afloje puede haber cierta o mucha complicidad con el gobierno precedente (dictadura) o simplemente las fuerzas de la dictadura pugnan por regresar e imponerse.

La transición peruana ha estado predominantemente en manos de los grupos de poder de siempre, unos con más poder que otros. Cierto es también que ha habido presencias personales importantes que han podido arrancar logros en los espacios democráticos que se abrieron (CVR, CNE, Acuerdo Nacional y otras instituciones de la transición).

Sin embargo, todavía nos rige el mismo documento del ’93. La burocracia de la dictadura y de los gobiernos posteriores a ella ha sido casi la misma (me refiero a la burocracia tomadora de decisiones). Nuestra transición no ha tocado a los grupos de poder, principales beneficiarios de la dictadura. Diríamos que ésta transición ha preservado el modelo económico implementado por Fujimori, ha resguardado sus reglas de juego (documento constitucional) y ha mantenido a sus implementadores. El planeta vivía el inicio de la era pos caída del Muro de Berlín. Todo a su favor.

En el Perú de hoy, cuando aún nos resta un camino importante por reconstruir de nuestra democracia, cuando la corrupción y las violaciones a los DDHH todavía no han sido sancionadas y, más aun, quienes las han perpetrado pugnan por salir de las cárceles, mediante decretos o mediante otros artilugios, una nueva fuerza política emerge con reales posibilidades de hacerse del Gobierno Municipal de la Capital del País.

Y es que un gran ausente en la transición, ha sido la izquierda. Mejor dicho, no había una izquierda con la suficiente capacidad como para “existir” y proponer. La derecha ha jugado sola. Hasta ahora.

Hoy que ya se sabe una confluencia de izquierda ingresará a la administración de la Municipalidad de Lima, a cuya cabeza está Susana Villarán, se dan atisbos de que está en marcha la formación de una izquierda con reales posibilidades y serios deseos de acceder a la cosa pública.

Los grupos de poder (la derecha) ven amenazado su monopolio en el manejo de la administración de los recursos del Estado ¿No es eso saludable? Cuánto le hacía falta la izquierda a este país.

La transición democrática, no ha terminado. La aparición de este sector de izquierda y el amplio respaldo recibido por parte de la población de Lima, nos habla de que hacía falta incorporar a otros sectores de la población en la construcción de la democracia.

La visión que nos puede dar la izquierda es un nuevo enfoque en la administración de la Municipalidad de Lima, el ser humano como centro del desarrollo y del crecimiento urbano, los niños como parte más sensible de ese desarrollo. La participación vecinal activa, donde el ciudadano pueda opinar y decidir directamente sobre las obras y el presupuesto. Eso esperamos de esta nueva gestión municipal. Lima, que a veces pareciera vivir sintiéndose todavía el centro más importante del Virreinato tiene que dejar de ser tan excluyente y conservadora. Los tiempos están cambiando.

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