Eduardo Zegarra / Mariátegui
09/08/10
El reconocimiento público de Lourdes Flores de haber mantenido en la última década--y hasta hace muy poco--una estrecha y lucrativa relación laboral con el controvertido Alfonso Carhuallanqui (César Cataño), marca el inicio de una nueva fase en la campaña electoral de Lima, en la que se empezarán a reacomodar actores e intereses políticos no sólo atentos a esta elección sino a las elecciones presidenciales del próximo año. En definitiva, esta elección municipal en Lima estaba llamada a confundirse con la elección nacional, para bien y para mal.
El escenario previo a esta semana, de fuerte polarización, le venía siendo muy rentable a Lourdes Flores, que seguía ampliando sin mucho esfuerzo su ventaja sobre Alex Kouri, sustentaba en la dicotomía “decencia-corrupción” en la cual ella encarnaría la decencia en la política y Kouri la corrupción. El discurso de Flores fue estructurado para debilitar rápidamente a Kouri, un candidato con lazos conocidos al montesinismo y un escándalo judicial por millonaria estafa en la concesión en una obra con peaje en el Callao. Lourdes Flores, con un enorme apoyo mediático y coincidiendo con el interés de presidenciables como Castañeda y Toledo, además del apoyo de grandes intereses económicos, conseguió crear el escenario ideal de polarización que tanto la ha favorecido en las encuestas, generando de paso una barrera casi infranqueable para otras candidaturas que carecían de tales armas políticas, mediáticas y económicas.
La pregunta central es si esta polarización Lourdes-Kouri podrá mantenerse o empieza a tener fisuras. Lo primero a decir es que los intereses para que la polarización se mantenga siguen y seguirán intactos, y mantendrán su fuerte presión mediática y política para que ésta no se rompa. No obstante, los signos de fragilidad son evidentes, ya que la idea de que Lourdes es la única candidata que representa la decencia en la política se ha debilitado casi sin atenuantes dado su activo involucramiento privado con un personaje como Cataño. En adelante va a ser cada vez más difícil para Lourdes Flores sustentar su discurso electoral en la dicotomía decencia-corrupción, y quizás la veremos enfatizando otros temas menos complicados para ella. Esto también le daría una cierta tregua a Kouri, quien lucha desesperadamente por sacar de la agenda de discusión el tema de la corrupción.
Durante las próximas semanas sabremos si el escenario de polarización Lourdes-Kouri consigue mantenerse en pie gracias a la predominancia de dichos intereses o asistimos a un escenario más abierto, donde la población de Lima empieza a conocer que existen otras alternativas con trayectorias de demostrada honestidad, con capacidad profesional y propuestas serias para gestionar una ciudad que necesita desesperadamente cambios de fondo en materia de seguridad ciudadana, con propuestas viables para resolver el caos vehicular y compromiso firme para reducir la desigualdad social en el acceso a salud y educación de calidad en la ciudad. Desde Fuerza Social creemos que las propuestas de Susana Villarán y su equipo serán en adelante mejor escuchadas y valoradas, convirtiéndose en una real alternativa para romper esta falsa polarización Lourdes-Kouri que está lejos de ser la verdadera representación de las aspiraciones de más de ocho millones de habitantes de nuestra ciudad.
Eduardo Zegarra. Candidato a Teniente-Alcalde por Fuerza Social para la Municipalidad Metropolitana de Lima.
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