MPMR / Mariátegui
22/02/10
MPMR: “Nuestro norte es que el pueblo sea gobierno, ese gobierno democrático popular, de orientación socialista anticapitalista y anti-burocrática, llevará adelante las transformaciones que el país necesita”
Entregamos el informe central del evento del Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez (MPMR), realizado el 23 de enero de 2010 en Santiago. Asistieron militantes de distintas regiones. El presente informe fue aprobado con correcciones, las que ya están incluidas en la presente edición.
Compañeros y compañeras, hermanos y hermanas.
La Dirección Nacional consideró necesario realizar este concentrado para entregar las elaboraciones a las que ha llegado en el último tiempo y poder consultar al conjunto de la militancia la pertinencia de ellas.
El Concentrado es una nueva figura. En la etapa en que nos desarrollábamos como FPMR, se realizaron concentrados temáticos, por tanto es una figura orgánica que tiene alguna historia en nuestra organización. No es igual al Encuentro Nacional, máxima instancia democrática de la organización. Este evento es resolutivo, que tiene alcances temáticos y no revisa el conjunto de la política y que hacer del MPMR.
La Dirección, ante la necesidad de consultar a la militancia temas que necesitan el visto bueno del conjunto, propone que el evento concentrado quede en nuestro reglamento, como una instancia posible y necesaria de acuerdo a los momentos políticos.
El Chile actual, entre la realidad y lo electoral.
Cada cierto tiempo, nos enfrentamos a las elecciones, ellas son un momento de debate y un ejercicio en que una parte del pueblo cree que elige a las autoridades que mandaran en el país.
Debería ser un momento muy relevante, pues quien es presidente o presidenta del país, en teoría, es decisivo para como convivimos los chilenos, pero en la actualidad no es así, pues las candidaturas en general y los dos empresarios que pasaron a segunda vuelta representan más de lo mismo. Las elecciones actuales, en la práctica son solo parte del aseguramiento de la gobernabilidad que requieren las clases dominantes para seguir desarrollando el sistema capitalista y sus altas cuotas de ganancia. En el fondo son dos candidatos de derecha, una más antigua, una más nueva.
La elección de Sebastián Piñera, es la continuidad del modelo que hoy cambia de mano de una manera natural porque poco está en juego, salvo los puestos de trabajo de la burocracia corrupta
Para señalar algunas cifras:
En Chile existen más de 12 millones de personas mayores de 18 años, es decir en edad de votar, de ellas al 2009, existían 8.285.186 inscritas en los registros electorales (fuente Servel). De acuerdo a datos oficiales hay 4 millones de no inscritos, la inmensa mayoría jóvenes (personas menores de 28 años), lo que implica que uno de cada tres chilenos no ejerce sus “derechos ciudadanos”. Por tanto, Sebastián Piñera fue electo con un poco mas del 3,5 millones, eso representa cerca del 28% de los 12 millones mayores de 18 años.
Con esto podemos hacer una primera distinción: El sistema no es representativo, pues las autoridades son elegidas en la práctica por una minoría de electores, que cada vez son más viejos. ¿Esta realidad pone en jaque la gobernabilidad?, es evidente que no, pues el sistema sigue funcionando con niveles de “legitimidad” para muchos. De aquí una segunda distinción: La gobernabilidad, que es lo que busca en el fondo las clases dominantes (algunas veces como dictadura abierta otras veces disfrazada de “democracia”), tienen distintas aristas.
El sistema actual ha generado distintos brazos que aseguran la gobernabilidad y por tanto el sometimiento de las clases explotadas a los dictados de las clases pudientes. Uno de esos brazos son las elecciones, pero tan o más importante que ellas, es la aceptación por la mayoría del sistema de consumo, en base a la lógica de mercado.
Tanto para las personas inscritas o no inscritas en los registros electorales, en Chile, se han emitido 29 millones de Tarjetas de Crédito no bancarias de acuerdo a la SBIF (Cifra del año 2008) y la encuesta Casen del año 2006 indicaba que los dos quintiles más bajos de ingresos en Chile destinaban el 67,10% de sus ingresos para pagar deudas, estas cifras muestran la alta dependencia de la inmensa mayoría de las familias al sistema de consumo actual, podríamos decir que es la manera en que sobrevivimos los chilenos, endeudados, por mucho más de nuestros sueldos, hasta dos o tres años[i]. Los sueldos de la mayoría de los trabajadores son para pagar deudas y poder endeudarse nuevamente, esto genera una alta dependencia del sistema. A las deudas de consumo, hay que agregar las deudas hipotecarias, las deudas por los estudios, y así suma y sigue. Estas son algunas razones por la que ha cobrado tanta importancia para un grueso de trabajadores en las negociaciones colectivas el bono de fin de conflicto, medida inmediatista y asistencialista, no resolutiva, que muchas veces tiene una significancia mayor que logros permanentes para los trabajadores, por el hecho de tener plata fresca para pagar las deudas.
Otras formas que le dan “legitimidad” al sistema y que aseguran su gobernabilidad, son los medios de comunicación de masas y la credibilidad que en ellos tienen la mayoría de la población. Un ejemplo paradigmático fue las llamadas a la policía de Investigaciones de personas comunes entregando información sobre el paradero de Elisa, creyendo que la teleserie de TVN, ¿Dónde esta Elisa?, era parte de la realidad, o las vicisitudes de muchos actores de telenovelas en las calles, cuando la gente cree que son el personaje que les toco actuar. Distinguir lo real de la ficción, para muchos es cada vez más difícil.
El peso de los medios de comunicación, particularmente la televisión, es de una gran trascendencia. Pero de manera más dirigida también los son los medios escritos y las radios. En el caso de los medios escritos, el dúo polio, El Mercurio y Copesa, dueño, entre otros medios de La Tercera, marcan la agenda mediática, a través del método de la agenda. Alguna vez Andrés Allamand, dijo que El Mercurio era parte de los poderes fácticos de la nación y tenía razón.
En un imprescindible libro de Ken Dermota , periodista gringo, que no tiene nada que ver con el marxismo, “Chile-inédito, el periodismo bajo democracia” (Ediciones B, 2002), en 480 paginas, nos relata el dominio de los grupos económicos sobre los medios de comunicación, la sesión voluntaria por parte de la Concertación del monopolio de los massmedia, cosa acordada en los nefastos pactos de la transición, a los gestores del neoliberalismo. Dermota, en su estudio, entrevista al entonces periodista del El Mercurio, Mario Parada, y este manifiesta que “la objetividad es la palabra menos usada en El Mercurio” o como lo afirmó otra periodista, en este caso de La Tercera, en el momento del estudio, Barbara Partarrieu, “yo no trabajo para una organización de noticias, yo trabajo para una empresa”.
Toda noticia de El Mercurio (aparte de La Segunda, Las Ultimas Noticias, son dueños de una inmensa cadenas de diarios regionales, acaba de comprar El Sur de Concepción) y de La Tercera (dueña de La Cuarta, la Revista Que Pasa entre otras), sólo toma las opiniones de los empresarios o expertos universitarios y obvia y anula al mundo social, la gente común sigue sin tener voz, son sólo referencia, al igual que el mundo mapuche, al cual se le construye la peor de la imágenes.
El Mercurio y La Tercera, son diarios dirigidos al mundo ABC1, usando la nomenclatura de estratificación social oficial, allí forman opinión, son diarios imprescindibles para ellos, son su verdad, se formatean en ello. No podemos dejar de mencionar una editorial de El Mercurio del 19 de julio de 1980, que muestra su esencia de clase:
“De hecho Cristo no era hijo de un pobre carpintero, José era un tekon (que significa arquitecto y también empresario constructor) y los magos alabaron al niño Jesús no en un establo, sino que en la casa de José…. Para los judíos, Jesús era esencialmente un príncipe de sangre real”. (SIC)
Uno de los pecados de la Concertación, un pecado no perdonable, que además constituye una traición democrática, es el haber entregado el monopolio de los medios de comunicación a los poderosos de siempre, fue parte del acuerdo de la mal llamada transición, estamos hablando de la televisión, de las radios, de los medios escritos y este monopolio se ha consagrado en el papel del Consejo Nacional de Televisión (CNTV) y en las instituciones como la Archi y Anatel. Es más, esto nuevamente se ve reflejado en la discusión sobre la TV DIGITAL, donde los mismos de siempre tendrán más canales y no se democratiza nada.
Dermota, hace una conclusión al final en su libro “el periodismo a finales de la dictadura fue más pluralista y tal vez más adecuado para la época democrática que el periodismo actual… Hasta con la derogación de las leyes de desacato, los propietarios de los medios y los políticos evitan que la prensa actúe como un cuarto poder que abogue por el bien de la ciudadanía”.
El sistema ha montado su “legitimidad” y por tanto la gobernabilidad, con un conjunto de redes de poder o de acciones, como las elecciones, la credibilidad en los medios de comunicación, el tipo de consumo, la tecnología individualista, la entretención, el turismo, el fútbol, el sistema educativo, las formas de religiosidad, las formas de trabajo, el temor, la represión. Es decir han formateado una subjetividad afín al neoliberalismo, un nuevo tipo de chileno, individualista, en competencia con los demás, descreído. Existe un sentido común neoliberal orientado a la lógica de mercado.
La “política”, cumple un papel en la dominación, es una fachada, importante aún, pero es solo una esfera de la gobernabilidad, la política, ha sido degradada por las clases dominantes al imperio de la mentira y la publicidad. Si las cosas son verdad ya no importa mucho, lo que importa es que sea creíble. Así uno de los homosexuales de la franja televisiva de Piñera, fue elegido en un casting y no votaba por Piñera, una de las lesbianas de la franja de Frei, era una actriz, que no era lesbiana. Los artistas que actúan en los actos de los candidatos son contratados y son sólo mercancía para la publicidad, el cierre de la campaña de Lautaro Carmona en Copiapó, fue con Alfredo “Pollo” Fuentes, quien desfiló con los 77 de chacarillas en el tiempo de la dictadura. El dios dinero manda todo, total trabajar para la Coca Cola o la Pepsi o para cualquier marca del retail, de cosméticos o de marca de ropa, es lo mismo que trabajar para cualquier candidato.
La Concertación, que se suponía portaba criterios democráticos, ha desarrollado toda la lógica de la “política” que se implantó en un pacto con los sectores de la dictadura que negociaron la transición. El modelo es el yanqui, de esto dan cuenta todo el andamiaje publicitario, en forma y contenido de ambas coaliciones. La gente de pueblo que aparece en la estrategia de campaña, es sólo un supuesto actor que se dedica a vitorear a tal o cual candidato, como en los programas de entretención en la televisión.
De esa forma de hacer política, nada bueno ha venido ni vendrá para los trabajadores y los pueblos y va en una dirección de perpetuidad de la esclavitud y no de la liberación, lamentablemente de esa forma de política se ha hecho parte el Juntos Podemos.
El nivel de asimilación en las formas y contenidos de la política, va mucho mas allá del esperado, incluso la supuesta “gran obra” de la Concertación, de la señora Bachelet, lo que marcaría, la diferencia, según ellos, con la denominada “derecha”, sería su “obra social”. Pero si analizamos bien esa “obra social”, es muy asimilable y aplicable por el propio Sebastián Piñera, cosa que el mismo ha reconocido, no incomodándole la situación y al mismo tiempo anunciando un bono social para marzo.
Toda la “obra social” de Bachelet, esta construida bajo la premisa capitalista del asistencialismo, que busca crear o asegurar una clientela política (cosa estudiada muy a fondo en Latinoamérica), no hay acción liberadora, no hay acción educadora, no hay acción de generar cuerpos colectivos. Refuerza y radicaliza la idea de beneficio y no de derechos. Refuerza la idea de individuo y no de colectivos. En el fondo es una manera más de disciplinamiento social. Es el mismo criterio que usa el Opus Dei o el Hogar de Cristo con los pobres, en muchos casos es el criterio de la limosna. Nada de organización social, nada de poder popular, nada de educación para los cambios.
Esta misma tendencia la seguirá haciendo, con pequeñas variantes, el gobierno de la Alianza por Chile, que ya anuncio que va ser una “gobierno de unidad nacional”.
No es extraño que en la última ENADE, el empresariado chileno rindiera un sentido homenaje a la primera presidenta de Chile, Michelle Bachelet, lo refleja claramente Luís Schmidt, ex presidente de las Sociedad Nacional de Agricultura, quien afirmo “estuve en las cenas de la minería, de la industria y en Enade y en todas el planteamiento es bastante unánime. La aprobación que tiene en las encuestas coincide con la aceptación que tiene entre los empresarios” y Jorge Awad, presidente de Lan Airlines, manifiesta que el fortalecimiento de la red de protección social es uno de los factores relevantes de la evaluación, “ha sido un mandato que tiene un sello social indiscutible y que demostrara hacia el futuro una nueva cohesión social de nuestra sociedad. Con una capacidad distinta de solidaridad y de preocupación por el conjunto de los ciudadanos”. En otras palabras el sistema necesita hacer ajustes, en el mismo marco del neoliberalismo, con los mismos principios neoliberales y a ello debe agregarse que las clases dominantes necesitan de una unidad nacional, que incluya o limite a la izquierda, para los nuevos desafíos del país en el continente.
Chile es una “Democradura”
La represión y el miedo, es parte importante del andamiaje del sistema, es parte del aseguramiento de la gobernabilidad. La demonización de los movimientos sociales, de la justa lucha del pueblo nación Mapuche. La estigmatización y persecución a los movimientos anarquistas. Asesinatos de mapuche y de trabajadores, más de 60 presos políticos mapuche. En el gobierno de la señora Bachelet, hay cerca de 150 mil detenidos en movilizaciones sociales y muchos, incluyendo nosotros, estamos en constante vigilancia por los aparatos de seguridad del Estado, los cuales se han perfeccionado en recursos humanos y tecnología de avanzada.
Es esperable que esto continúe con el nuevo gobierno y de manera muy cínica ya personeros de la Concertación que estarán en la supuesta oposición, anunciaron que serán “guardianes de la libertad”.
La gobernabilidad necesita apariencia de democracia, adhesión al modelo de vida del sistema, represión a aquellos que se salen del margen permitido. A este sistema los rodriguistas queremos denominar “Democradura”, una dictadura, la del capital, con apariencia democrática, mas de mentira que de verdad. Circo por un lado y palos por el otro.
La Alianza por Chile, no realizará cosas nuevas, sólo maquillajes, mas chorreo asistencialista, efectos de publicidad. En cuanto a la represión, ella es consustancial al movimiento real de la lucha de clases, si los oprimidos usan la rebeldía, la movilización rupturista, vendrá represión, ya sea en los gobiernos de la Concertación, como quedó demostrado, ya sea en el gobierno de Piñera y el único camino es estar preparados para ello, en base a la organización y voluntad revolucionaria
La Democradura, esta edificada sobre la injusticia.
La desigualdad socio-económica real existente hoy en día en Chile, según el índice de Gini del año 2007, es de 54,3 y era comparable más o menos al de Honduras (55,0) y Nicaragua (55,1). Mientras que Sambia (52,6), El Salvador (52,5) y Venezuela (48,2) presentaban un índice menor.
Los niveles de ganancias de las transnacionales son inmensos, especialmente las que extraen las materias primas y la precarización del trabajo es cada vez mayor. Estas contradicciones, no generan igualdad, ni menos felicidad y por tanto cada cierto tiempo hay movilizaciones sociales en distintas áreas de la producción o en sectores estudiantiles, mapuche o de pobladores y ellas son duramente reprimidas. El Estado ha crecido notablemente en capacidad represiva, se esmera en aumentar el personal policial, se actualiza en armamento, en capacidad de investigación, en compra de tecnología y métodos de seguimiento. Todo este andamiaje represivo, la Concertación con el aplauso de la Alianza por Chile, lo ha convertido en ley.
El tema de la delincuencia ha sido el caballo de batalla para implementar buena parte del andamiaje represivo y “legitimarlo” frente a la ciudadanía. La preocupación contra la delincuencia hoy es un tema real, es una sensación concreta a partir de que ella ha aumentado y que los medios han enfocado su mirada ha aquellos “ilícitos” que provienen del mundo popular. La delincuencia de las clases altas, son minimizadas, encubiertas por los medios, entre ellas el lavado de dinero en el mundo de los negocios, la corrupción, incluso el fútbol. También se minimiza la delincuencia en el mundo de las fuerzas armadas y las policías. La cantidad de Carabineros, Policías de investigaciones y miembros de las FF.AA.”delincuentes”, es real como lo reflejara El Rodriguista de Diciembre de 2009, entregando una lista de decenas de Carabineros dados de baja en ese año, lista confeccionada solo a partir de datos de prensa escrita. Represión para la delincuencia del mundo popular, vista gorda para la corrupción y la delincuencia de las clases pudientes y los uniformados.
El Chile real, tiene actualmente una de las más altas tasas de población encarcelada del mundo, 320 personas por cada 100 mil habitantes. Hace 15 años tenia 155. Las de muchos estados es considerablemente mas baja que la chilena, Holanda (100), Australia (124), Reino Unido (154), España (165) y Nueva Zelandia (197), el campeón de todo es Estados Unidos que tiene 760 personas encarceladas por cada 100 mil habitantes, el imperio tiene casi 3 millones de personas presas.
Siendo un país con muchos presos, la sensación es que tenemos un país con un sistema judicial que es una “puerta giratoria” y donde la delincuencia va en aumento. Claramente su estrategia antidelincuencia no tiene resultados, salvo en lo político para ellos, pues enfoca al mundo popular y la movilización social como cuna de delincuentes e infiltrados, ellos intentan igualar, delincuencia, terrorismo, rebeldía, movilización social rupturista, mundo popular, como una sola cosa.
Nosotros rechazamos y condenamos la delincuencia contra el mundo popular, pero entendemos que tiene ribetes de “anomia” social, que es generada por la degradación del sistema, sistema que no tiene, ni tendrá la calidad moral para reprimirla, ni podrá hacerlo, porque es el mismo el que la genera. En la actualidad sólo niveles de poder popular, podrán ser un antídoto para los delincuentes, lo que implica una represión y actividad social reparatoria. Carabineros y policías, jueces y políticos corruptos, nunca podrán erradicar este mal que nos aqueja.
El Miedo en la acción política
El miedo, en cualquiera de sus formas, es algo serio y es muy bien aprovechado por el sistema de dominación, es parte de la estrategia para asegurar la gobernabilidad, es un muro contra los intentos de rebeldía. El miedo, manejado políticamente, esclaviza, domina, aliena y jamás será un componente de la dignidad y de liberación.
Los rodriguistas hace tiempo reflexionamos sobre el papel de la Concertación y la izquierda colaboracionista, en el desmantelamiento del movimiento social y especialmente en desmantelamiento del movimiento de los derechos humanos, que tuvo tanta potencia en la lucha contra la dictadura. “El nunca más”, los memoriales, los museos de DDHH, fueron usados para que nunca más nos atreviéramos a soñar con la revolución, porque sino vendría la muerte, la tortura, vendría la derecha. De hecho, ninguna de estas instituciones o lugares, incluso las propias organizaciones de DDHH, revindican, enseñan y promueven las labores revolucionarias de los asesinados, ellos son tratados como víctimas, casi sin contenidos, salvo que eran buenas personas. Así el miedo quedo instalado, el papel de víctimas, reemplazó el papel de revolucionarios. Esta fue una gran operación política del sistema, que se construyó en años de trabajo, apoderándose de símbolos, ya vaciados de contenidos, comprando conciencias con beneficios y haciendo soportable la impunidad.
La Concertación, intentó destacar todas las violaciones a los derechos de los años 70 y dejar en una segundo plano, casi en un olvido, los 80, que son los años de la rebelión popular, así ellos, los exiliados, y no los combatientes de la resistencia, tendrían el protagonismo. Se trataba de dejar en un segundo plano la resistencia armada, las protestas, que fue en definitiva lo que logró la salida de Pinochet del gobierno.
Esta política del “desalojo” del movimiento social, del desalojo del movimiento de derechos humanos, permitió “blanquear” a buena parte del pinochetismo, hoy devenido en “derecha democrática” y hoy ha permitido que la denominada centro-derecha llegue al gobierno, porque en el poder han estado siempre, luego de 4 gobiernos de la Concertación. ¿O quién entregó a Bachelet, un 80% de aprobación, sino la derecha?
Una muestra de la eficacia de este miedo, es la argumentación del mal menor, para justificar el voto por Frei, para parar a la “derecha”, en segunda vuelta, como si esa derecha fuera a actuar de la misma manera como actuó en la dictadura, cosa que claramente no le conviene. Este miedo, hace votar a algunos por un político como Frei, un empresario, que salvó a Pinochet del juicio internacional, que nunca recibió a las agrupaciones de familiares de DDHH, que se encogió de hombros por el asesinato de su padre (cosa que no hizo su hermana Carmen) pero, sin embargo, trató de utilizarlo al final de su campaña en la primera vuelta, un personaje que impulsó una ley de punto final bajo su gobierno, que no pasó por las presiones internas, como lo denunció un ex funcionario arrepentido de la concertación, hoy convertido en piñerista, Jorge Schaulsson.
Este intento de reeditar de manera extemporánea el escenario del plebiscito del 88 o la elección presidencial del 90, en un país distinto, fracasó, porque tenía que fracasar. La Concertación perdió por la pésima administración de estos años, por la corrupción de sus personeros, porque gobernó con las ideas y las políticas de los empresarios y no representó el cambio al que invocó en el 89. Muchos que querían transformaciones, al no existir alternativas de cambio real, optaron por aquellos, que de manera engañosa se presentaron como lo nuevo.
El millón cuatrocientos mil votos que obtuvo Enríquez-Ominami en primera vuelta, que se suponía buscaban un cambio en una senda progresista e incluso de izquierda, o una forma de refrescar la “política”, no se convirtieron en un rechazo a los dos candidatos en el balotage, es decir en votos nulos, blancos o en abstención. 500 mil se fueron a Piñera, 900 mil a Frei.
Al final la votación de Enríquez-Ominami, sólo representó un rechazo al candidato de la Concertación en primera vuelta.
Nosotros revindicamos la justeza de nuestro llamado a votar nulo, esencialmente, porque como lo dijimos en una declaración del 13 de enero, “Lo hacemos con la convicción de que el voto nulo es un voto ético, valórico, porque con el rechazamos la barbarie y los crímenes del próximo gobierno neoliberal y NO nos hacemos cómplices de su accionar”.
Lo cierto es que la Concertación tenía miedo de perder la capacidad de ofertar trabajo en el aparato público, con que mantiene buena parte de su clientela, a no tener la caja chica de La Moneda para seguir teniendo recursos, el miedo a que se caiga tal o cual proyecto que se reparten en los cuoteos políticos, el miedo a no manejar las cuotas de poder en ministerios, sobre todos los económicos que, a la larga les dan muchos dividendos en los tratos con los empresarios. Son los verdaderos miedos que tenía la burocracia concertacionista y la de su aliado reciente, el Juntos Podemos. Para nosotros la izquierda, específicamente el Juntos Podemos, sólo ha cumplido labores colaboracionistas
Ahora tendrán el desafío de ver como resuelven el financiamiento de sus aparatos partidarios y su clientela. Este tipo de miedos para nosotros son despreciables y repudiables, al igual que ese tipo de prácticas.
En Chile, el poder, más que en la llamada derecha o en la Concertación, está administrado por una élite transversal de políticos, empresarios, académicos, militares, la oligarquía criolla, que periódicamente se reúnen en seminarios, encuentros empresariales, para seguir desarrollando el consenso en torno al sistema y los ajustes que el necesita, con el visto bueno del imperio.
Por eso en las elecciones pasadas la falsa disyuntiva era entre dos representantes de una misma clase, dos empresarios, ninguno puede cambiar el rumbo de nada, pues cualquier cambio pasará por el parlamento, donde existe un empate de fuerzas y por tanto un veto para las leyes que no son de consenso. En estas elecciones, sólo pierde el pueblo, hasta que éste ponga en duda la gobernabilidad y se levante como alternativa de cambio real y revolucionario.
El Chile del individualismo y la lógica de mercado nos tienen enfermos.
Recientemente una encuesta, que son siempre cuestionables pero, que reflejan en algo la realidad, muestra que casi el 80% de los chilenos cree que el bienestar personal se logra a través del mérito propio y una pequeña minoría considera que el Estado es el responsable del bienestar de las personas. Esta idea muchos de nosotros la hemos corroborado en distintos trabajos sociales, donde el individualismo es un gran escollo a vencer.
Chile es el país que tiene menos amigos por personas en la región, si cada brasileño señala que tiene 7 amigos, el chileno dice que sólo tiene dos. En la región, Chile es el país donde los habitantes tienen mayor desconfianza de los otros ciudadanos o personas. Analistas manifiestan que antes el chileno promedio quería el bien ser y ahora persigue el bien estar. Ser y estar son verbos distintos, el “bien estar” es tener cosas, el “cosismo”, llenarse de cosas, mientras más bienes materiales tienes crees que eres más apreciado en la escala social, en cambio el bien ser, tiene que ver con valores, con ética.
El individualismo es uno de los grandes logros del neoliberalismo, ello va en contra de la acción colectiva, cuestión necesaria, fundamental para la construcción del Poder Popular Revolucionario. El individualismo está en todas partes, implica que la persona está en guerra con las demás, incluyendo a su propia clase, no cree en los cambios sociales, sólo en los cambios de ascenso social que él o ella pueda generar.
El sistema de trabajo actual y la tecnología que usamos, nos lleva a más individualismo en desmedro de la acción colectiva. Si bien la producción sigue siendo social, el proceso de externalización de tareas, presente en el Estado, en las empresas privadas, en el sistema educativo, con los profesores taxis, o en otras áreas, donde la mayoría puede ser reemplazado, porque hay distintas empresas ofreciendo una misma función, hace cada vez a más trabajadores prescindibles, no así la función que realizan. Son pocos los que siguen siendo claves para el modo de producción, esto en niveles muy específicos de administración o de alta especialización.
La competencia en el mundo real, es dura, muchas veces es a muerte. El poder ser re-emplazado en la actualidad refuerza la inseguridad, la competencia con el otro y no la acción colectiva.
La mayoría de los trabajadores, hombres y mujeres, a los 30 años, ya han rotado por muchos trabajos, la inestabilidad es la norma en el campo laboral. El aspecto más estable, está sólo alojado en el Estado y en algunas áreas de la producción. La inseguridad laboral se eleva muchos más en los trabajadores de servicios o por cuenta propia.
Cierta tecnología no es neutral en este proceso. Es una tecnología que te lleva al aislamiento, a la alienación, o a la comunicación virtual, que tiene mucha distancia de la comunicación cara a cara, es decir es un contacto, el virtual, donde la realidad concreta se pierde, entre ellas la acción callejera, porque al final te vuelves un consumidor y no un actor. La máxima capacidad de protestar, es escribir en el “muro de los lamentos”, que son facebook o twitter, o crear cadenas de protesta virtual, luego de ello se vuelve a la vida real: consumir, reproducirse y trabajar.
Varias investigaciones presentadas en el Festival de la Ciencia, que se celebró en Guilford, Inglaterra, en el 2009, aseguran que algunas de las aplicaciones populares de la tecnología como Twitter o YouTube podrían estar arruinando la capacidad para recordar, en particular en la llamada “memoria de trabajo”.
La doctora Tracey Alloway, experta en psicología cognitiva de la Universidad de Stirling, en Escocia, manifiesta “que Twitter puede perjudicarnos, y esto quedo demostrado en un estudio llevado a cabo sobre el impacto de los mensajes de texto de los teléfonos móviles. Los resultados mostraron que los estudiantes que envían mensajes con mas frecuencia, tendían a tener grados mas bajos en las pruebas de coeficiente intelectual” y agrega que cada vez hay mas evidencia de la “plasticidad” del cerebro, es decir su capacidad de “encogerse o crecer”, dependiendo de lo que hace con él.
Es difícil hacer crecer el cerebro, su capacidad, en un país que esta hecho para que la reflexión filosófica, a partir del mismo sistema educativo, no exista. El chileno medio no maneja muchos conceptos, por eso la televisión esta hecha solo para la comprensión de los niños.
De acuerdo a las mediciones internacionales, mientras en Chile la fluidez de lectura da cuenta de unas cien palabras por minuto, en África ésta llega a unas 50, pero a la hora de evaluar comprensión de lectura nuestro país se ubica en los niveles más bajos del mundo con no más de un 50%.
Según una encuesta internacional encargada por la Universidad de Chile, el 51,5% de nuestros compatriotas adultos son analfabetos funcionales. Esto quiere decir que no entienden el material básico de lectura para desenvolverse en las actividades cotidianas: sociales y laborales.
Nos encontramos con una realidad, el chileno medio es individualista y además ignorante, está preso del consumo y le cree a la televisión.
¿Esto es igual en todos los sectores sociales? Hay un sentido común en base a lo que ha formateado el sistema, en los sectores sociales más populares, incluso los menos regulados, que viven en lo que algunos llaman economía informal, esta la misma realidad y los mismos criterios de sobre-vivencia. Esto a facilitado la entrada de la UDI en sectores populares, también ha facilitado la entrada de la economía de la droga, que es un sustento de muchas familias en medio de la crisis social. Compañeros y compañeras militantes, que han trabajado en las instituciones de rehabilitación de jóvenes o niños en consumo de drogas o de violencia intrafamiliar, nos relatan los mismos problemas.
Parte de esta realidad son las enfermedades mentales. En Chile los porcentajes asustan del 100% de la población, el 70% ha sufrido o sufrirá una enfermedad mental justo en su época mas activa en lo laboral y social. En el caso de las mujeres, los índices son más altos que entre los hombres para trastornos afectivos, lo más común es la depresión, otro tanto sufre depresión bipolar, crisis de pánico o angustia.
Podríamos decir que en Chile, existe injusticia, explotación, no somos felices (aunque algunos estudios dicen que si lo somos, ¿Cómo medirán eso?), estamos angustiados, existe inseguridad, reina los miedos de todo tipo, los sueldos no alcanzan, estamos endeudados por dos o tres años, la convivencia familiar es cada vez peor.
Es decir, existen las condiciones objetivas, para el descontento, la rebeldía. Pero eso no sucede en un camino revolucionario, más bien el descontento tiene expresiones individuales o cuando son colectivas son parciales, momentáneas y no se convierten en organización.
Incluso toda la industria del espectáculo alternativo, el mismo fútbol y sus barras bravas, las protestas sociales sin proyecto político, se convierten en la práctica en funcionales al sistema, es parte de la válvula de escape.
El Poder Popular Revolucionario, único camino de liberación.
El pensar que la solución a nuestros problemas es solo la política institucional, el asumir las reglas del juego que el sistema creó o recreó para canalizar la lucha de clases, como lo realizó de manera “realista” la izquierda antigua, es una equivocación.
El asumir ese camino, es solo darle más tiempo al sistema, colaborar con el. Para los que asumen ese camino el sistema ofrece recompensas económicas, de protagonismos, puestos en el poder. Pero exige abandonar la rebelión, la ruptura, es decir exige buena conducta.
Los rodriguistas hemos escogido el camino difícil, el hacer lo “imposible”, porque lo “posible” ya lo hace la izquierda colaboracionista.
Nuestra propuesta de Poder Popular Revolucionario, va contra la corriente, va contra el sentido común imperante. Pues nuestro camino es la acción colectiva, es la conciencia revolucionaria, es la solidaridad no asistencialista, es el protagonismo popular.
Todo parece tan difícil para nosotros, ¿como hacer para que los chilenos rompan con el individualismo?, ¿cómo hacer acción colectiva?, ¿cómo desconstruir el lenguaje oficial hegemónico?, ¿Cómo construir un discurso y acción revolucionaria que le haga sentido al chileno de hoy?, en definitiva cómo construir poder popular, requisito para cualquier tarea revolucionaria
Antonio Gramsci, un comunista italiano, realizó enormes aportes desde el campo revolucionario a la problematización de la hegemonía y el sentido común, el atribuye gran importancia a la hegemonía pues su función social es constituyente de subjetividades, al internalizar valores, normas, actitudes, representaciones del mundo, etc. a través de sus aparatos de hegemonía, como por ejemplo, la escuela, que actuarán en la organización cotidiana de ciertas prácticas de dominación que a su vez generan hábitos, disposiciones, esquemas de percepción y comprensión del mundo, pero a la vez ve el sentido común como una amalgama de diversas ideologías tradicionales.
En el sentido común conviven no sólo la hegemonía de la lógica de mercado, también existen resabios de otras visiones, es contradictorio. En él están también las vivencias de las injusticias, de las carencias, de los sufrimientos.
El Poder Popular Revolucionario se tendrá que alimentar en primer lugar de las demandas populares, de las necesidades, de las vivencias o sobre-vivencias. Allí están las condiciones objetivas.
Pero esto es insuficiente sino existe un proyecto político que alimente el descontento, la insubordinación y muestre un camino de salida, una esperanza.
Sin utopía, sin proyecto, sin paradigma revolucionario, estamos condenados a solo masticar la rabia individual, a la domesticación o al suicidio.
El MPMR, optó por jugar a concho el papel de construirse y construir una fuerza revolucionaria y para eso tenemos que dar un salto político y orgánico. Esta es la principal conclusión de estos años, conclusión que no ha sido asimilada ni aplicada por todos nosotros.
No existe en Chile izquierda revolucionaria o movimiento social rupturista que llene el espacio que alguna vez llenaron otras generaciones de luchadores a lo largo de nuestra historia. Los que alguna vez fueron, ya son “ex” o se transformaron en otra cosa, en socialdemocracia o derechamente en neoliberales.
La responsabilidad está en nuestras manos.
En estos años los rodriguistas hemos levantado un plan, para llenar ese vacío y a partir de allí pasar a la ofensiva para construir la sociedad a la cual aspiramos, la sociedad sin clases, que pasara por un momento de transición, que llamamos el socialismo anticapitalista y anti-burocrático.
Las ideas fuerza de nuestro plan son:
A.- Una ideología fuerte, un paradigma. Nosotros nos hemos definido como marxistas y bolivarianos, entendemos que somos parte de una tradición de lucha de nuestro pueblo, otras generaciones nos han dejado legados de prácticas revolucionarias que tenemos la necesidad de rescatar y desarrollar. El nuestro es un marxismo latinoamericano, que abraza nuestra identidad, nuestra tierra, nuestro color de piel, la cosmovisión de nuestros pueblos originarios, la lucha común de todos los pueblos de la región contra la bota opresora de los imperios y de los yanaconas que nos han gobernado.
Somos bolivarianos, porque en esa tradición de lucha esta el sueño concreto de la unidad de nuestra América, a la cual apelara José Martí. Hoy esa unidad tiene una expresión concreta el ALBA, que es mucho más que un acuerdo de intercambio entre gobiernos antiimperialistas de la región, es también la difusión y acción de solidaridad de pueblo a pueblo.
Nos interesa un bolivarismo popular y revolucionario, nos interesa la hegemonía de los trabajadores en el camino del comunismo.
B.- Desarrollar el poder popular, como proyecto político, pero también como práctica concreta de acción social. Todos lo que realicemos, en lo ideológico, en lo político, en lo militar, en lo cultural, en cualquier esfera de nuestro accionar debe tener como objetivo construir poder popular, organizar gente. Desarrollar la democracia de base, la soberanía popular, elevar la conciencia de los trabajadores y de los pueblos. Sin un MPMR, enraizado, aprendiendo de las luchas, conduciendo y construyendo un movimiento social rupturista, el camino de la revolución y nuestra opción de revolucionarios esta puesta en cuestión.
C.- Construir una alianza política, con todos los que están en este camino. Una alianza de carácter popular, que ponga el acento en los trabajadores, de carácter independiente. Fuerte en los principios de independencia pero flexible para asumir las tareas tácticas necesarias para avanzar. Esta alianza hoy, es el MPT, que debe tener un carácter nacional, federativo, donde tengan cabida las organizaciones sociales y políticas, pero también los militantes de izquierda o populares que no tienen organización.
D.- Levantar las demandas sociales y populares, como plataforma de lucha y movilización concreta con todos los sectores que tengan necesidades. Pliegos populares, sectoriales, que recreen una identidad popular, una identidad de lucha, esto es un requisito básico del movimiento social rupturista que buscamos.
E.- Un MPMR fuerte, de miles de militantes, con distintas capacidades: jugar un papel de liderazgo en el movimiento social, en la batalla de las ideas, en la lucha callejera, como alternativa revolucionaria: ideológica, social, militar, electoral, cultural, es decir, en todos los planos.
De estas ideas se desprenden una gran cantidad de desafíos. Con el MPT tenemos que construir un programa y una acción política, que influya ahora en la vida nacional; tenemos que levantarnos, junto al MPT, como corrientes revolucionarias en el mundo social, especialmente en los trabajadores, los estudiantes y los pobladores; tenemos que buscar alianzas de pueblo a pueblo con los pueblos originarios de Chile y con los pueblos de nuestra América. Tenemos que crecer y ver un plan específico que se cumpla en calidad y cantidad de aquí a dos años.
Como nos imaginamos los cambios revolucionarios en el Chile actual.
Tenemos que levantar un proyecto, que no sólo sea un programa, sino que también contenga las formas como se conquistara la concreción de ese proyecto.
Nuestro norte es que el pueblo sea gobierno, ese gobierno democrático popular, de orientación socialista anticapitalista y anti-burocrática, llevará adelante las transformaciones que el país necesita: concientización de derechos en vez de beneficios, nacionalización de las riquezas básicas con control de los trabajadores, cambio del modelo de distribución de la riqueza, una nueva institucionalidad que promueva y desarrolle la soberanía popular, que asegure la educación, la salud gratuita y calidad para todos, que desarrolle una tecnología y ciencia propia, que otorgue trabajo de calidad y estable, que se haga cargo de la infancia, la vejez, los discapacitados y todos los que están riego social, que tenga una orientación de integración bolivariana en la región, entre otras.
Entendemos que la conquista de ese gobierno pasara por la existencia de un poder popular, que asegure el triunfo, pero que a su vez, sea el impulsor y concretice ese gobierno, en tanto muchas tareas tradicionales del Estado, serán asumidas directamente por el poder popular. Mientras más poder popular revolucionario exista más cerca del comunismo estaremos, mientras menos poder popular más lejos estaremos y más posibilidades existen que el “Estado de nuevo tipo” se pueda convertir en una nueva forma de dominación burocrática.
Estas conquistas serán con distintas formas de lucha y la combinación de ellas: luchas social, ideológica, electoral, militar. Cada una de ellas no son por separado, pues la lucha social, es también ideológica, también militar, también electoral y al igual las luchas electorales, son en si una lucha ideológica, una lucha social si apuntan a la organización y también son militares en la lógica de las guerras de cuarta generación. Ninguna forma de lucha es superior a otra, cualquiera de ellas pueden tener desviaciones, ya sean electoralistas, militaristas, social reformistas, etc. Por tanto para nosotros es muy relevante que todas apunten a un punto común (medida de evaluación sobre si avanzan en el sentido revolucionario) que queremos darles y ese punto es si las formas de lucha empleada o la combinación de ellas apuntan a crear poder popular.
Los rodriguistas debemos decidir cuales son los instrumentos necesarios para asumir estos desafíos, sobre la base que la conducción de ellos deben tener la orientación de los revolucionarios.
Tareas que nos hemos propuesto y que tenemos que decidir.
I.- Construir la Alianza de los Revolucionarios.
Ese germen es el MPT (Movimiento de los Pueblos y los Trabajadores ) que hay que construir en cada lugar. Nosotros proponemos 7 puntos para el MPT, que sirven de guía para nosotros:
1- Estar por el poder popular; 2- Estar por todas las formas de lucha, incluyendo las electorales y formas agudas si son necesarias; 3.- Crear un nuevo sujeto revolucionario centrado en los trabajadores; 4.- Tener como norte el socialismo anticapitalista y anti-burocrático, con vista a la sociedad sin clases; 5.- Aplicar la ética en la política; 6- Tener una agenda política propia; 7.- Estar por la unidad latinoamericana.
Con estos siete puntos en base a una mesa de consenso pensamos superar las incapacidades mostradas hasta ahora. Un buen ejemplo de esas posibilidades fue la campaña por el Voto Nulo impulsada al interior de la federación.
II.- Decidir sobre los instrumentos que nos daremos para nuestra política.
* Inscribir un partido instrumental para asumir los desafíos electorales en las próximas elecciones municipales. La propuesta es un instrumento electoral regional (tres regiones seguidas). Las fechas propuestas son durante el 2012, donde esperamos ser una organización mucho más grande.
*Desarrollar el Centro de Estudios Francisco Bilbao, en un referente de ideas revolucionarias en el país. Un referente de elaboración y de educación popular. Ya esta en marcha el proyecto de los Centros de Educación Popular (CEP), que serian la base del CEFB, ubicados en territorios específicos, con su propia infraestructura y dinámica en base a las políticas emanadas del CEFB. Afianzar y profundizar el trabajo social con conciencia de clase.
*Desarrollar un movimiento de defensa popular, especialmente entre los trabajadores.
*Intentar junto al MPT, ser alternativa de conducción en las organizaciones sociales existentes y crear otras. Especialmente en el mundo de los trabajadores, los estudiantes y pobladores. Desafíos tenemos en el colegio de profesores, en algunas federaciones de estudiantes universitarios, en los CC.AA de la media, en los comités de allegados, de cesantes, de coleros de las ferias. La idea es levantar listas con nuestros proyectos y trabajos concretos en el movimiento social. Especial relevancia tendrá el que hacer en los trabajadores y la definición de una táctica con respecto a la CUT.
*Desarrollar iniciativas políticas en la solidaridad pueblo a pueblo, partiendo por el encuentro de Abril del 2010, que estamos realizando con la Comunidad Temocuicui y por intermedio de ellos con la Alianza Territorial. Elevar a un nivel superior el Festival de la Solidaridad y la semana antiimperialista, que nos identifican y ya son parte de nuestras políticas. Tenemos que asistir a varios eventos de nuestra América: el del calentamiento ambiental en Bolivia y el encuentro de la V Internacional en Venezuela. Además los estudiantes del MPMR nos han propuesto la realización de un encuentro de jóvenes antiimperialistas para fines de año en nuestro país.
*El desafío principal será el crecimiento del MPMR. Somos una estructura pequeña, nos hemos propuesto tener 50 estructuras de la organización a nivel nacional en el 2010 y llegar con 150 estructuras en el 2011. Lo que equivaldría tener cientos de militantes. Tener un real carácter nacional. Superar las falencias en educación partidaria, en finanzas y en la formación y promoción de cuadros. Retomar las estructuras de los Manolitos, la Agrupación Cultural Rodriguista, las Brigadas de Propaganda, las Brigadas Internacionalistas, los colectivos Bolivarianos, los medios de comunicación del MPMR y de otras estructuras del movimiento o con conducción del movimiento.
Compañeros y compañeras.
Los desafíos son inmensos, muchos creen que son inalcanzables, dudan que estemos a la altura para lograrlos, entendiendo incluso, que son sólo una primera etapa para tareas de mayor envergadura.
El camino escogido es este, el de intentar ser una fuerza revolucionaria, el de superarnos a nosotros mismos. La decisión de la Dirección Nacional es asumir realistamente, pero apelando a la frase esclarecedora de que para nosotros lo imposible, porque lo posible ya lo hacen otros.
Tenemos el desafío de asumir entrar a la lucha ideología contra el festín del Bicentenario que ya está desplegando las clases dominantes, tenemos el desafío de ser real oposición al gobierno y al conjunto del sistema.
Necesitamos crear y mantener hitos que nos representen: un gran 8 de marzo, un 1 de mayo combativo, elevar el 11 de septiembre que, contra Piñera puede tomar ribetes de mayor protesta. Necesitamos que la semana antiimperialista y el Festival Latinoamericano de la Solidaridad sean de miles. Necesitamos apoyar las iniciativas de Memoria Rebelde por los 20 años del llamado a la Política de Rebelión Popular de Masas.
Tenemos el desafío de asumir un liderazgo, como organización y como revolucionarios, de ser la vanguardia y ser la vanguardia de la vanguardia.
Creemos firmemente que nacimos para vencer y no para ser vencidos.
Por el Poder Popular Revolucionario
¡Aun tenemos Patria Ciudadanos¡
Dirección Nacional. Movimiento Patriótico Manuel Rodríguez. Enero 2010.
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