Muere el líder espiritual de Hezbollah. El Ayatola Hussein Fadlala, una de las autoridades del movimiento chiita libanés


Eduardo Febbro / Página/12 - Mariátegui
Desde París
Foto: Associated Press
09/07/10


Hussein Fadlalá está catalogado como un “terrorista internacional” por Estados Unidos. En 1985, la CIA organizó un operativo para matarlo. Se salvó quien nunca escondió su inclinación por la lucha armada contra la ocupación israelí.

El ayatolá Hussein Fadlalá fue un enigma de la paz y de la guerra. Llegar hasta quien en los comienzos del movimiento chiíta libanés Hezbollah fue su guía espiritual exigía una paciente red de contactos. Una vez frente a él, la leyenda del Sayyed (estatuto reconocido a los descendientes del Profeta Mahoma) se diluía en una estatura imponente, una espesa barba blanca, una expresión de serenidad inteligente, unos ojos inquietos y un carisma donde se combinaban la espiritualidad y las frases mordaces. El hombre hacía olvidar el sólido pelotón de guardas armados con fusiles Kalachnikov que custodiaban la entrada de su casa en el barrio chiíta de Beirut. En esa época, noviembre de 2003, el gran ayatolá Fadlalá había cambiado sus posturas de antaño. Era casi imposible elucidar en esa mirada astuta y pacífica cuánto había de verdad y de exageración en la epopeya violenta que se le atribuye. Sin embargo, después del atentado contra la embajada de Israel en Buenos Aires, Fadlalá dijo en un sermón: “El enemigo ha dicho que su mano era larga. La de los combatientes ha sido más larga y ha llegado a la Argentina. Los combatientes burlaron la seguridad israelí”.

Hussein Fadlalá está catalogado como un “terrorista internacional” por Estados Unidos. En 1985, la CIA organizó un operativo para matarlo. Fadlalá se salvó pero en su lugar murieron 80 personas. La prensa estadounidense y algunos analistas le adjudican la invención de las “bombas humanas”, los kamikazes, así como la idea de secuestrar norteamericanos en el Líbano. Otras fuentes lo presentan, al contrario, como un mediador en ese conflicto de los rehenes. Washington lo implica en los atentados contra el cuartel y la embajada estadounidense en Beirut en 1983, en los que murieron cerca de 300 personas. El gran Sayyed nunca escondió su inclinación por la lucha armada contra la ocupación israelí del Líbano, pero supo distanciarse del Hezbollah cuando las posiciones no coincidían con las suyas.

Este líder religioso que nació en la ciudad santa iraquí de Nayaf, y cuya influencia va más allá de las fronteras del Líbano, ha tenido dos vidas. Una, tal vez, la de guerrero religioso; otra, la última, la de hombre que pacifica, autor de obras teológicas de considerable alcance, promotor del diálogo interreligioso y benefactor social. Hussein Fadlalá es un dirigente, o sea, un personaje doble que supo viajar con la historia y dentro de la historia. Aunque apoyó al Hezbollah, Fadlalá tuvo muchas divergencias con la milicia chiíta y, a pesar del arraigo popular de Hezbollah, supo desarrollar su propia red de apoyos y su propia estructura social. El ayatolá desafió incluso lo indesafiable: riguroso en sus construcciones intelectuales, Fadlalá dio muestras de una audacia poco frecuente en la interpretación de los textos del Islam, el ijtihad propio al chiísmo. Por ejemplo, Fadlalá no fijaba el comienzo y el fin del Ramadán según las fases de la luna sino en base a rigurosos cálculos astronómicos. En los círculos chiítas, el ayatolá era famoso por sus opiniones moderadas sobre todas las cuestiones sociales y las ligadas a las mujeres. No cualquiera podía como él emitir una fatua (decreto religioso) para prohibir la costumbre chiíta de derramar sangre durante la Achura (rito chiíta), ni otra condenando los crímenes de honor (asesinato de un miembro de la familia por deshonra), ni menos aun una fatua autorizando a las mujeres a rezar con las uñas pintadas.

Fadlalá les cerró la puerta a los llamados a la guerra santa lanzados por Bin Laden y refutó a los talibán, a quien calificaba de “secta”. El ayatolá establecía una distinción hábil entre y lo que él llamaba “la lucha legítima”, o sea, la oposición a la ocupación territorial, y el terrorismo. “No podemos pensar que los movimientos de liberación como Hamas, el Hezbollah y otros sean movimientos terroristas. (...) No estamos de acuerdo con el calificativo de terroristas que se les da a los movimientos de liberación, por ejemplo en Palestina”, dijo a este diario. Un hombre complejo que, en el encuentro con Página/12 en Beirut, se deleitaba hablando de fútbol y de esa otra pasión que guió toda su vida: el antagonismo irrenunciable y violento hacia Estados Unidos. Su último sermón lo dedicó a ello: el ayatolá fustigó la colonización judía de Palestina y atacó a Washington por el “respaldo brindado al enemigo” (Israel). En la extensa galería de presidentes norteamericanos que Fadlalá hostigaba, George Bush era su preferido: “El problema de Bush radica en que actúa según la idea de que los Estados Unidos son la fuerza. Su lógica es la fuerza y quiere imponerla al mundo entero. En realidad, son los Estados Unidos quienes actúan como terroristas en el mundo”. Habrá que trabajar en su biografía para deslindar el mito, la desinformación y la realidad. Tal vez se descubra que fue menos cruento de lo que sus abnegados e ignorantes enemigos de Washington construyeron como leyenda negra.

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Sayyed Fadlallah... Un Auténtico Defensor de la Resistencia y la Unidad

Al Manar / Mariátegui
09/07/10


El Gran Ayatolalh Sayyed Mohammad Hussein Fadlallah no fue sólo una referencia y autoridad musulmana, sino una de las figuras religiosas más prominentes de la época contemporánea en el mundo islámico.

Su gran experiencia en la enseñanza de la Jurisprudencia islámica así como su constante puesta al día con respecto a las últimas tendencias y obras de las principales escuelas religiosas le permitieron lanzar su propia escuela y ser seguido por miles de creyentes musulmanes en Líbano y la región.

Sin embargo, Sayyed Fadlallah no fue sólo notable por su posición y estatus religioso. Su Eminencia fue, de hecho, un intelectual prominente que fue descrito como el líder espiritual de la Resistencia en Líbano y la región.

El conflicto árabe-israelí, la causa palestina, la hegemonía norteamericana, el patriotismo y la defensa del Estado fueron siempre planteados por Sayyed Fadlallah en sus sermones del viernes, conferencias, escritos o discursos.

Sayyed Fadlallah emitió diferentes “fatuas” en las que se llamaba a luchar contra Israel y boicotear los productos estadounidenses, así como se rechazaba la normalización de relaciones con la entidad sionista. Él fue también un auténtico defensor de la unidad islámica a lo largo de toda su vida.

EL YIHAD REFERIDO A LA AUTODEFENSA

Para Sayyed Fadlallah, el concepto de resistencia está vinculado al principio del yihad en el Islam. Su Eminencia creía que el yihad en el islam es el movimiento de lucha que busca impedir que el enemigo imponga su hegemonía sobre la tierra y la población por medio de una violencia que destruya la libertad, extermine a la población, se apropie de las riquezas y recursos e impida a los residentes ejercer su derecho a la autodeterminación. De este modo, el yihad significa aquí el hacer frente a la fuerza con la fuerza de una forma defensiva a veces y preventiva otras.

A la luz de esto, Sayyed Fadlallah concluyó que el yihad no es diferente al concepto de la autodefensa aceptado por todas las civilizaciones humanas. Este concepto expresa la naturaleza innata del ser humano a buscar protección frente a la agresión. En este sentido, el contenido del yihad en el Islam se corresponde con los valores humanos presentes en todas las civilizaciones, señaló su Eminencia.

Sin embargo, Sayyed Fadlallah subrayó que el llamamiento al yihad no suponía una legalización de la fuerza y la violencia contra otras comunidades en ausencia de un ataque de su parte. Su Eminencia cree que la utilización de la fuerza contra otros en cualquier caso supone una agresión ilegal, con independencia de la religión, raza u otros caracteres diferenciales de aquellos contra los que va dirigida. En el Islam, el yihad no se utiliza contra el no creyente, sino contra el agresor que ataca.

De este modo, Sayyed Fadlallah condenó a los atacantes que matan a personas inocentes o aquellos que hacen estallar coches bomba, que matan a mujeres, niños, ancianos y civiles en general, y señaló que tales individuos manchan la imagen del Islam y proporcionan a los no musulmanes una idea errónea acerca de esta tolerante religión y sus seguidores.

LA RESISTENCIA ISLÁMICA LIBERÓ LÍBANO

Según Sayyed Fadlallah, si analizamos la historia de la Resistencia, vemos que la Resistencia Islámica ha sido el único movimiento que jugó un papel decisivo en la liberación de Líbano en 2000 y en el logro de la victoria en 2006.

A la luz de este hecho, Sayyed Fadlallah señaló que no podía entender las acusaciones de antipatriotismo lanzadas por algunos sectores contra la Resistencia. Estas acusaciones plantean muchos interrogantes. “¿Cómo se puede ser patriota? ¿No son aquellos que liberaron la patria y sacrificaron a sus mejores hombres patriotas? Si no lo fueran, ¿quiénes serían los patriotas entonces? ¿Serían aquellos que estaban -antes y durante la guerra civil- colaborando con Israel, en un momento en el que los líderes israelíes, incluyendo a (el ex primer ministro Ariel) Sharon, estaban visitando Líbano para preparar una invasión y el aplastamiento de la resistencia palestina en este pequeño país?,” señaló.

Así pues, las alegaciones de que los shiíes no son “patriotas” carecen de base, enfatizó Sayyed Fadlallah. Según él, los shiíes de Líbano creen y se adhieren a su identidad libanesa y dan prioridad a los intereses de Líbano. Ellos han ofrecido incluso su victoria sobre Israel a Líbano en su conjunto y a los mundos árabe e islámico.

SECTARIAN REGIME CREATED CHASM BETWEEN SECTS

Como firme partidario de la unidad en general y la unidad islámica en particular, Sayyed Fadlallah se mostró en contra del sectarismo político.

Su Eminencia creía que el régimen sectario existente en Líbano había creado un foso entre los diferentes grupos religiosos por medio del cual las potencias hegemonistas han intentado infiltrarse y controlar el país. Además, los enfrentamientos armados civiles en Líbano fueron el resultado del sectarismo político, junto con otras complicaciones y problemas. Como resultado, cada grupo religioso buscó el apoyo de un cierto estado extranjero para prevalecer sobre los otros.

Sin embargo, Sayyed Fadlallah dijo que los musulmanes shiíes eran el único grupo religioso que no permitía a ningún estado extranjero penetrar en la esfera política interna de Líbano. Ellos están abiertos a todos los demás grupos religiosos. Las experiencias de Sayyed Musa al Sadr proporciona la mejor prueba de ello. Él permaneció abierto a todos los grupos religiosos y fundó el Movimiento de los Desheredados, en el que había miembros de todas las confesiones.

WE DO ALL WANT A STRONG, CAPABLE AND WISE STATE

Para aquellos que hablan sobre el Estado, Sayyed Fadlallah tenía siempre la respuesta apropiada. “Queremos un estado fuerte, capaz y sabio que proteja a su pueblo. Para ello, los amigos del Estado y los amigos de los que están a cargo del Estado deben proporcionar a éste las armas necesarias para hacer frente a cualquier futura agresión de Israel, que continúa amenazando con aniquilar Líbano de norte a sur.”

Según Sayyed Fadlallah, el establecimiento de un estado justo y fuerte en Líbano debería estar basado en ciertas reglas que se fijarían a través de un diálogo interno transparente, especialmente en relación con las amenazas sionistas contra Líbano. Este diálogo crearía elementos de confianza que eran inexistentes en etapas anteriores.

Sin embargo, según Su Eminencia, el concepto de Estado debe ser clarificado: un auténtico Estado debe ser legítimo y legal y debe poner freno a la actuación de los embajadores extranjeros en Líbano con el fin de impedirles que se inmiscuyan en los asuntos internos del país, dañen la convivencia y traten de volver a unos partidos contra otros. Además, debe poner fin a la tutela directa que ha estado siendo prácticada últimamente por la Embajada de EEUU obligando a los embajadores de ese país a respetar las reglas y canales diplomáticos. Esto, añade Sayyed Fadlallah, representa la base primordial sobre la que debemos establecer el Estado, de tal modo que ella dé lugar a una auténtica independencia para el país y lo libere de las garras de la tutela de EEUU y otras potencias hegemonistas.

LA POLÍTICA DE EEUU ES PERVERSA; NO HAY NADA BUENO EN ELLA

El rechazo de Sayyed Fadlallah a la conducta de los embajadores estadounidenses no sólo fue sólo debido a la flagrante injerencia de EEUU en los asuntos libaneses, sino también a sus políticas en la región.

Según Sayyed Fadlallah, la política de EEUU, que aspira a imponer su hegemonía al mundo entero, es perversa y no hay nada de bueno en ella. Esto explica el absoluto apoyo de EEUU al enemigo israelí en sus guerras contra los musulmanes en Líbano y Palestina.

En Iraq, la política de EEUU habla también por sí misma: la guerra estadounidense contra Iraq ha servido a los intereses israelíes porque ha impedido el surgimiento de una potencia en la región con la capacidad de competir con Israel en todos los terrenos. Iraq, con su potencial económico, humano y científico, estaba preparado para asumir esta posición, pero las políticas del dictador iraquí Saddam Hussein dieron a los norteamericanos la excusa que buscaban para destruir todos estos potenciales, explicó Sayyed Fadallah. Además, EEUU quiere poner sus manos sobre el petróleo y gas de la región como un paso fundamental hacia el control de los recursos energéticos del mundo con el fin de obtener una ventaja frente a sus rivales, ya sean Rusia o China, o incluso la Unión Europea o Japón.

TODOS LOS PRODUCTOS DE EEUU E ISRAEL DEBEN SER OBJETO DE UN BOICOT

Dado que EEUU es quien causa la muerte a gran número de palestinos cada día, a través de las manos israelíes, y que Washington jamás piensa en los intereses de los iraquíes, árabes o musulmanes, Sayyed Fadlallah se vio en la obligación de promulgar una fatua en favor del boicot a los productos de EEUU y de Israel.

Según su Eminencia, todos los productos norteamericanos e israelíes deberían ser boicoteados de una forma tal que dañe los intereses de EEUU e Israel, como medio de crear una disuasión en su guerra contra los musulmanes y el Islam, que está siendo llevada a cabo bajo el pretexto de la lucha contra el terrorismo. Este boicot debería convertirse en una tendencia abrumadora que haga sentir a esos dos estados que sus economías están bajo un peligro presente y real.

LA ETERNA ESCUELA DE SAYYED FADLALLAH

En resumen, podemos decir que Sayyed Fadlallah, junto con sus seguidores, iniciaron una escuela de creencia y de pensamiento, una nueva escuela que siempre estará comprometida en la defensa de las principales causas del Islam y que hará frente a todas las amenazas extranjeras contra la región.

Con tales puntos de vista y discurso, el Gran Ayatollah Sayyed Mohammad Hussein Fadlallah continuará siendo una figura excepcional a ojos de todos aquellos que tuvieron la oportunidad de conocerle y sus enseñanzas continuarán pasando de una generación a otra.

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