Perú: ¿Y qué pasó con Fuerza Social?


Y el gran perdedor político de la contienda electoral es.. el que se quedó sin Fuerza Social

John Ochoa / Mariátegui
13/04/11


Si el proceso electoral, este proceso que fabrica candidatos en función de los intereses políticos y económicos de los explotadores de turno debe servir para algunas reflexiones en torno a la presencia de algunas fuerzas que la alimentan, pues consideramos que es muy importante señalarlas como parte de las evaluaciones que debemos propiciar.

Las lecciones que se deben de extraer sin apasionamientos nos deben de conducir a entender que la vida política de estos últimos años son fenómenos cargados de concentraciones súbitas y de polarizaciones inevitables propios de la manifestación de la incesante lucha de clases. Así podemos encontrar ascensos inesperados de espacios que nacen y venden más que un proyecto político una imagen política con los que logran posicionarse fortuitamente en la inercia colectiva del electorado.

Precisamente esto es lo que ocurrió con Fuerza Social, del que en su momento dijimos y reiteramos que acabado su periodo podremos darnos cuenta que esta Lima turbulenta NO SERÁ PARA TODOS, como se propugnó en campaña electoral. Bueno, de eso se encargará el tiempo y nuestras apreciaciones tendrán que servir para contrastarlas con la realidad venidera.

Lo que nos invita a escribir en esta ocasión es sobre qué es lo que sucedió con el apoyo social y popular que adquirió de pronto Fuerza Social; y el notorio desplome de aquel importante apoyo que recibió sobre todo de los sectores populares. El cómo es que una organización política emergente, que bien pudo haber manejado mejor las contradicciones manifiestas de su triunfo electoral, lamentablemente no supo preservar aquel respaldo popular. Al contrario de ello sus acciones fueron sus propios enemigos. Así se dedicaron a reflejar actitudes febriles. Han hecho gala afiebrada de sus triunfos inconsistentes. Se comportaron a pie juntillas aplicando el dicho de que: “se les subió la humareda” y embriagados del triunfito alcanzado (gracias al veto del fujimorista Kouri), quisieron darse de mentores de la nueva política. Posaron para las cámaras con discursos desafinados con la realidad. Creyeron los pobres triunfalistas que el pueblo es una cosa idiota fácil de manipular y preservar sus votos. Y de modos despreciables en sus ademanes para los reflectores supieron despreciar sus alianzas, aquellas que les sumó fuerzas importantes para el triunfo electoral, triunfo que no había significado sino un peldañito muy pequeño en ese inmenso proceso de la actividad política. Así es que se han dedicado a capitalizar el estrepitoso fracaso al que con demasiada seguridad concurren en estas “justas” presidenciales.

Habría que preguntarles, ¿dónde están los más del 30% por ciento de los que apoyaron en las municipales para estas presidenciales?, ¿QUÉ DIABLOS HICIERON PARA PRESERVAR AL MENOS LA MITAD DE AQUEL CAUDAL SOCIAL? Es sencillo, su falta de perspectiva política, sus ambiciones de poder que ni siquiera logran consolidar pasado ya tres meses en el municipio, las declaraciones impropias, sus evaluaciones ajenos a la realidad, sus coqueteos con la derecha cavernaria, la estupidez de no profundizar sus alianzas, sus inútiles actitudes contra el Nacionalismo que a pesar de sus contracciones decidieron apoyar en las municipales, ahora les está pasando la merecida factura del pueblo.

Señores y esto es para todos, nuestros pueblos, a pesar de las brutales maneras con las que pretenden embrutecernos, son mil veces más lúcidos, mil veces más cautos, un millón de veces más instintivos, el problema de su falta de liberación radica en sus líderes, en su vanguardia, en sus predicadores, que no están o estamos a la altura de lo que el pueblo nos demanda. Las nuevas generaciones tienen el deber de trabajar denodadamente y con seriedad el porvenir más que de la patria de la humanidad y la naturaleza en sí.

Por ello, la izquierda nunca más debe servir como furgón de cola, es tiempo de mirar con seriedad el trabajo en la formación de nuevos cuadros fundidos en teoría y práctica constante en el proceso de la lucha de clases…

Así sea y digamos con el Che: “Hasta la Victoria Siempre”


John Ochoa
Colectivo Los Amautas

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