El valor geoestratégico de Colombia


Estados Unidos, tras crisis global, se recompone a nivel regional

Mariátegui
29/10/10


“Un cocinero reune a las aves, a las gallinas, a los gansos, a los pavos y a los patos. El cocinero les pregunta: ¿Con que salsa quieren ser comidas? Una de las aves, una humilde gallina, le dijo: Yo no quiero ser comida de ninguna manera. El cocinero les aclaró que esa no es la cuestión.”
Metáfora de Eduardo Galeano



Muchos autores y especialistas internacionales consideran que la crisis iniciada en el 2008, ha sido la “crisis de los países desarrollados”, ya que sus consecuencias se observan fundamentalmente en los países más ricos del mundo; una crisis que se origina en los Estados Unidos y que tiene una repercusión global en el campo de los altos precios de las materias primas, la sobre valoración de los productos, la crisis alimentaria, la inflación planetaria, la crisis crediticia, hipotecaria y de confianza con los mercados. Pero nuestra pregunta es ¿porque no hay crisis armamentistica? ¿No hay crisis para seguir financiado guerras internas? ¿La industria armamentística esta en crisis?

Los billones de dólares en gastos militares y la expiación de las ganancias de los consorcios armamentísticos de Europa y los Estados Unidos, son la prueba mas irrefutable de la asociación entre el sistema capitalista con los conflictos armados internos y las ocupaciones militares. Uno se retroalimenta de los otros y ambos conforman la piedra angular para la existencia misma del sistema que hoy en día controla el mundo.

Según el estudio del Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), el gasto militar global creció el 4% en el 2008 y alcanzó la cifra de los US$1.464 billones, un 50% mas que en 1999, una cifra que según el organismo Sueco equivale al 2.4% del Producto Interno Bruto (PIB) mundial y a 217 dólares por cada habitante del planeta.

La crisis financiera global no ha impedido que la venta de armas vaya en aumento, ya que tanto países ricos como pobres reforzaron sus arsenales. A los Estados Unidos por su parte le corresponde un incremento del 58% tal y como lo demuestra la gran cifra presupuestaria de US$ 730.000 millones para el ejercicio fiscal del 2010, lo cual lo convierte en uno de los cinco vendedores más grandes, de la mano de Rusia, Alemania, Francia y Gran Bretaña, países responsables de más del 75% de las exportaciones de armas convencionales según cifras del SIPRI.

La idea de la lucha contra el terrorismo ha estimulado a muchos países a ver sus problemas a través de una mirada altamente militarista, justificando con este argumento sus altos gastos militares, pero de esta manera nos resulta claro que son los consorcios armamentistas junto con las petroleras y las grandes corporaciones de servicios, las principales beneficiarias en las ocupaciones e invasiones militares en el mundo.

Recomposición regional
Estados Unidos con sus centros de trazado estratégico saben que ha pasado el tiempo de la potencia única global y para enfrentar a la Unión Europea, China y Rusia le es necesario mantener su papel protagónico a nivel regional, por tanto tiene la necesidad de que America Latina sea su zona de influencia exclusiva y para ello pone un pie en Colombia.

America Latina provee a los Estados Unidos el 25% de sus necesidades en materia de recursos y Colombia al ser un país bioceánico le representa el punto mayor de comunicación comercial del mundo, de ahí la importancia geopolítica que tiene Colombia para los Estados unidos de manera táctica y estratégica. A nivel táctico la industria militar estadounidense necesita crear focos bélicos, para justificar la producción y renovación del material armamentístico; a nivel estratégico, su objetivo, lograr el control regional, comenzando con Colombia y Perú, con la idea de continuar trazando un cerco por Bolivia y Paraguay llegando a su cometido, el control político, económico y militar del Brasil.

Si hacemos un análisis retrospectivo, entenderemos que en el mediano y largo plazo Estados Unidos y Brasil se tendrán que ver en la competencia económica en Suramérica, disputándose mercados, industrias, producciones agropecuarias. Es por ello que las bases instaladas en Colombia centran su mira en Brasil, como el país más importante del subcontinente suramericano.

Siguiendo con este análisis observamos que la base de Manta que en su momento funcionaba en el Ecuador, no era sino una sub-base gringa instalada sobre una base ecuatoriana. Es decir, que había una instalación norteamericana que ellos llamaban FOL, Puesto Militar de Operaciones Avanzadas, que según el acuerdo, era solo contra el narcotráfico. La diferencia del acuerdo de las bases norteamericanas en Colombia es que no solo es la lucha contra el narcotráfico, sino también contra el terrorismo, y a favor según dice, de la paz, la estabilidad, la libertad y la democracia. Y sabemos que no ha habido agresión cometida por los Estados Unidos en el planeta que no haya sido hecha en nombre de la paz, o de la estabilidad, o de la libertad, o de la democracia. Lo que se tiene en Colombia es siete bases contra lo que se le antoje a Estados Unidos. ¿Para que quiere el pentágono un C-17, un avión de una potencia militar sorprendente, portahelicópteros, etc., sino es para operar contra terceros países?

Como ya esta probado en la práctica (véase el reciente caso de Iraq), luego de que los tanques y aviones norteamericanos convierten en escombros las infraestructuras, rutas y edificios de los países invadidos militarmente, llega el ejército de las corporaciones trasnacionales a sacar la fabulosa tajada capitalista de la reconstrucción. Por ello creemos estar en lo cierto cuando afirmamos que estas siete bases convierten a Colombia en el peón de la estrategia de guerra de Estados Unidos por el control regional, agravando los problemas de violencia y de guerra que padece Colombia en materia de impunidad y violación sistemática y sostenida de los DDHH. Con la decisión del Gobierno Colombiano, Estados Unidos cierra su círculo para su estrategia hegemónica en América Latina y pone en peligro la soberanía de los pueblos.

Frente a este panorama, América Latina esta en la obligación de reforzar sus acuerdos regionales, para evitar fracturas y turbulencias que posibiliten la expansión del ejercito estadounidense; para ello se deben desarrollar políticas internacionales coherentes, de ahí la importancia de profundizar en el ALBA, darle mayor presencia a UNASUR y a los organismos de defensa regional, es necesario mejorar sus capacidades de defensa, sin dependencia externa.

Es necesario hacer memoria, los Estados Unidos formó en la escuela de las Américas y sus academias, a militares Latinoamericanos con el objetivo de imponer la doctrina de seguridad nacional que llevó a la implantación de las mas sangrientas dictaduras que azotaron a los pueblos del continente, y que hasta el día de hoy soportan sus consecuencias. Por ello y sin lugar a dudas, las bases militares son esa fuerza de intervención rápida en cualquier parte de America Latina donde haya un resurgimiento de los movimientos sociales y representaciones políticas surgida desde los pueblos y contraria a los intereses de EEUU.


Plataforma No Más Bases
http://www.nomasbases.blogspot.com

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