Mariátegui
20/05/11
Quito (Pichincha).- El Presidente de la República, Rafael Correa, ratificó que se hará lo imposible para que las cinco muertes que provocó el intento de golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010 no queden en la impunidad.
El Mandatario aclaró que a todas las personas que estuvieron presentes durante esa triste jornada los lleva en el alma porque ofrendaron su vida por el Presidente, como fue el caso del estudiante universitario Juan Pablo Bolaños, quien falleció en los alrededores del hospital de la Policía Nacional, cuando solicitaba la liberación del Jefe de Estado.
Al mismo tiempo criticó a medios de comunicación como el diario El Universo que, a través de sus páginas, desmienten los hechos del 30S, indicando que se trató de un asunto político y que todo fue un montaje para ganar popularidad a costa de los fallecidos y los centenares de heridos. “La prensa corrupta ha querido negar lo que ocurrió el 30S para hacerle daño al Gobierno. Entonces ha invisibilizado los muertos y los heridos”, dijo durante una entrevista en TC Televisión.
Además, aclaró que esta misma prensa busca dejar en el olvido a los responsable del magnicidio como el caso de César Carrión, ex director del Hospital de la Policía, quien el 30S portaba una bata de galeno sin ser médico, con el afán de pasar información a los manifestantes.
Consideró a los hechos del 30S como una trampa política que se usó con el afán de desestabilizar al Gobierno y cometer un golpe de Estado no ortodoxo, donde se utilizó a la Policía Nacional para formar parte de esta intentona. “La idea era crear el caos por dos o tres días en el país y que caiga el Gobierno”.
Sobre los acontecimientos del 30S recordó que en ningún momento supo lo que se estaban tramando y por ese motivo concurrió hasta las instalaciones del Regimiento Quito con el afán de conversar con los miembros del orden y explicarles sobre el alcance de la Ley Orgánica de Servicio Público. No obstante fue recibido con gases lacrimógenos y con insultos.
Según el Mandatario los servicios secretos de la Policía y de las Fuerzas Armadas estaban desmantelados y en proceso de reestructuración cuando ocurrieron los hechos, motivo por el cual no se conoció las verdaderas intenciones de quienes querían desestabilizar el país.
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