Ecuador: Con Rafael Correa entró la minería a cielo abierto


Mariátegui
07/03/12


“No daremos marcha atrás en la Ley de Minería, porque el desarrollo responsable de la minería es fundamental para el progreso del país. No podemos sentarnos como mendigos en el saco de oro”.
Rafael Correa, Presidente de Ecuador, 15.1.2009


Por Juliana Díaz Lozano. Entrevista con integrantes de las comunidades indígenas agrupadas en la CONAIE y en la Comuna Amazónica. Reflexiones sobre el extractivismo y la ley que tipifica el terrorismo.


El verano es temporada de lluvias en todo el Ecuador y en la Amazonía durante esta estación se reproduce la espesura de la selva. En el cantón Arosemena Tola, provincia de Napo, se encuentra el paraje El Capricho, que sirve de entrada al monte profundo, donde se cuentan historias de oro, represiones y resistencias. El monte debe atravesarse con alguien de la comunidad ya que la selva se vuelve agresiva con inexpertos y turistas; caminos de tierra, senderos secretos y un puente colgante sobre un tormentoso río de montaña desembocan en un campamento compuesto chozas de paja donde una bandera bilingüe avisa: “Pueblo Kichwua de Tzawata, en pie de lucha contra la minería”.

La comunidad quichua-amazónica Tzawata desde hace dos años recuperó -de hecho-, las tierras ancestrales donde se había instalado una empresa minera, fiduciaria de la transnacional Merendon Mining Corporation, con sede en Canadá. La Merendon Ecuador, como se la nombra en la zona, tiene la concesión de seis bloques mineros en el cantón que sumados ocupan 26 mil hectáreas. Entre los años 2006 y 2008, la minera ubicó dos campamentos para la extracción de oro a cielo abierto en las 627 hectáreas reclamadas por la comunidad. Como resabio de esta explotación se contaminaron los afluentes del río Anzu y se generaron enfermedades inéditas en los indígenas que viven en equilibrio ancestral con la selva.

Cuando la Merendon se retiró por falta de permisos ambientales, dejó las tierras arruinadas y parte de la maquinaria abandonada. La comunidad se organizó para retomar las tierras, volver a cultivarla en forma comunitaria y recuperar el monte, apoyándose en el Artículo 57 de la Constitución, que postula el respeto a territorios ancestrales. La CONAIE (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) y la organización juvenil Comuna Amazónica se acercaron a dar apoyo y cobertura política y legal a la toma, amenazada aún por la empresa y por el Estado. Lina Santa Cruz, militante de la Comuna, y Humberto Sarlango, “Kuraka” (máxima autoridad) de la comunidad e integrante de la CONAIE, relatan el proceso de lucha y caracterizan las política minera de Rafael Correa.

-¿Cómo decide la comunidad Tzawata recuperar esta tierra que estaba en manos de la minera canadiense?
Lina Santa Cruz: Cuando las 627 hectáreas en las que estamos ahora fueron vendidas a la minera, la comunidad quedó viviendo en dos hectáreas donadas por un particular; estamos hablando de 250 personas en dos hectáreas. Para la lógica de los pueblos indígenas, la selva, el bosque, el agua son la forma de reproducción de cultura. Habían perdido todo eso, entonces les tocaba salir a trabajar como jornaleros o emplearse tristemente para el tráfico de madera, el desmonte.
Esta situación llevó a la toma de estas tierras. Fue una decisión de la comunidad y luego de hacerlo decidieron convocar a las organizaciones que luchamos en Ecuador para tener un apoyo político y también juntarse con otras comunidades en situación similar.
Humberto Sarlango: La recuperación del territorio no es sólo una reivindicación económica sino también cultural; estas tierras fueron de nuestros ancestros, acá se asienta nuestra soberanía alimentaria, la medicina natural, nuestra religiosidad que no son adornos folclóricos, sino valores que dan sustento a esta lucha.

-¿Qué tipo de presencia tuvo el estado en las tierras desde la toma?
HS: El estado y la minera ejercieron distintas formas de represión directa e indirecta: quema de cultivos, allanamientos, acusaciones de terrorismo. Hace cinco meses entraron 66 policías armados a las tierras, junto a una ingeniera de la minera, para sacarnos. Discutimos todo un día para lograr que se fueran. Logramos que se fueran y hasta ahora no volvieron. Les dejamos claro que la comunidad no va a pagar a nadie, ni un centavo, las tierras de nuestros abuelos no están en venta y vamos a resistir. Tenemos claro que la lucha es el único camino para que el estado y las empresas dejen de meterse en nuestras tierras.

-¿Qué lectura hace el movimiento indígena ecuatoriano sobre el gobierno de Rafael Correa?
LSC: Desde la Comuna Amazónica y desde la CONAIE vemos que se enmarca en la campaña de la ola de progresismo latinoamericano. Para nosotros es una máscara esto del socialismo del siglo XXI, porque lo que se está promoviendo, en los hechos, es un capitalismo de estado, donde ni siquiera hay una burguesía nacional que pueda asumir esto. Hay una pelea con las transnacionales gringas, y un llamado a inversiones chinas y canadienses. En términos económicos nada ha cambiado y se ha reforzado el extractivismo, que el gobierno vende como progreso. En la Amazonía ha afianzado el modelo económico de extracción primaria, hay un problema serio de asedio de las mineras. Con Correa entra a Ecuador la minería a cielo abierto. Hay nuevas licitaciones a petroleras en lugares donde la gente ha muerto defendiendo sus tierras. Por otra parte, la nueva ley minera anula el principio constitucional de previa consulta a las comunidades ante la explotación de los recursos.

-¿Cuál es la situación de los movimientos sociales?
LSC: Ha habido una política sistemática de cooptación de dirigentes sociales, por ejemplo montando instituciones paralelas a las autónomas que logró el movimiento indígena con su lucha histórica. También un proceso de criminalización de luchadores/as. Hace cuatro meses se aprobó una ley de seguridad con la figura de terrorismo, que plantea de tres a ocho años de cárcel por cualquier medida de lucha. Hay cientos de militantes con juicios políticos por protestar, algunos bajo esta nueva figura. Es una forma de amedrentar a los movimientos sociales y de anular cualquier oposición al proyecto. Lo bueno del movimiento indígena es que siempre ha vivido luchando, en condiciones terribles y no tiene miedo de enfrentarse a nada.

http://www.marcha.org.ar

Comentarios

Leonardo Cesar dijo…
Para poder comprender que pasa con la mineria en santa cruz: http://mineriasantacruz.fwd.com.ar/