Mariátegui
25/02/11
En forma dramática, y no sin razón, Franco Frattini, ministro del Exterior de Italia, que históricamente ha mantenido inmejorables relaciones con Libia, ya no se diga en el presente petrolero, advirtió de la posibilidad de su fractura en dos pedazos y la auto-proclamación del así llamado emirato islámico de Bengasi. Aterrado, Frattini consideró que “un emirato islámico árabe en los límites de Europa sería una verdadera amenaza, pero Europa, dividida con respecto a Kadafi (cuando la magia del olor del petróleo libio supera la fragancia del jazmín tunecino), no debería exportar su modelo democrático, ni interferir, ni intervenir en los asuntos libios, sino solo alentar los procesos pacíficos de transición.
¿A qué petrolera anglosajona –Shell, ExxonMobil y BP– conviene dividir Libia en dos entidades: Tripolitania y Cirenaica?
El efecto Kadafi ha incrementado casi 10% el barril del petróleo, lo cual será un juego de niños en caso de la caída de la monarquía de Bahrein y su efecto dominó en la provincia oriental de Arabia Saudita, donde habita un 30% de chiítas.
Quizá con el fin de inhibir cualquier veleidad intervencionista occidental (en especial, de los países europeos sureños, que pueden ser desbordados por un éxodo), y se han confinado en su clásica retórica hueca (debido a sus jugosos contratos petroleros, que priman por encima de cualquier otra consideración), Kadafi advirtió que la inestabilidad proporcionaría una base a Al Qaeda.
¿Pidió Kadafi a EU y a Europa carta blanca para aniquilar al naciente emirato islámico de Bengasi, Bayda y Derna?
Después del discurso de Kadafi, en el que prometió formular una nueva Constitución, el ministro del Interior, general Abdul-Fatah Younis, ficha de la CIA, luego de presentar su dimisión, anunció su apoyo a la revolución del 17 de febrero y apremió al ejército a unirse a las demandas del pueblo.
¿Prosperará el llamado del general Younis, al que Al Jazeera le ha dado mucho vuelo audiovisual? Mucho dependerá de la respuesta de las tribus de la provincia Tripolitana y su estratégica capital (Trípoli).
Libia constituye una tribucracia, una coalición de poderosas tribus en sus 3 principales provincias que, además, compiten entre sí desde el túnel del tiempo: 1) Tripolitania, donde habita 60% de la población, con su capital, Trípoli, de alrededor de 2 millones de habitantes en un país de 6.5 millones, corto en población para su extenso territorio de 1.7 millones de km2; 2) Cirenaica, con su Pentápolis (sus famosas cinco ciudades históricas), que cuenta con 30% de la población, donde destaca la orgullosa ciudad de Bengasi, y 3) Fezzan, la zona desértica del sur, con 10 por ciento del total.
El derrocamiento de Kadafi puede ser peor que su permanencia en el poder porque puede desembocar no sólo en un vacío de poder sino, peor aún, en la balcanización de sus tres provincias, donde imperaría un gobierno central agazapado en Trípoli, con una periferia insurrecta, al estilo de Somalia o de Pakistán o Afganistán.
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