Perú: Continuar la lucha sin dar concesiones al enemigo


Frente a mecidas y promesas conciliadoras

Dante Castro / Mariátegui
17/06/09


El Estado burgués y proimperialista, comandado por el genocida Alan García, supuestamente ha dado marcha atrás para derogar dos de sus decretos anticonstitucionales, obviamente, por presión de las masas insurgentes. Si fuese así, la insurgencia popular habría causado la primera lesión al enemigo de clase, pero no debería conformarse el pueblo peruano con esta migaja. Faltan por derogar otros decretos fraudulentos y también hace falta esclarecer los asesinatos de decenas de compatriotas en Bagua.

La insurgencia debe continuar y generalizarse hasta botar al genocida y a todos su gabinete, demoliendo la vetusta y arcaica armazón del Estado democrático-representativo y erigiendo una Nueva Democracia: la democracia directa de masas. En otras palabras, el Poder Popular debe ser el sepulturero del parlamentarismo fariseo y de la "clase política" que se llena los bolsillos a costa de nuestros impuestos.

El saldo de muertos, desaparecidos y heridos graves no va a ser compensado con la derogatoria de dos D.L. anti-amazónicos. Tendríamos que aceptar que cada vez que cualquier gobierno imponga decretos antipopulares, necesitaríamos otro baño de sangre para derogarlos. La matanza no se puede ocultar tras una cortina legalista.

Lamentablemente todavía hay quienes desde la izquierda creen que la táctica electoral es la solución. La realidad nos obliga a denunciar por anticipado el fraude electoral (2011) del apro-fujimorismo, razón por la cual cualquier candidato del pueblo tiene de antemano las puertas cerradas. La legislación electoral heredada de la dictadura y la constitución fujimontesinista, le pisan los talones a la más ingenua intención democrática. Los grupos de poder decidirán quién va a ser el próximo presidente.

La insurgencia -repetimos- debe continuar, generalizarse y elevar su nivel político hacia una estrategia de poder. De lo contrario, la historia del Perú seguirá siendo la historia de las oportunidades perdidas. No debemos ilusionar a las masas con espejismos electorales, puesto que ésta no es nuestra democracia. Es simplemente la careta tras la cual se oculta la más cruel dictadura del capital sobre el trabajo. Sabemos que los viejos saurios de los partidos tradicionales sueñan con el retorno al escenario electoral y que su táctica inmoviliza la maduración de las masas.

El Paro Nacional del 08 de julio debe significar un ascenso en la conciencia de millones de peruanos; un día de combate contra el gobierno hambreador, vendepatria y genocida de Alan García-Cabanillas-Simons. Es la hora de apostar por el Poder Popular.

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