¿Neoliberalismo chavista peruano?


Demagogia electoral y paternalismo estatal para los ricos

Lucía Alvites / Mariátegui
27/02/11


El 4 de febrero, el gobierno envía con carácter de urgencia un Proyecto de Ley al Congreso para crear un nuevo Ministerio, el de la Juventud y Deportes. A los pocos días, el 11 de febrero, el Congreso aprueba la iniciativa del gobierno de bajar en un 1% (de 19% a 18%) el Impuesto General a las Ventas (IGV) y en un 90% el Impuesto a las Transacciones Financieras (ITF). Ahora, el 23 de febrero, el gobierno nuevamente emite un decreto de urgencia (009) para suspender las alzas de los combustibles hasta el 28 de abril próximo.

Un mes de estatismo desatado que podría llevarnos a pensar que nos encontramos en medio del satanizado “populismo chavista”. Pero no. Increíblemente, se trata de Perú y del gobierno aprista de García, pregonero incansable del ultra neoliberalismo. Los fundamentalistas que juran que el Estado es de suyo ineficiente y que únicamente el mercado sin regulación resuelve los problemas sociales y políticos, ahora, de apuro, intervienen desde el Estado la economía, regulan precios y pretenden crear más Estado. ¿El mundo al revés? ¿Nuevo neoliberalismo “chavista” en Perú?

En realidad no. Es más bien la vieja “escopeta de dos cañones aprista”, en versión recargada neoliberal. Ahora, su cañón de demagogia popular, cada vez más oxidado, sólo se activa en periodos electorales (si dan ganas que siempre fueran elecciones!). Mientras su cañón al servicio de los ricos, más aceitado y activo que nunca, funciona todo el tiempo, cada vez más y más. Una es pura táctica, transitoria, como el freno a las alza de combustibles que tiene fecha de vencimiento justamente pasadas las elecciones, o falsas y olvidables como la del Ministerio, o en fin decorativas e inútiles, como la rebaja de los impuestos. La otra es la estrategia, permanente, avasalladora. Un paternalismo estatal, pero para los poderosos y ricos. En el gobierno de Toledo, las multimillonarias ganancias de la bolsa de valores crecieron más de 10 veces, mientras tres cuartas partes de peruanos permanecimos con nuestros sueldos estancados. Su gobierno y este aprista entregan a las grandes empresas transnacionales toda clase de privilegios tributarios. Es el caso de las mineras, que reciben ganancias millonarias por no hacer nada debido a las grandes alzas de precios de minerales, sin pagar un impuesto al país por ello; encima el Estado les paga el canon minero que ellas deberían pagar. Claro, para que así funcione es imprescindible que bajo la mesa la corrupción compre decisiones y leyes anti patriotas.

Lo que queda claro, lo que importa, es que sí se puede y, de hecho se hace, regular la economía desde el Estado. Sólo nos mienten que no, nos encajan la canción de que el “paternalismo” no sirve, que hay libre mercado y nos ocultan que estamos bajo un Estado paternalista, pero para los grandes negocios, sin y en contra del Perú y la mayoría de los peruanos. Como en las elecciones traen el riesgo de que nos demos cuenta y terminemos con la juerga neoliberal, corren de apuro a vendarnos los ojos con medidas “estatistas” demagógicamente populares, cínicamente, como si nada.

Este 10 de abril, seremos responsables de mantener el estado corrupto y paternalista de los grandes ricos. O crear más y mejor Estado para servir a los intereses del país y proteger a los peruanos. Este 10 de abril. Este 10 de abril.

Lucía Alvites. Candidata al Congreso por Gana Perú N° 34

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