Hillary Clinton confirma denuncia de Fidel (OTAN planea ocupar Libia)


Manuel E. Yepe / Mariátegui
Foto: Associated Press
24/02/11


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Mientras la prensa corporativa desvía la atención de los actos de rebeldía y de represión que tienen lugar en Wisconsin y Puerto Rico, los propios medios estadounidenses y transnacionales magnifican los acontecimientos en Libia.

Con inusual urgencia, aunque con la prepotencia y la soberbia habituales, la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, hubo de confirmar virtualmente la denuncia formulada pocas horas antes por el líder de la Revolución cubana, Fidel Castro, de que la OTAN planea la ocupación de Libia.

"A Estados Unidos se le acaba la paciencia. Hay que detener inmediatamente este inaceptable derramamiento de sangre", afirmó amenazadoramente la jefa de la diplomacia estadounidense refiriéndose a las protestas sociales en Libia cual si se tratara de acontecimientos en su propio país, donde precisamente por estos días tienen lugar protestas obreras y estudiantiles que están siendo reprimidas severamente.

"El Gobierno de Libia tiene la responsabilidad de respetar los derechos universales del pueblo, incluidos los derechos de libertad de expresión y reunión. Estamos trabajando con urgencia con amigos y socios en todo el mundo para transmitir este mensaje al Gobierno libio", agregó la Clinton.

"Lo que para mí es absolutamente evidente es que al Gobierno de Estados Unidos no le preocupa en absoluto la paz en Libia, y no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país, tal vez en cuestión de horas o muy breves días", había advertido el líder revolucionario cubano poco antes de que la Clinton virtualmente confirmara las intenciones agresivas de Washington en la coyuntura actual de Libia.

"Una persona honesta estará siempre contra cualquier injusticia que se cometa con cualquier pueblo del mundo, y la peor de ellas, en este instante, sería guardar silencio ante el crimen que la OTAN se prepara a cometer contra el pueblo libio", sentenció Fidel Castro.

Las noticias acerca de supuestas o reales masacres y otras cruentas acciones represivas del Gobierno de Libia han invadido ya al mundo en las alas del gigantesco monopolio mediático que sirve habitualmente a las campañas de Estados Unidos. Nadie podría saber lo que hay de cierto en algunas informaciones o si todas son tan falsas como la de que Muammar Al-Gaddafi había dejado el país para asilarse en Venezuela, falacia que fuera oportunamente desmentida, tanto por el Gobierno de Libia como por Caracas.

La diplomacia estadounidense se ha estado moviendo con una inusitada vehemencia y gran agilidad, promoviendo la condena del Gobierno libio de una manera que no se hubo de manifestar ante los acontecimientos similares de levantamientos populares en Túnez, Egipto, Marruecos, Yemen, Jordania, Bahrein (donde está la base de la V Flota de la Armada estadounidense)· y otras naciones del Oriente Medio¼ y mucho menos en los actuales casos de Wisconsin y Puerto Rico, por supuesto.

El secretario general de la ONU, el secretario general de la OTAN, la Unión Europea, el Presidente de Francia, el primer ministro italiano y la ministra española de Exteriores, entre otros, han formulado públicas condenas por la represión de los manifestantes y exigido que Gaddafi deje el poder.

Los acontecimientos en Libia, como todos los que tienen lugar hoy en el Oriente Medio, conforman un escenario de dramáticas situaciones que resultan de la conjunción de la fabulosa riqueza petrolera de su subsuelo con el·afán del capitalismo internacional por controlar ese tesoro, impidiendo así que sirva al bienestar de sus pueblos y, por el contrario, ampare indignantes desigualdades y las más injustas exclusiones.

Con la misma presteza con que el gobierno de Estados Unidos trató infructuosamente de defender la permanencia de Hosni Mubarak al frente de Egipto, justificando u ocultando el abultado expediente de delitos de corrupción y arbitrariedades de su principal aliado en el mundo árabe, la diplomacia estadounidense manipula la valoración acerca del acontecer en Libia para crear condiciones para una eventual o inmediata intervención militar en ese país.

Pero habrá que seguir al tanto de la situación en la región del Oriente Medio donde todavía quedan muchas fichas en juego, entre ellas las de Israel.

Se asegura que actualmente Hillary Clinton es la pieza principal del lobby sionista (también conocido como lobby de presión pro israelí) en la Casa Blanca, pese a que ciertos antecedentes indican que fue en un momento relativamente reciente de su carrera política que trocó inesperadamente su rumbo y asumió esta orientación.

De ahí que resulte importante vigilar las posiciones que asuma la jefa de la diplomacia estadounidense para vaticinar o descubrir las de Israel en el complicado tablero medio oriental.

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Discurso de Barack Obama en la Casa Blanca sobre la situación en Libia. 23 Febrero 2011 (Traducción libre en español)

Buenas tardes a todos. La secretaria Clinton y yo acaba de concluir una reunión que se centró en la situación actual en Libia. En los últimos días, mi equipo de seguridad nacional ha estado trabajando día y noche para vigilar la situación en ese país y para coordinar con nuestros socios internacionales sobre el camino a seguir.

En primer lugar, estamos haciendo todo lo posible para proteger a los ciudadanos estadounidenses. Esa es mi máxima prioridad. En Libia, hemos instado a nuestra gente a salir del país y el Departamento de Estado está ayudando a los necesitados de apoyo. Mientras tanto, creo que todos los estadounidenses deberían dar gracias a la heroica labor que se está haciendo a los funcionarios del servicio exterior y los hombres y mujeres que sirven en nuestras embajadas y consulados de todo el mundo. Ellos representan lo mejor de nuestro país y sus valores.

Ahora, a lo largo de este período de inestabilidad y la agitación en toda la región de los Estados Unidos han mantenido una serie de principios básicos que guían nuestro enfoque. Estos principios se aplican a la situación en Libia. Como dije la semana pasada, condenamos enérgicamente el uso de la violencia en Libia.

El pueblo estadounidense extender nuestro más sentido pésame a los familiares y seres queridos de todos los que han sido asesinados y heridos. El sufrimiento y derramamiento de sangre es indignante y es inaceptable. También lo son las amenazas y órdenes de disparar contra manifestantes pacíficos y más castigar al pueblo de Libia. Estas acciones violan las normas internacionales y todas las normas de la decencia común. Esta violencia debe cesar.

Estados Unidos también apoya firmemente los derechos universales del pueblo libio. Eso incluye los derechos de reunión pacífica, la libertad de expresión, y la capacidad del pueblo libio para determinar su propio destino. Estos son derechos humanos. Ellos no son negociables. Ellos deben ser respetados en todos los países. Y no se puede negar a través de la violencia o la represión.

En una situación volátil como éste, es imperativo que las naciones y los pueblos del mundo hablan con una sola voz, y que ha sido nuestro objetivo. Ayer un unánime del Consejo de Seguridad de la ONU envió un mensaje claro de que condena la violencia en Libia, admite la responsabilidad de los autores, y está con el pueblo libio.

Este mismo mensaje, por cierto, ha sido entregado por la Unión Europea, la Liga Árabe, la Unión Africana, la Organización de la Conferencia Islámica, y muchas naciones individuales. Norte y sur, este y oeste, se alzan voces en conjunto para oponerse a la represión y apoyar los derechos del pueblo libio.

(También he pedido a mi gobierno para preparar toda la gama de opciones que tenemos para responder a esta crisis. Esto incluye las acciones que puede tomar y las vamos a coordinar con nuestros aliados y socios, o los que vamos a llevar a cabo a través de instituciones multilaterales).

Al igual que todos los gobiernos, el gobierno libio tiene la responsabilidad de abstenerse de la violencia, para permitir la asistencia humanitaria llegue a los necesitados, y de respetar los derechos de su pueblo. Hay que rendir cuentas por su incumplimiento de esas responsabilidades, y afrontar el costo de violaciónes de los derechos humanos continuó.

Esto no es simplemente una preocupación de los Estados Unidos. El mundo entero está observando, y vamos a coordinar nuestra ayuda y medidas de responsabilidad con la comunidad internacional. Para ello, la secretaria Clinton y he pedido Bill Burns, nuestra subsecretaria de Estado para Asuntos Políticos, para hacer varias paradas en Europa y la región a intensificar las consultas con los aliados y socios sobre la situación en Libia.

También he pedido a la secretaria Clinton para viajar a Ginebra el lunes, donde un número de ministros de Relaciones Exteriores se reunirá para una sesión del Consejo de Derechos Humanos. Allí va a celebrar consultas con sus homólogos en los eventos en toda la región y seguir velando por que nos unimos a la comunidad internacional hable con una sola voz al gobierno y al pueblo de Libia.

Y aun cuando nos centramos en la situación de urgencia en Libia, permítanme decir que nuestros esfuerzos continúan para hacer frente a los acontecimientos que tienen lugar en otros lugares, incluyendo cómo la comunidad internacional puede apoyar más eficazmente la transición pacífica a la democracia tanto en Túnez y en Egipto.

Así que permítanme ser claro. El cambio que está teniendo lugar en toda la región está siendo impulsado por la gente de la región. Este cambio no representa el trabajo de los Estados Unidos o cualquier potencia extranjera. Que representa las aspiraciones de las personas que buscan una vida mejor.

En Libia, dijo una, "Sólo queremos ser capaces de vivir como seres humanos." Sólo queremos ser capaces de vivir como seres humanos. Es el más básico de las aspiraciones que está impulsando este cambio. Y en todo este tiempo de transición, los Estados Unidos seguirán para defender la libertad, defender la justicia y defender la dignidad de todas las personas.

Muchas gracias.

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