Las nuevas tácticas de la OTAN en Libia


Isaac Bigio / Mariátegui
Foto: Getty Images
31/08/11


En Libia la OTAN ha sacado varias lecciones de su anterior intervención en Iraq A Trípoli no atacó sin un mandato de la ONU, por lo que ésta tiene un aval legal diplomático. Consiguió el apoyo de Francia (que en el 2003 no quiso atacar a su exaliado Hussein pero que hoy, con Sarkozy de presidente, se ha esforzado en ser la principal auspiciadora de los bombardeos que abrieron la ruta a Trípoli). No emplea abiertamente tropas en suelo libio (evitando así un pretexto para la resistencia del régimen y para que en sus propios países haya gente que pida el retorno de sus soldados). Evitó que haya grandes marchas populares contra la guerra.

Según el Daily Telegraph del martes 23, la operación sobre Trípoli ha sido muy bien coordinada y preparada desde hace 6 semanas con bombardeos destinados a minar la posibilidad de resistencia del régimen. Sin embargo, de acuerdo con The Economist, el ingreso rebelde a la capital puede haber sido precipitado y sin haberse dado bajo un previo cerco creciente y ensamblaje de tropas.

Un problema que quiere evitar la OTAN es que se cree un vacío de poder incontrolable que genere una serie de grupos armados, huelgas sindicales, colgamientos de gadafistas, saqueos u ocupaciones laborales de predios o empresas u otro tipo de movimientos que desborden sus intentos de hacer que el nuevo gobierno basado en Bengazi monopolice las armas, el poder y la transición.

La manera en la que la OTAN ha bombardeado Libia tiene, además, como objetivo prevenir que se den otros levantamientos populares como los de Túnez, Egipto o Yemen y que la "primavera árabe" pueda ser controlada. Cuando ésta iniciaba los ataques sobre Gadafi, sus aliados en el Consejo del Golfo Pérsico ocupaban el pequeño Bahréin para sofocar un levantamiento interno pro-democracia.

Los EE.UU. deben buscar que los levantamientos populares árabes no depongan a sus grandes aliados de las 6 petro-monarquías del golfo (donde está la región más autocrática y antidemocrática de todo el planeta), y que éstos lleguen a un compromiso con dichos reinos. La manera en la cual la OTAN maneje la transición en Libia será crucial. Mientras los gadafistas querrán, en caso de perder, hacer una resistencia como en Somalia, Iraq o Afganistán, los sectores ligados a Hamas-Hermandad Musulmana o a Irán-Hizbolá presionarán para que se cree una dirección más hostil a EE.UU. e Israel que la que tenía Gadafi y las izquierdas buscarán una revolución social que llegue a atraer al gran descontento que hay hoy dentro de los propios hebreos de Israel y de los trabajadores en Europa.

Una buena forma en la cual la OTAN pueda organizar una transición en Libia sin que se produzcan muchas matanzas y previendo una nueva guerra civil (ya sea con una guerrilla gadafista o entre los despojos de la alianza rebelde) les ayudará en su tarea de liberalizar Siria y también en poder buscar hacer retroceder al ALBA en América Latina.

Comentarios