Cuando Cuba jugó el mundial de fútbol


Santiago Masetti / APM - Mariátegui
Desde La Habana
Foto: El Gráfico
25/06/10


En la tercera Copa del Mundo, Francia 1938, la selección cubana de fútbol llegó a cuartos de final y se coronó séptima. Entre la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial. Cuando le negaron la sede Argentina.

El mundo a fines de la década del ‘30 estuvo marcado por una gran tensión internacional, entre la resaca de la crisis de 1930 y la aproximación de la Segunda Guerra Mundial, donde las potencias se alistaban para afrontar un escenario bélico

La situación mundial que se vivía antes del comienzo del Mundial tenía en vilo al mundo entero. El 11 de marzo de 1938 las tropas de la Alemania nazi invadieron y anexaron Austria al territorio del tercer Reich, con la famosa operación militar conocida como “Anchluss”; en España la Guerra Civil atravesaba uno de sus momentos más críticos y Madrid resistía a las fuerzas franquistas.

Dentro de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) la situación también era complicada. Jules Rimet, presidente de la Federación, maniobró para que el mundial fuera realizado en Europa y no en América, como correspondía por el orden de alternancia entre un continente y otro. El Mundial anterior se había jugado en Italia y Argentina debía ser la sede de 1938.

Rimet comprendió que los próximos mundiales de fútbol se verían interrumpidos por diferentes incidentes bélicos y decidió otorgarle a su país natal, Francia, la organización de la Copa 1938.

Como respuesta a la arrogancia europea, Argentina boicoteó el encuentro internacional y decidió no enviar su seleccionado. Uruguay, México, Colombia, Costa Rica y El Salvador se plegaron a la postura argentina.

La única federación americana que llegó a Paris fue Brasil. En esta coyuntura la FIFA invitó a Cuba y a las Antillas Holandesas, para obtener una representación continental mínima.

Fue un Mundial plagado por las ausencias. España se encontraba en plena Guerra Civil; Austria estaba anexada a Alemania y muchos de sus jugadores pasaron a ser parte del seleccionado teutón; Portugal no quería atravesar territorio español por temor a la contienda en el vecino país y China y Japón se veían enfrascados en la segunda guerra Sino – Japonesa.

El comienzo de la Copa marco de alguna manera lo que se viviría en los años de la Segunda Guerra Mundial. El equipo alemán cantaba su himno haciendo el saludo nazi, mientras el público francés respondía cantando la Marsellesa. Benito Mussolini visitaba los estadios para ver a la selección azurra y se dijo entonces que en el partido que enfrentó a Brasil amenazó a los jugadores con fusilarlos sino ganaban el juego.

En lo que se refiere al fútbol y a Cuba, la selección caribeña jugó tres partidos. Al llegar a octavos de final empató 3 a 3 con Rumania y debió desempatar; se impuso 2 a 1.

En cuartos de final Cuba se enfrentó a su similar de Suecia (favorecido por la no participación de Austria). El encuentro finalizó con una aplastante victoria sueca por 8 a 0.

La selección cubana de fútbol quedó séptima con cinco goles a favor y doce en contra. Toda una hazaña al ser el primer país del Caribe en participar de una Copa del Mundo.

La final la disputaron Italia y Hungría, con un 4 a 2 a favor de los italianos. Así, estos revalidaron el título alcanzado cuatro años atrás y se convirtieron en la primera selección ganadora de manera consecutiva de dos campeonatos mundiales.

Finalizaba un Mundial de fútbol y comenzaba una nueva guerra que desangró a Europa y provocó un nuevo acomodamiento hegemónico de las potencias del orbe.

La Copa del Mundo tendría que esperar doce años para volver a revivir nuevos encuentros; pero esta vez en un país latinoamericano como Brasil y con un campeón gigante como Uruguay.

APM - Agencia Periodística del Mercosur

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