Linda Lema Tucker/ Mariátegui
19/01/12
El artículo que a continuación presento lo escribí estando en mi lecho de enferma, lo hice a solicitud de un amigo director de una revista peruana, finalmente no se publicó. Los días han transcurrido, he ampliado el texto artículo, decidiendo entregarlo a todos ustedes.
En el diario La Aurora de Bogota apareció, el 20 de junio 1830, una carta notable de Manuela Sáenz Aizpuru (1797 – 1856) donde asume la idea de que la patria es América: "Lo que sé es que mi País es el continente de la América y he nacido bajo la línea del Ecuador”. EL memorable documento, poco conocido en el Perú, revela la síntesis del pensamiento latinoamericano de la heroína olvidada del Perú, equivalente al del Libertador Simón Bolívar, constituyendo todo un horizonte de proyectos políticos unitarios de los países liberados de la opresión europea. Han transcurrido 181 años de aquellas proféticas palabras: en diciembre de pasado año, 33 Jefes de Estado y de Gobierno se reunieron en la ciudad de Caracas, Venezuela y liderados por el presidente Hugo Chávez Frías dieron nacimiento a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) magno organismo de integración y unidad regional. De este modo, el viejo sueño bolivariano se hizo realidad. Que duda cabe entonces que este hecho histórico significa el relanzamiento del pensamiento de Manuela Sáenz, cuya vida sigue aún inspirándonos en el intento de penetrar en su ser profundo, para darle voz y así continuar respondiendo a los interrogantes del presente.
El 23 de noviembre del año pasado, en Paita, autoridades civiles y miliares y los gobiernos de la Repúblicas de Venezuela y Ecuador rindieron homenaje a Manuelita Sáenz, la notable heroína quiteña que vivió gran parte de su vida en el Perú, al cumplirse 155 años su fallecimiento. El Alcalde de Paita y los ilustres invitados presidieron los actos que se iniciaron en la Iglesia Nuestra Señora de las Mercedes donde el padre Chully ofició la misa a la memoria de la heroína de las guerras de la Emancipación del Perú y América del Sur.
Arribé a Paita a nombre de la Red de Mujeres “Manuelita Sáenz” llevando un discurso en el maletín. La verdad es que desde muchos años tenía pendiente, la reivindicación de Manuelita Sáenz, tarea difícil en un país donde la oligarquía ha maltratado tanto el pensamiento bolivariano. Más aún cuando los grupos de izquierda se hicieron de la vista gorda cuando se asaltaba vilmente la dignidad de grandes personajes. Fue entonces que empecé a escribir un libro sobre la vida de esta extraordinaria mujer, que aún no concluyo.
Esa mañana en Paita, el día estaba radiante, sin viento y con una visibilidad extraordinaria que dejaba ver el profundo azul del agua del hermoso puerto subastado por los todos regímenes entreguistas. Lo que el infausto modelo neoliberal no ha podido es privatizar la belleza de esta parte del país. No en vano, desde tiempos inmemoriales se acuño la frase “la luna de Paita y el sol de Colán”, refiriéndose a la hermosura del puerto y el sol intenso de los arenales de sus distritos.
Recordé entonces los años ochenta en que reencontré a Manuelita Sáenz a través de los relatos contados por escritores amigos, ya fallecidos, la historiadora ecuatoriana, Nella Martínez con quien trabajamos asuntos de desarme en la región y con Juan José Vega con quien creamos el primer Circulo Bolivariano en el Perú. Ellos narraron la historia de aquella extraordinaria mujer que con fervor se entregó a la lucha libertadora sirviendo como agente secreto, coordinando acciones militares, infundiendo aliento a los batallones y hasta secretaria de Estado del ejército patriótico. El historiador bolivariano, Juan José Vega se sentía profundamente atraído por Manuelita, decía con pasión: “No sabes lo brava, inteligencia, patriota y bella que era esa mujer. Vestía uniforme militar, usaba pistola, montaba a caballo y combatió en las batallas de Junín y Ayacucho. Tenía dotes de mando, un espíritu bravío y cualidades solo de una heroína, antes y después de convertirse en la mujer que más amó Bolívar”. Le dije que me constaba que en los diarios y revistas de Lima de la época que había revisado en la hemeroteca de la Biblioteca Nacional, al estudiar la participación de las mujeres en la independencia, ensayos que luego publiqué en la revista Mujer y Sociedad, la insigne Manuelita no aparecía. Juan José Vega, concluyó: “Mira Linda, Bolívar en el Perú ha sido proscrito. El silencio en relación a Manuelita Sáenz fue premeditado por la oligarquía peruana en su intentó de borrarla de la historia. Lo hicieron para que no quedara huella alguna de las maquinaciones y las intrigas planificadas contra el Libertador que ella descubrió”.
Sólo a mediados del siglo XX, Manuela Sáenz empezó a ser reivindicada como heroína y prócer en la gesta de la independencia y como precursora del feminismo en Latinoamérica. En todo caso, casi dos siglos después de su muerte, la Libertadora del Libertador continúa despertando amores, animadversiones y produciendo debates o polémicas. En el Perú, las mujeres conforman Círculos y/o Redes que llevan ya su nombre en el deseo de reivindicarla.
Los actos protocolares continuaron en Paita y al mediodía en la sesión solemne del salón municipal, el destacado Embajador de Venezuela en Perú, Alexander Yánez, dijo: “Mientras en el mundo hay países, agrupación de potencias que están bombardeando pueblos, asesinando personas, cambiando gobiernos, que tienen como modo de vida la muerte de otros; mientras esto ocurre en el mundo, en Paita estamos creando unidad, integración. Estamos creando un espacio para la paz en la ciudad en la que Manuelita Sáenz pasó sus últimos años de vida”.
A mi turno y a nombre de la Red de Mujeres “Manuelita Sáenz” dije: “Ustedes, pueblo de Paita tienen una mente y un corazón bolivariano. Cuando Manuelita Sáenz fue objeto de persecución, de expulsiones, de calumnias y de penosos exilios, fueron ustedes, generosos hombres y mujeres del pueblo los que la amaron, cobijaron y cuidaron de las sombras oscuras y eternas de los enemigos del Libertador Bolívar que la persiguieron hasta los últimos días de su vida en Paita”.
Cuando Manuelita recibió la carta anunciando la muerte de Bolívar, ya no quiso vivir por el dolor pero vivió. Arribó a Paita en 1935 con dos de sus criadas, hasta que finalmente se fue un 23 de noviembre de 1854, sin dejar más huellas que su nostalgia y su pureza viviendo eternamente en con el recuerdo de su eterno amor por Bolívar.
A las dos de la tarde llegamos a la “Casa Histórica de Manuelita Sáenz” de la calle Nueva del Pozo Nº 309, la misma que fotografió Pedro Montero (1922). Se trata de una casa rústica de cañas y barro, con un techo pajizo bastante deteriorado. Ahora la habita Mary Godos Curay, amable paiteña cuya veneración por la memoria de la Libertadora es innegable. Con los ilustres invitados recorrimos el salón, en una esquina destaca una mesa con libros sobre la vida y obra de Manuelita. Su retrato en el centro de la sala, luce bella pero fuerte: con ojos negros, tez sonrosada sobre fondo blanco, cabellos negros artísticamente peinados con un ligero vestido de organdí, la banda rojo y blanco de su condecoración en Lima y bajo el pecho la Orden del Sol que le entregó el general San Martín (1821) por su entrega y compromiso decidido con fuerzas patriotas de Lima.
Los gobiernos de Venezuela y Perú reactivan convenios para convertir la lastimada morada en la Casa Museo Manuelita Sáenz.
Rumbo a Lima pienso en todos los acusadores que la condujeron al exilio y a la muerte de nuestra heroína. Hoy más que nunca sabemos que los grandes líderes son el blanco de atentados y de campañas de desprestigio como ocurre con el presidente bolivariano, Hugo Rafael Chávez Frías. Pero los detractores no sospecharon jamás que Manuelita Sáenz habría de sobrevivir al silenciamiento y, como una “amable loca”, como la llamó el Libertador, habría de recuperar su voz y su estatura para convertirse en uno de los mitos más hermosos de nuestra América.
En general, solo el tiempo ha ido develándonos a una mujer más completa y trascendental y todos aquellos que la difamaron, calificándola con los peores calificativos quedaron desarmados ante su lealtad a los ideales unitarios de la integración de América Latina, superiores a la muerte, al agravio y al abandono. Por ello es que cuando florece el día, los poetas de la libertad como Pablo Neruda no se cansan en cantarle:
Tú fuiste la libertad, libertadora enamorada.
Entregaste dones y dudas idolatrada irrespetuosa.
Se asustaba el búho en la sombra cuando pasó tu cabellera
y quedaron las tejas claras, se iluminaron los paraguas.
Las casas cambiaron de ropa. El invierno fue transparente.
la noche de Bogotá, la oscuridad de Guayaquil,
el traje negro de Caracas.
Y desde entonces es de día.
Finalmente, Manuelita Sáenz: Si tus detractores te tacharon de nuestra historia, numerosas son mujeres se identifican hoy con tus ideas y lucha bolivariana. Ningún ardid podrá emboscar más la decisión libre y soberana de construir y amar nuestra propia historia y a nuestros propios héroes reivindicarlos. Si ayer fuiste Caballeresa del Sol, húsar del Estado mayor independentista, Libertadora del Libertador, Coronela del Ejército Grancolombiano, Insepulta de Paita, Generala de las Repúblicas de Venezuela y Ecuador. Estos títulos no son suficientes para tu estatura indomable, generosa y libertaria de Manuelita Sáenz, una mujer extraordinaria que se entregó con pasión a lucha de la libertad del Perú y de América.
¡Generala, Manuela Saénz, heroína del Perú¡ ¡Hasta la victoria siempre¡
Linda Lema Tucker, socióloga y escritora, miembro de la Red Nacional de Mujeres “Manuelita Sáenz” (Perú). Actualmente escribe el libro Manuelita Sáenz, eterna heroína del Perú y de América”
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