México: EZLN: Tener miedo de la palabra es propio de tiranos


La caravana que arribó a la ciudad de México recibe el respaldo zapatista

Mal hace un mando que piensa “que corregir un error es rendirse”, señalan

Elio Henríquez / Mariátegui
10/05/11


San Cristóbal de Las Casas. Por lo menos 15 mil zapatistas con pasamontañas, incluidos miembros de su comandancia general, marcharon en esta ciudad en silencio y en apoyo a la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad, y para protestar por la guerra del gobierno federal contra el crimen organizado.

En lo que representa la movilización más numerosa en esta ciudad desde hace 17 años, los zapatistas portaron cientos de cartulinas y mantas para exigir “alto a la guerra de Calderón” y “no más sangre en nuestro suelo mexicano”.

En un comunicado leído en la Plaza Catedral –donde concluyó la marcha– por el comandante David, el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) afirmó que la lucha actual es “entre quienes quieren la vida y quienes quieren la muerte”, y “nosotros elegimos luchar por la vida, es decir, por la justicia, la libertad y la paz”.

El gobierno “dice que la única estrategia buena es la que ensangrienta las calles y los campos de México y destruye familias, comunidades y al país entero, pero quien argumenta que tiene de su lado la ley y la fuerza sólo lo hace para imponer su razón individual, apoyándose en esas fuerzas y esas leyes, y no es la razón propia de individuo o de grupo la que debe imponerse, sino la razón colectiva de toda la sociedad”, aseveró.

Sostuvo que “la razón de una sociedad se construye con legitimidad, con argumentos, con razonamientos, con capacidad de convocatoria, con acuerdos; porque quien impone su razón propia sólo divide y confronta y es así incapaz de razón colectiva y por eso debe refugiarse en la ley y la fuerza”.

Manifestó que “tener miedo de la palabra de la gente y ver en cada crítica, duda, cuestionamiento o reclamo un intento de derrocamiento, es algo propio de dictadores y tiranos” y “ver en cada dolor digno una amenaza, es de enfermos de poder y avaricia”.

El EZLN sostiene que “mal hace el mando que le dice a sus soldados y policías que escuchar a la gente noble y buena es un fracaso, que detener una matanza es una derrota y corregir un error es rendirse”.

Subrayó que los rebeldes chiapanecos, a quienes se unieron adherentes de la otra campaña, llegaron a esta ciudad “no para hablar de nuestros dolores, de nuestras luchas, de nuestros sueños, de nuestras vidas y muertes” ni para “señalar caminos, para decir qué hacer, ni para responder a la pregunta de qué sigue”, sino para responder al llamado y unirse a quienes luchan por la vida.

Provenientes de diferentes regiones, hombres, mujeres y niños comenzaron a concentrarse desde las 8 horas en el Centro Indígena de Capacitación Integral Fray Bartolomé de Las Casas (Cideci Las Casas) ubicado en el poniente de la ciudad.

Ahí se enteraron de que el indígena Pedro Roberto Santis Aguilar, base de apoyo zapatista del municipio de Altamirano, falleció a las 8.45 horas al accidentarse el vehículo en que se transportaba con otros compañeros, en el tramo carretero San Cristóbal de Las Casas-Huixtán, cerca de la comunidad La Era.

También supieron más tarde que una niña de ocho meses también falleció al medio día presuntamente por asfixia cuando el vehículo en que se transportaba un buen número de personas estaba por llegar a esta ciudad.

Con una bandera mexicana y otra rojinegra al frente, la marcha comenzó a las 15 horas en la calle César Augusto Sandino de la colonia América Libre, en el poniente, y después de una hora arribó el primer contingente a la Plaza Catedral, que resultó insuficiente, por lo que muchos se quedaron en calles aledañas. “Estamos hasta la madre por la guerra de Calderón”, escribieron a mano en decenas de cartulinas.

Una hora después llegó el último grupo y a las 17.15 horas inició el mitin con la entonación de los himnos nacional y zapatista y la presencia en el estrado de los comandantes David, Tacho, Guillermo y muchos más; algunas personas habían previsto la posible presencia del subcomandante Marcos, pero no apareció públicamente, aunque el comunicado está firmado por él.

La movilización concluyó con la lectura en tzotzil por parte de Guillermo, y pasadas las 18 horas los zapatistas emprendieron el regreso a sus comunidades, con lo que muchos comercios del centro que cerraron por temor reabrieron sus puertas.

La manifestación del EZLN más numerosa efectuada en esta ciudad que se recuerda antes de la de hoy fue la realizada en febrero de 2001, cuando arrancó la Marcha del Color de la Tierra, que recorrió varios estados del país para exigir el cumplimiento de los acuerdos de San Andrés, firmados por el grupo rebelde y el gobierno federal el 16 de febrero de 1996.



“Dejemos gritar al silencio”, pide el poeta Sicilia al avanzar por el DF

Entre aplausos, la caravana desfila por Insurgentes rumbo a Ciudad Universitaria

“Dejemos gritar al silencio, pidió el poeta en el amanecer de la tercera jornada de marcha rumbo a Ciudad Universitaria. Y en silencio, lentamente, la Marcha-Caravana por la Paz con Justicia y Dignidad se adentró en la capital del país para que se escuchara su protesta, en la víspera de la concentración que esta tarde tendrá lugar en el Zócalo con una demanda central: alto a la militarización.

No es un silencio de luto, sino de protesta, en una jornada de marcados contrastes: el paso callado de los manifestantes, fieles a la petición del poeta, arranca numerosas muestras de solidaridad. Lo mismo en los pueblos del Distrito Federal por los que atravesaron que entre los comensales de los restaurantes de la avenida Insurgentes, la marcha cosecha gritos, aplausos, consignas de adhesión.

Hay algarabía entre quienes ven en el paso de la movilización una suerte de liberación frente a la violencia descontrolada, porque a todos los acecha. San Pedro Mártir es quizá la más elocuente muestra de este peculiar encuentro del sentimiento humano, que va del duelo a la celebración por la misma causa. La marcha es recibida como lo han hecho históricamente, con consignas. Ajenos a la proscripción que se ha hecho de ellas en esta marcha gritan: ¡Militares, a los cuarteles!

Vitoreado por esta comunidad en la que destaca el activismo de las Comunidades Eclesiales de Base y las evocaciones nostálgicas a Sergio Méndez Arceo, añorado obispo de Morelos, Sicilia arenga, en una pequeña ceremonia de bienvenida que le ofrece el pueblo a la orilla de la carretera:

“Nos ha rebasado la corrupción en el corazón de las instituciones; hay encubrimiento en todos los niveles, desde los partidos hasta la Presidencia del gobierno federal, que no ha reformado las instituciones. Por eso el crimen ha campeado, por eso nos está envileciendo como hace”.

Sería su único discurso en el largo trayecto desde San Miguel Topilejo hasta la emblemática Ciudad Universitaria. Lo hizo luego de escuchar con atención la bienvenida del sacerdote Jesús Ramos, cuya concepción evangélica fue expresa:

“Unimos nuestra voz y nuestro corazón ante este clamor cada vez más tumultuoso que brota de tanto dolor, agravio, injusticia, violencia y muerte que padece nuestra sociedad. Javier, que nos has convocado a todos a la movilización, hemos sido acompañantes de ese dolor que tienes en el corazón por el asesinato de tu hijo, como el de todas las víctimas de esta absurda guerra contra el crimen organizado”.

Ifigenia, quien habló en nombre del Movimiento de Pueblos del Sur, fue más directa en imputar el presidente Felipe Calderón la responsabilidad de tanta violencia, antes de censurar su postura frente a la inconformidad social: “no hay peor sordo que el que no quiere escuchar”.

Pietro Ameglio hace notar una constante en los casos que han sido denunciados durante las concentraciones que se han dado al paso de la marcha: “casi en todas hay un patrón en el que de alguna manera está involucrada la violencia institucional”. Ciertamente, el Ejército o las policías han estado involucrados en gran parte de los casos que se han hecho públicos.

Leticia Chavarría es la única representante del Comité Médico Ciudadano de Ciudad Juárez, cuyo diagnóstico no deja dudas sobre lo que ha sido la estrategia militar: desde 2008, la violencia en su ciudad ha repuntado drásticamente, en coincidencia con la llegada de miles de soldados y policías para controlar la situación.

“Todos somos Juárez”, el programa estelar calderonista para evitar que esa urbe siguiera desangrándose, ha sido todo un fracaso, asegura. Su presencia en la marcha tiene un fin: “evitar que el laboratorio en que convirtieron a Juárez se reproduzca en todo el país”.

Muy de mañana, en la despedida de San Miguel Topilejo, los oradores le confirieron una peculiar interpretación con tintes de nostalgia revolucionaria: “entonces, las tropas de Villa llegaron de Chihuahua y los ejércitos del sur, de Zapata, de Morelos”. Ciertamente, hasta ayer, los mayores contingentes venían de Chihuahua y Morelos.

El trayecto a Ciudad Universitaria trajo consigo la incorporación de numerosas personas a la causa, cada quien con sus formas de percibir la inseguridad y su manera de expresarla.

“No hay democracia con desaparecidos” , es la leyenda sobre un cartel ilustrado con el célebre Guernica. Leer las pancartas es un viaje por la desesperación de la gente: “Si no sabes cuántas lágrimas ha derramado, no sabes lo que ha perdido”.

La coyuntura alienta la creatividad popular. Dibujos, leyendas, indumentarias, todo, para hacer patente su condena a la violencia. La marcha se acerca a su momento culminante: el mitin en el Zócalo, donde se expresará claramente la exigencia de cambiar el rumbo de la estrategia.

–¿Aceptará el Presidente?

Siempre al frente de la marcha, desde que salió de Cuernavaca, Julián LeBarón responde: “no sé si lo acepte, pero sí se enterará que actúa sin nuestro consentimiento”.

–¿Qué podría dejar la marcha?

–Que si nos unimos, podemos derrotar el miedo.


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