Haití y Venezuela: Dos pueblos unidos por la solidaridad


YVKE Mundial / Mariátegui
17/01/10


Bolívar y Petión fueron ejemplos de hermandad y eterno agradecimiento
Alejandro Petión político, gobernante, y revolucionario haitiano, quién a los 19 años, es el primero en respaldar los principios de la Declaración de los derechos del hombre y del ciudadano y reclamar su aplicación en la colonia así como la igualdad civil y política con los blancos.

El mundo se estremece con el terrible acontecimiento natural que ha afectado a la hermana República de Haití. Después del descubrimiento, la isla en la cual estaba establecida esta República recibió el nombre de Hispaniola. Bajo el impulso de Colbert, fue que Francia impuso su presencia en la isla, retomando poco a poco a los españoles el control de su parte occidental. La economía reposaba en la época sobre la esclavitud (los primeros esclavos negros fueron importados a comienzos del siglo XVI).

Este sistema engendró problemas que acabaron, en 1791, con la revuelta de los negros, conducida por el general haitiano Toussaint-Louverture. Gracias a la revolución francesa, los insurgentes obtuvieron satisfacción. Un decreto de la Convención abolió la esclavitud en 1794. Toussaint-Louverture se alió entonces al gobierno francés, antes de hacer notar, en 1801, su intención de establecer en Haití una República negra. En 1802, fue hecho prisionero por los franceses y murió en cautiverio un año más tarde.

La idea de la independencia sobrevivió a Toussaint-Louverture, ya que a partir de 1804, otro negro, Jean-Jacques Dessalines, expulsó a los franceses, proclamó la independencia de la isla de Hispaniola, que devino Haití, y tomó el título de emperador (Jacques I). Después del asesinato de Dessalines, en 1806, el país se dividió en dos: al norte, un reino dirigido por Henri Christophe, al sur, una República gobernada por Alexandre Sabès, llamado Pétion.

El sucesor de Pétion, Jean-Pierre Boyer, logró reunificar las dos partes de la isla en 1822. En 1844, el este hizo definitivamente secesión, y pasó a ser la República de Saint-Domingue, mientras que el oeste fue la República de Haití.

Los primeros tiempos de la historia de Haití fueron difíciles, marcados por indisolubles luchas de poder entre los negros y los mulatos. Aún dependiente financieramente de Francia, Haití no lograba consolidarse políticamente. Los problemas agrarios engendraron, desde 1844, una gran rebelión, llamada "de los piquets" (campesinos negros del sur), que fue duramente reprimida. En 1849, Faustin Soulouque, un negro, se proclamó emperador (Faustin I) y se lanzó a una severa represión contra los mulatos. Reinó despóticamente el país durante diez años, antes de ser destronado, en 1859, por el mulato Nicolás Geffrard, que restauró la República y gobernó el país hasta 1867.

Hasta 1910, el país, gobernado exclusivamente por los mulatos, tuvo un período de relativa prosperidad. Los Estados Unidos, ya presentes en la República Dominicana, comenzaron entonces a interesarse en esta isla prometedora y ocuparon militarmente Haití el 28 de julio de 1915. Permanecieron ahí hasta 1934.

Bajo la ocupación norteamericana, Haití volvió temporariamente a la estabilidad, pero al precio de revueltas sociales que favorecerían la llegada al poder de los militares. Washington puso en marcha un gobierno sometido a su voluntad y se comprometió en contrapartida a proveer al país una asistencia política y económica.

En 1918, los norteamericanos reprimieron sangrientamente una revuelta paisana (más de 15.000 muertos). La hostilidad de la población con respecto a los ocupantes creció, y condujo finalmente, en agosto de 1934, a la partida de los norteamericanos. Haití, sin embargo, no había terminado con la influencia norteamericana. El fin de la ocupación, sumado a las consecuencias de la crisis económica mundial, engendró el retorno a la inestabilidad, y alentó ciertas ideas dictatoriales.

Llegado al poder por un golpe de estado en agosto de 1945, Dumarsais Estimé fue derrocado en noviembre de 1949 por una junta militar. El poder quedó en manos del ejército hasta septiembre de 1957, fecha en la cual François Duvalier (llamado "Papa Doc"), un antiguo miembro del gobierno de Estimé, fue elegido presidente.

Electo con el apoyo de los negros, que veían en él la forma de luchar contra las élites mulatas, Duvalier impuso de golpe una política extremadamente represiva (prohibición de los partidos de la oposición, instauración del estado de sitio, el 2 de mayo de 1958) y recibió del Parlamento la autorización de gobernar por decretos (31 de julio de 1958). El régimen Duvalier se apoyaba en una milicia paramilitar, los Voluntarios de la Seguridad Nacional (VSN), apodados los "tontons macoutes", que sembraron el terror en las filas de la oposición y lograron sofocar toda resistencia. Duvalier pronunció la disolución del Parlamento el 8 de abril de 1961 y los Estados Unidos suspendieron su ayuda como signo de desaprobación.

Frente a la oposición de una parte del ejército (un complot militar fue frustrado el 19 de abril de 1963) y de exiliados haitianos, que intentaron varias veces desde la República Dominicana provocar un levantamiento popular, Duvalier reforzó la represión. En 1964, se proclamó presidente vitalicio e impulsó, con los tontons macoutes, una campaña sangrienta contra los opositores (2000 ejecuciones en 1967).

Duvalier no dejó nada librado al azar: en enero de 1971, la Asamblea Nacional enmendó la Constitución para permitirle designar a su hijo, Jean-Claude, como sucesor. A la muerte del dictador, el 21 de abril de 1971, Jean-Claude Duvalier accedió a la presidencia de la República. Tenía 19 años (de allí su apodo de "Baby Doc"). Comenzó por aplicar palabra por palabra la política de su padre, antes de iniciar una tímida liberalización del régimen.

La represión y la extrema pobreza en la cual el régimen mantenía a la población provocaron, a partir de fines de los años '70, el éxodo de la población haitiana, hacia la Florida y las Bahamas particularmente. En 1986, un levantamiento popular derrocó a Jean-Claude Duvalier, que partió a refugiarse en el sur de Francia.

El fin de la era Duvalier no significó, sin embargo, el fin de la dictadura. Inmediatamente después de su partida, una junta militar dirigida por el general Henri Namphy se instaló en el poder. La elección de Leslie Manigat para la presidencia de la República, en 1988, no fue más que un paréntesis antes de un nuevo golpe de estado militar del general Namphy (junio),reemplazado el mismo en septiembre por el general Prosper Avril.

En el poder hasta 1990, debió hacer frente a nuevas revueltas. Su renuncia abrió el camino a elecciones bajo control internacional y a una aparente normalización de la vida política.

Jean-Bertrand Aristide, un sacerdote católico que se había hecho abogado de los pobres, obtuvo una brillante victoria en diciembre de 1990. Su llegada a la presidencia de la República devolvió la esperanza al pueblo haitiano pero, en septiembre de 1991, fue derrocado por un golpe de estado militar y partió a refugiarse en los Estados Unidos. En cuanto a los miles de balseros haitianos que intentaban llegar a los Estados Unidos, la mayor parte fueron rechazados por los guardacostas norteamericanos. La Organización de los Estados Americanos (OEA), luego la Organización de las Naciones Unidas (ONU), decretaron sanciones contra el nuevo régimen militar del general Raoul Cédras.

El país fue sometido a un bloqueo económico a partir de 1993. La situación alimentaria y sanitaria se degradaba, y las negociaciones por el retorno de Aristide se hacían eternas.

Finalmente, los Estados Unidos decidieron una intervención militar. Las tropas norteamericanas desembarcaron en Haití el 19 de septiembre de 1994. La junta militar debió dejar el poder y el presidente Aristide fue restablecido en sus funciones en octubre de 1994. Su mandato, sin embargo, llegaba a su fin y la Constitución no lo autorizaba a pretender un segundo. Elegido en diciembre de 1995, el antes Primer Ministro René Préval asumió sus funciones en febrero de 1996.

Alejandro Petión fue solidario con El Libertador Simón Bolívar

Un gesto de solidaridad y hospitalidad del haitiano Alejandro Petión para como El Libertador Simón Bolivar, quién en enero de 1806 estuvo en Haití, marcó una incondicional amistad que trascendió incluso, a los años en que murió este revolucionario, a quién Bolívar honró con su respeto y admiración eterna.

En 1806, Alejandro Petión, funda la República y da al país su primera Constitución. Elegido presidente el 9 de marzo de 1807 y reelecto en 1811 y 1816, ocupó la primera magistratura de su país hasta su muerte en 1818. Asimismo echó los fundamentos de la instrucción creando escuelas y liceos. Para combatir la esclavitud en el Caribe, hizo incluir en la Constitución de 1816 que «todo africano, indio, así como, sus descendientes en las colonias que vendrían a establecerse en la República serían reconocidos como haitianos».

Petión recibió por primera vez en Haití a Simón Bolívar, el 2 de enero de 1816 y le prometió su más amplia colaboración en la expedición que iba a preparar en Los Cayos. En este sentido, puso a la disposición de El Libertador más de 6.000 fusiles con sus bayonetas, municiones, plomo, víveres, una imprenta completa, el flete de algunas goletas y una importante suma de dinero.

Además, permitió que ciudadanos haitianos se alistasen en la expedición. Como precio de sus servicios pidió sólo a El Libertador que proclamara la abolición de la esclavitud en todas las tierras que sus armas libertarían. Y así fue. Apenas desembarcó Bolívar en Margarita, Carúpano y Ocumare de la Costa, cumplió con su promesa a Petión, al proclamar la abolición de la esclavitud en Venezuela.

Derrotado en Ocumare y rechazado en Güiria por sus compañeros de armas, vuelve el Libertador a Haití donde recibió por segunda vez de Petión toda su generosa ayuda, así como la del comerciante inglés Robert Sutherland, amigo de éste, para emprender su segunda expedición que salió del puerto de Jacmel el 18 de diciembre de 1816. Asimismo todos los patriotas hispanoamericanos que, desde el destierro, pensaban reanudar la lucha por la liberación de su país, encontraron el apoyo y la ayuda más decidida de Petión. El general José Francisco Bermúdez recibió la ayuda económica de Petión para que volviera con sus amigos a Costa Firme. El coronel Pedro Labatut estuvo 2 años preparando en Puerto Príncipe y Los Cayos una expedición contra los españoles de Nueva Granada.

Por su parte, el general Gregor MacGregor hizo de los puertos haitianos su base para realizar sus empresas contra la isla Amelia, Portobelo y la costa de Mosquitos. Asimismo Petión proporcionó su ayuda personal y la del Estado a los numerosos desterrados de Venezuela y Nueva Granada, entre ellos, al general Manuel Piar, a las familias de Bolívar y Soublette, etc. Además, permitió que numerosos corsarios patriotas de Luis Brión, José Padilla, Felipe Esteves, Agustín Gustavo Villeret se armaran y aprovisionaran en los puertos haitianos.

Toda su vida, Bolívar conservó su agradecimiento para Petión a quién calificó de «magnánimo» y de «primer bienhechor de la tierra a quién un día la América proclamará su Libertador».

Hoy cuando esta República, envuelta en profundo dolor, por tantas vidas extinguidas en medio de un fenómeno natural, Venezuela se yergue solidaria, abre sus brazos de concordia y acoge a tantos hermanos, brindándole compañía y apoyo, para hacer frente a la calamidad.

Todo el país se suma a esta batalla solidaria, y le tiende la mano de la confraternidad y la unión a estos hermnos. "No están sólos levántense que este pueblo está de su lado, y ... seguirá allí, en la memoria de Petión y Bolívar, dos grandes que dieron las vida por sus pueblos y que si estuvieran físicamente acá estuvieran convertidos quizás, en una sola persona.

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