Honduras, un ensayo general para Latinoamérica


El nuevo guión de Washington

Genoveva Ares / Agencia Periodística del Mercosur - Mariátegui
Desde La Plata
Foto: Associated Press
19/08/09


Estados Unidos y los nuevos golpes de Estado. La teoría del “smart power” (poder inteligente). Las enseñanzas de Venezuela 2002. Preservar simulaciones institucionales.

La teoría del "smart power" (poder inteligente) se propone llevar adelante cierta versión actualizada de los golpes de estado tradicionales. Combina el “poder duro” con el “poder suave”, para consolidar una estrategia hegemónica victoriosa y adecuada al siglo XXI.

Utiliza la diplomacia, la persuasión, la proyección del poder militar, mediático, económico, político y religioso de manera efectiva, con el objetivo de conseguir una aparente legitimidad política y social. Los golpistas de la poderosa coalición cívico-militar hondureña aprendieron la lección de Venezuela del 2002, preservando ahora el funcionamiento de los poderes Legislativo y Judicial, y expulsaron del país al mandatario constitucional.

Se trata de una combinatoria de fuerza militar y diplomacia en todas sus formas, con énfasis en el uso de la "promoción de la democracia" como táctica para influir en el destino de los pueblos. Y cuenta con elementos técnicos para lograrlo, con expertos militares y organizaciones civiles encargadas de la financiación. Así lo documenta el Departamento de Estado.

Un talentoso representante de este nuevo “estilo”, es Hugo Llorens, embajador estadounidense en Honduras, designado por George Bush. Entre 2002 y 2003 ejerció el cargo de director de Asuntos Andinos del Consejo Nacional de Seguridad, en Washington. Fue estrecho colaborador de Otto Reich, Roger Noriega y Elliot Abrams. Fue el principal asesor del presidente Bush y del Director del Consejo sobre asuntos relacionados con Colombia, Venezuela, Bolivia, Perú y Ecuador.

El objetivo del golpe de nuevo tipo en Honduras es la protección de las 150 transnacionales que tienen inversiones directas en un país donde el 60 por ciento de su población está en la pobreza, la mortalidad infantil es de 31 por cada mil nacidos vivos, y donde la tasa de asesinados, de 57 por cada 100.000 habitantes, es una de las mas altas del mundo.

Allí el Pentágono mantiene la base de “Soto Cano” con más de 600 militares subordinados al Comando Sur (con mayor interés en conservarla, tras el cierre de un asentamiento armado en Ecuador), y cuya eficacia se demostró, por ejemplo, en la formación y entrenamiento de los “contras” que arrasaron a sangre y fuego la Revolución Sandinista en los ‘80.

Un mes antes del reciente golpe se formó una coalición entre diferentes organizaciones no gubernamentales, empresarios, partidos políticos, la Iglesia Católica y medios de difusión, denominada Unión Cívica Democrática. Su único propósito fue derrocar al presidente Zelaya para impedir que una consulta no vinculante abriera el camino a una asamblea constituyente, procedimiento perfectamente institucional que sí puedo llevarse a cabo en Venezuela, Bolivia y Ecuador.

La financiación más importante de la Unión Cívica Democrática provino de la USAID (Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos), la que entregó más de 50 millones de dólares para el "desarrollo democrático" en Honduras, a través de créditos para ” promover las empresas y fortalecer las instituciones, los tratados de libre comercio y el buen gobierno”.

El embajador estadounidense admitió haber participado en reuniones con autoridades de la Iglesia. El director de la USAID, William Brands, hizo lo propio con políticos y empresarios, encuentros en los que se discutieron distintos planes antes del secuestro del presidente Zelaya.

También participó en forma activa en la nominación y selección de la Corte Suprema de Justicia y del Fiscal General, y apoyó con recursos al Tribunal Electoral, según consta en un boletín de la embajada de Estados Unidos en Tegucigalpa.

El presidente Zelaya y otros funcionarios del legítimo gobierno de Honduras reclamaron a Estados Unidos que adopte una posición de clara condena a las fuerzas golpistas. En ese sentido, fue criticada la posición de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien habló de “dos partes” en conflicto y condenó los intentos del mandatario depuesto a volver a su país, conforme al derecho que le otorgan la Constitución y las leyes.

Días pasados, el matutino Clarín, de Buenos Aires, dio cuenta del complejo tablero de intereses que se despliega en Estados Unidos.

“Pese a los esfuerzos que está haciendo Barack Obama para no convertirse en el arbitro del conflicto hondureño, Washington se ha transformado en un verdadero campo de batalla entre las fuerzas del golpista Roberto Micheletti y del presidente derrocado Manuel Zelaya”, afirmó el diario argentino.

“Mientras que un grupo de hondureños procedentes de Miami marcharon frente a la Casa Blanca para reclamar que se reconozca al gobierno de Roberto Micheletti al grito de "democracia si, comunismo no -escribió el corresponsal de Clarín- el borrador del comunicado que emitió el Ejército hondureño en apoyo a la propuesta del mediador Oscar Arias, fue redactado aquí, en las oficinas de un senador demócrata después de días de discusiones entre sus asesores y dos coroneles jóvenes hondureños”.

“La fuente no pudo decir si los asesores del senador actuaron solos o en coordinación con la Casa Blanca y/o el Departamento de Estado. Llamó la atención que justo ayer Mary Anastasia O`Grady, la editorialista ultraconservadora de The Wall Street Journal especializada en la región, criticara duramente la política de Obama hacia nuestros países, y muy especialmente, la instrumentada en Honduras. O`Grady sugirió que detrás del acercamiento a los llamados "enemigos de EEUU" como Chávez, Ortega y ahora Zelaya, esta Gregg Craig, el actual Consejero Legal de la Casa Blanca que durante la Guerra en América Central trabajaba en la oficina del Senador Ted Kennedy y seguía los esfuerzos diplomáticos realizados por el Grupo Contadora”, destacó el matutino.

Los hechos de Honduras deberían representar una fuerte señal de alerta para todos los gobiernos democráticos de la región.

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Genoveva Ares cursó el Seminario Virtual de Postgrado “Identificación y aplicación de Lineas y Politicas Editoriales”, de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP.

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