ETA está dispuesta a abandonar la violencia dice Arnaldo Otegi, líder de la izquierda abertzale


En entrevista al diario estadounidense Wall Street Journal

David Román y Thomas Catan* / Mariátegui
31/12/10


WSJ.— El líder del brazo político de ETA, Arnaldo Otegi, dijo en una entrevista desde la cárcel que la banda terrorista está dispuesta a dejar la violencia y buscar una estrategia pacífica para crear un Estado vasco independiente.

Los comentarios de Arnaldo Otegi, negociador clave en pasadas conversaciones con el gobierno español, llegan cuando el país se prepara para un esperado comunicado de la banda en el que podrían comprometerse a abandonar las armas definitivamente.

En una entrevista en la que Otegi respondió por escrito a las preguntas enviadas por The Wall Street Journal, el líder de Batasuna no llegó a confirmar que ETA esté a punto de anunciar el final de su campaña de violencia de los últimos 42 años. Sin embargo, insinuó que los "acontecimientos próximos" no específicos aumentarán la presión sobre el gobierno para negociar el fin del conflicto vasco.

En cualquier caso, dijo, su movimiento ahora rechaza "cualquier violencia para la obtención de objetivos políticos".

Las palabras de Otegi, aunque están en general en línea con las últimas declaraciones de otros políticos afines a ETA, representan uno de los indicios más claros de que el terrorismo vasco podría estar cerca de acabar.

No obstante, muchos españoles podrían poner en duda la sinceridad de la banda con esta oferta de paz. ETA ha anunciado varios altos el fuego en el pasado, pero después ha regresado a la violencia una vez que se cumplieron sus demandas. ETA declaró su último alto el fuego en septiembre.

Los escépticos también esgrimen la reciente actividad de ETA como prueba de que la banda no está ultimando su disolución. Las autoridades francesas culparon a ETA de un asalto armado a una empresa este mes en el que hombres armados robaron material para fabricar documentos de identidad falsos.

En la entrevista, Otegi, que cumple condena en prisión por intentar reconstruir el brazo político de ETA, Batasuna, que fue ilegalizada en 2003, parece reconocer que ETA tendría que dar nuevas garantías si quiere que le tomen en serio.

"Que el gobierno español exija garantías para preservar su seguridad y la de sus ciudadanos me parece una posición lógica", dijo. "En esa dirección estamos dispuestos a establecer cuantas garantías sean necesarias para acreditar que esta posición es firme e irreversible".

No concretó cuáles podrían ser las garantías, pero el entorno de ETA ha indicado que quiere que haya una supervisión por parte de observadores internacionales, como hizo el Ejércicto Republicano Irlandés —IRA por sus siglas en inglés— durante el proceso de paz en Irlanda del Norte.

El gobierno español no quiso hacer comentarios sobre las palabras de Otegi, pero recientemente calificó las declaraciones de ETA y su entorno como insuficientes.

ETA ha matado a 829 personas durante su campaña de violencia en los últimos cuarenta años en su intento por lograr la independencia del País Vasco. La banda está en la lista de organizaciones terroristas de Estados Unidos, España y la Unión Europea.

El fracaso del último proceso de paz en diciembre de 2006 fue un golpe para el gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que ha apostado gran parte de su capital político en un proceso de paz con ETA.

Pero a pesar de su fracaso, ahora parece que este esfuerzo ha puesto al gobierno en una posición más fuerte después de que muchos vascos culparan a ETA de la violencia. Eso parece haber minado el apoyo a ETA y sus respaldo político en el País Vasco.

Los sondeos muestran que algo más de la mitad de la sociedad vasca se opone totalmente a ETA, frente a algo menos del 25% a principios de los 80.

Desde que se rompió el último alto al fuego hace cuatro años, el gobierno socialista ha utilizado una política de "palo y zanahoria" en su esfuerzo por conseguir que la banda abandone las armas. Con la ayuda de las fuerzas de seguridad francesas, España ha actuado enérgicamente contra ETA y sus aliados políticos, al arrestar a más de 400 sospechosos en los últimos cuatro años.

Paralelamente y de forma cauta, el gobierno español ha ido concediendo privilegios a aquellos presos de ETA que rompieron filas con la banda, llegando a trasladar a algunos de ellos a cárceles próximas a sus hogares.

Las voces más críticas creen que ETA solamente busca que sus aliados políticos puedan participar en las elecciones autonómicas que se celebrarán en mayo, eludiendo la ley española que prohibe a los partidos afines a la banda presentarse a los comicios.

"Quieren participar en las elecciones para acceder a la financiación local, al control de los presupuestos de las ciudades y atraer apoyo electoral para justificar su lucha", afirma Mikel Buesa, activista contra ETA y ex político vasco.

Incluso aunque la propuesta de ETA sea sincera, podría no conseguir que todos sus miembros cumplan el alto el fuego. En varias ocasiones, la banda ha sufrido escisiones internas, ya que los miembros veteranos han apostado por abandonar las armas, mientras que los más jóvenes apuestan por la violencia.

El País Vasco cuenta con una cultura y una lengua —el euskera— particulares, que no están relacionados con los descendientes del latín que lo rodean. Esta región es conocida por sus impresionantes parajes montañosos y por su oferta de restaurantes galardonados con estrellas Michelín. Además, es una de las regiones más ricas del país y cuenta con una autonomía política superior a la del resto.

En torno a un tercio de la sociedad vasca está a favor de la independencia de la región, de acuerdo con un reciente sondeo que llevó a cabo el gobierno regional.

ETA se gestó en el ocaso de la dictadura del general Franco, que prohibió las lenguas regionales como el euskera en su intento por crear una identidad nacional única para España. Algunos creen que su actuación más conocida, el asesinato del entonces presidente del Gobierno, Luis Carrero Blanco, en 1973, adelantó el final de la dictadura.

Pero, en lugar de abandonar el fuego con la llegada de la democracia a finales de los 70, ETA acabó con la vida de cientos de militantes políticos y ciudadanos de a pie en la década de los 80 y de los 90, la etapa más sangrienta de su historia.


*Tomado del The Wall Street Journal

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