Argentina: El Polo Textil del Frente Popular Darío Santillán



 
 

Mariátegui 
Desde Buenos Aires
25/08/12

Durante la década de los noventa, en tiempos de predominio del Neoliberalismo, la flexibilización laboral y el despido masivo fueron las medidas que más golpearon a la clase trabajadora en el continente. 

Como respuesta a esto en la Argentina se empiezan a organizar los trabajadores desocupados –conocidos como piqueteros-, quienes mediante movilizaciones y cortes de ruta exigían a los gobiernos de turno planes sociales productivos que les permitiesen enfrentar la pobreza y poder autogestionar sus propios emprendimientos.

Entonces, organizaciones como el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Aníbal Verón que después pasarían a conformar el Frente Popular Darío Santillán (FPDS), iniciaron la producción de textiles, con pocas máquinas de coser y pequeños talleres de ropa, dispersados por Capital Federal, que hoy se aglutina en el local propio del Polo Textil, ubicado en la Estación del Subte Darío y Maxi en Avellaneda.

Por eso, Mariátegui. La revista de las ideas conversó en Buenos Aires, Argentina con la compañera Graciela, responsable del Polo Textil del Frente Popular Darío Santillán (FPDS), quien nos contó el proceso de construcción de esta rama comercial que permite darle trabajo a los militantes del Frente y al mismo tiempo autogestionar sus propios recursos como organización. 



El Polo Textil del Frente Popular Darío Santillán (FPDS) tiene sus orígenes en el año 2002, en un contexto después de ocurrida la poblada en diciembre del 2001, donde había muchísima desocupación y estaba movilizado gran parte del pueblo argentino, sobre todo los sectores más pobres y excluidos. 

En Capital Federal como en otros lugares del conurbano se empezaron a organizar como trabajadores desocupados y exigiendo que el gobierno se hiciera cargo de la situación, de la falta de trabajo y de la pobreza que existía.

Sin embargo, el gobierno ofrecía planes sociales para aplacar un poco a los movimientos. Esto ocurría durante los gobiernos de Menem, De la Rúa y Duhalde. En diciembre  del 2001 el pueblo en rebelión derrocó a 5 presidentes durante una semana.

Entonces, con esos planes sociales que el gobierno promovía, muchos movimientos -entre ellos los del FPDS que en ese momento eran el Movimiento de Trabajadores Desocupados (MTD) Aníbal Verón- pelearon por la autonomía. Es decir, que el gobierno no les dijera que hacer con los planes sociales y que sí  les permitiera realizar sus propios trabajos.

Ahí surgen los primeros talleres textiles, muy chicos, incipientes, alguna máquina de coser, algún trabajo de arreglo de ropa. 



Graciela recuerda que al inicio en casi todos los movimientos aparece lo que es el roperito, les regalaban ropa, la reciclaban para los compañeros del movimiento, para repartirlas entre ellas y después de a pocos comenzó a ser un emprendimiento productivo.

“Después de estos años, donde algunos talleres chicos en los barrios se desarrollaron con mucha dificultad, porque el textil es un rubro productivo y comercial, muy difícil, porque compite con todo lo que es el trabajo esclavo de las grandes fábricas. Así,  después de superar estos obstáculos logramos conseguir nuestro propio lugar físico” indica la responsable del Polo Textil.

Además en la capital tenían problemas para conseguir un lugar físico que por el precio era casi imposible.

Entonces, instalaron el taller textil en cinco casas tomadas, donde en muchos casos algunos compañeros estuvieron hasta dos años viviendo con sus familias e instalaban su taller textil, después venía el desalojo y tenían irse. Por eso, estuvieron cambiando de local en varios barrios como San Telmo (hoy en Constitución).

En el conurbano hay lugares muy precarios pero es donde hay más posibilidad para que tomen una tierra, de instalar un taller, los galpones de los movimientos, por eso allí funcionaban los talleres, muchas veces en casa de compañeras y compañeros.

Después de todos estos años, siempre tenían el proyecto de hacer un emprendimiento más grande que les permita sumar más compañeros y tener un sueldo digno y así llegaron a la construcción de la Estación Darío y Maxi, de construir el Polo Textil que es un edificio propio, donde juntaron varios talleres de estos chiquitos, que estaban en condiciones precarias y hoy tienen un lugar con las condiciones sanitarias, de luz y de ambiente correctas para poder trabajar y ahí están trabajando.


La ex Estación Avellaneda del subte, rebautizada como “Darío y Maxi” no sólo se ha convertido en un espacio para la memoria, la lucha y la cultura, sino también se ha construido –gracias los trabajadores de la Cooperativa Raymundo Villaflor- el local del Polo Textil, en el que se reúnen todos los trabajos textiles del  Frente Popular Darío Santillán.

En este espacio por ahora hay 21 trabajadoras y trabajadores, porque el lugar está pensado para hacer que trabajen unos sesenta compañeros en dos turnos. Además hay otros talleres grandes en La Plata y en el Oeste de Buenos Aires.



Al comienzo los compañeros del FPDS aprovecharon los planes sociales de los gobiernos para iniciar su proyecto pero con la claridad de las dificultades que vendrían luego por llevar adelante este proceso con independencia y autonomía. 

Para ellos prevalece el principio político de la independencia ante el Estado e ir gestionando nuestra propia organización es un principio político, que también lo implementan en los trabajos productivos. 

Según Graciela la autonomía y la autogestión implica bastantes dificultades, “porque la autogestión en un trabajo muy difícil, porque vos no tenés un patrón que te dice lo que tenés que hacer, algo que por otro lado estamos todos acostumbrados a eso, el de ir a un lugar donde te dicen hacé tal cosa”.

Por eso, tienen que planificar el conjunto de la producción, entender la responsabilidad de que sino cumplen con su trabajo, no es que están cagando al patrón sino a un compañero, o sea todo un proceso que es muy rico e interesante.



Asimismo, Graciela señala que pasa lo mismo, en el tema de cómo se reparte lo que se gana. 

“Acerca de eso hubo muchas discusiones, que son lógicas digamos, el compañero dice yo sé más, soy más rápido, por qué no voy a ganar más, entonces todo eso implica toda una discusión, llegar a acuerdos donde lo que se paga no es que si sos muy rápido sino la voluntad de trabajar, por eso nos repartimos todo en forma igualitaria. 

No hay ninguno que cobre más que otro aunque tenga más responsabilidad que otro, a veces porque sabe más o porque tiene que enseñar. También acordamos nuestros horarios de manera adecuada y lo cumplimos”. 


El doble discurso del Gobierno 

- Revista Mariátegui.- ¿Cómo analizan ustedes al gobierno liderado por Cristina Fernández de Kirchner, que da medidas progresistas y neoliberales al mismo tiempo y si les ha afectado últimamente algunas de sus decisiones?

- Graciela del FPDS.- Sí, digamos el gobierno tiene un doble discurso que nos pone en una situación muy difícil, porque por un lado tiene un discurso como progresista. 

Nosotros siempre decimos que siempre hay que dialogar con alguno de los jóvenes que se deslumbran con el kirchnerismo por todo este discurso y algunas medidas que ha tomado, que objetivamente han favorecido a algunos sectores, por ejemplo en el tema de los derechos humanos que es una reivindicación histórica.

Entonces, nosotros decimos que este gobierno que tiene este doble discurso, que por un lado aparece como progresista, se llama nacional y popular. Y que en los hechos no ha apostado a sostener a los movimientos sociales que son –hay que preguntarle a Lugo si eran importantes o no- pero no apuesta a eso, 

Apuesta a todo lo contrario, apuesta sólo a los movimientos que le son adeptos, los contiene y por ahí tienen recursos, toda esta cosa de que la juventud kirchnerista son todos funcionarios que gana sueldos impresionantes.

Y realmente, a todo lo que es la economía social que es muy impresionante en el país porque sostiene muchos puestos de trabajo, no le está dando ningún aire ni proyecto, lo mismo que algunos planes que sacó como el Argentina Trabaja, que en este momento pudieran ser una buena iniciativa para recuperar el trabajo, los han transformado en planes asistencialistas.

A nosotros si nos afecta, incluso estamos planificando para fin de año llegar a un Foro Nacional de la Economía Social y Popular, también con el objetivo no solamente de tener redes entre los distintos movimientos, sino de exigir políticas de Estado para los emprendimientos colectivos, las fábricas recuperadas que hay muchas, en eso estamos.

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