Colombia: La memoria de los pueblos, el alma del XI del Festival de Cine Indígena




Durante un mes de muestras itinerantes el Festival llegó a las regiones rurales y urbanas más lejanas y bellas del país como desierto de la Guajira o el ancestral territorio cuacano o hasta las altiplanicies de territorios muiscas de Cota y Chía, a Manizales, al territorio kankuamo… En las ciudades a poblaciones vulnerables abandonadas por la gloria de dios y la “bondad” de los hombres como las comunidades de la Plaza España y llegó a muchos corazones…

Ismael Paredes Paredes * / Mariátegui
25/09/12

Desde cuando la Madre -venerable en su mirada que expresa sapiencia, amor y comprensión- implora para que sus hijas no le dejen sola cuidando todo lo que tiene: su tierra y su rebaño, “Aquí están tu tierra y tus ovejas, no te puedes ir…”, le dice a una de ellas; hasta cuando los indios navajos y lakotas de las paraderas ven cómo, el mismo ejército gringo y los vaqueros, matan sus tierras, sus raíces y sus fuentes de vida; y/o la historia, contada en apenas 4 imágenes, de un grupo de mujeres indígenas que asumió el control total de sus vidas y sus comunidades tras resistir lo más álgido del conflicto en Guti… como estas son muchas historias que conforman un real compendio del arte, la cultura, la vida, la imagen y la música de los pueblos y que son punto de encuentro, festividad y reflexión durante el desarrollo de la versión 11ª del Festival Internacional de Cine y Vídeo de los pueblos indígenas que esta semana se realiza en Bogotá y continúa la próxima semana en Medellín.

Desde enero de este año, y desde mucho antes, que hicimos en la ONIC la presentación de este festival, el más importante del mundo en su género y organización, junto a un grupo de entusiastas comunicadores, realizadores, cineastas y muchos amigos y amigas de otras áreas o campos profesionales y técnicos asumimos su preparación y realización con esfuerzo y dedicación… Desde entonces reímos, lloramos, trasnochamos como nunca, pero gozamos, obviamente esto pierde importancia cuando uno ve, hasta ahora, que todas las actividades y momentos del festival han sido magistrales. Pero el festival no comenzó esta semana, comenzó hace 27 años en México como un sueño, quizá, pero se consolido como un gran proceso que reúne miradas, culturas, proyectos y más sueños de los pueblos del Abya Yala…

Desde el viernes pasado cuando Fernanda Barbosa, una joven del pueblo saliva del Casanare nos hacía ver con su voz dulce que cuando a las mujeres indígenas les tomamos fotografías las “desalmamos”, esto es arrancarles un pedazo de su alma, y nos hacía sentir culpables cómplices de no saber o sentir que siente una persona y que hay detrás de ella cuando le tomamos una foto, su historia, sus angustias, sus intimidades, sus alegrías, sus amores y desamores… eso nos lo decía ella en la apertura de la exposición fotográfica: La historia detrás una imagen de mujer Indígena (en el marco del festival), una magistral obra que recoge, sencillamente el alma de las mujeres indígenas colombianas,  costarricenses, mayas y muchas otras.

A Fernanda, como a Lina Martínez,  como a este modesto servidor, como a muchas mujeres y hombres que fueron parte y hoy asisten al festival, también el festival nos desalmó y nosotros lo desalmamos a Él, con cariño y entrega, porque paso a ser parte de nuestras vidas y hoy no lo gozamos en la diversidad de sus imágenes, de sus danzas, de sus talleres, de su música y a la altura de su relevancia y su magnitud…

Luego de casi un mes de muestras itinerantes el Festival llegó a las regiones rurales y urbanas más lejanas y bellas del país como el esplendoroso desierto wayuú de la Guajira o el fértil y ancestral territorio cuacano o hasta las altiplanicies de los territorios muiscas de Cota y Chía, a Manizales, al territorio kankuamo, entre otros. En las ciudades llegó a colegios, a universidades a poblaciones vulnerables abandonadas por la gloria de dios y la “bondad” de los hombres como las comunidades de la Plaza España y llegó a muchos corazones…

Así llegamos también a sus dos primeros de avance que han sido días de fiesta intercultural, “así debe ser y así será” nos dijeron las abuelas y abuelos muiscas el domingo pasado en Chía, tierra de la luna, muy conmovidos por la visita de más de 50 delegados internacionales y algunos Nacionales que llegamos hasta su bohío, para armonizar con el territorio y los espíritus de esta Madre Tierra… Señalaron que el camino de la palabra y la memoria nunca mueren y quienes a ellos o a ellas nos acogemos saldremos avante en nuestros sueños y propósitos… fueron dos horas de reflexión y ritos, en un recorrido sin igual por la memoria y raíces de nuestros viejos, de aquellos que resistieron con coraje, alma y dignidad para que hoy la cultura esté viva y acompañe eternamente a sus portadores.

La Fiesta no paro ahí y llegamos en la tarde del domingo a Bogotá a encontrarnos con los caminantes de las jornadas de Paz y Dignidad, que recorren el continente, con quienes tejimos y sellamos un compromiso por la vida y la paz a ritmo de danza y música ancestral por la resistencia de nuestros pueblos. Cantaron y danzaron para deleite de la ciudad agrupaciones como Papaya Republik; Sugla Sungulo; Curupira; Walka y Wejka Kiwe, estos dos últimos grupos indígenas que le cantaron a la pacha mama y a la paz, unos y otros los artistas allí presentes pusieron bailar la gente que actitud eufórica llenaron el Parque de los Periodistas y sus alrededores.

En cuanto al componente político y técnico del festival, ayer lunes se realizó en la Biblioteca Luis Ángel Arango el panel sobre el rol de los pueblos originarios en el cine y su aporte a la construcción de identidad y sociedad, donde el tema de la historia, la memoria, la tecnicidad, la creación y la cultura se abordaron como componentes más de los proceso de comunicación actuales…

Y de nuevo la noche llegó con danzas indígenas, con Sampoñas Urbanas, con ritualidad, con muestras audiovisuales y recogimiento espiritual, aspectos que se vivieron la noche del lunes en el salón Huitaca durante el acto de inauguración oficial del festival, donde acudieron lo citadinos, los invitados internacionales y nacionales al festival y la consejería mayor de la ONIC encargada de instalar el evento…  hoy, en la biblioteca Luis Ángel Arango, continua el componente central del festival, que en foros recoge la experiencia afro en la comunicación y aborda los ejes fundamentales en torno a los cuales se desarrolla el festival: territorios sagrados, memoria y resistencia y pueblos avocados al exterminio cultural… por supuesto continúan las diversas actividades audiovisuales en las distintas salas del Centro cultural la Redada, la misma BLAA, la Cinemateca, el museo nacional, museo arqueológico, cetro cultural A seis Manos y alguno auditorios de las universidades Minuto de Dios, Autónoma, Externado y Jorge Tadeo Lozano.

El Comité organizador del Festival está conformado por la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Video de los Pueblos Indígenas, CLACPI; la Organización Nacional Indígena de Colombia, ONIC; la Organización Indígena de Antioquia, OIA; la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca, ACIN; el Tejido de Comunicaciones por la Verdad y la Vida ACIN y la Fundación Cine Documental), esperan que esta XI Versión del Festival se convierta en símbolo por excelencia de unidad e integración para nuestros pueblos indígenas.

* Comunicaciones del XI Festival Cine de los Pueblos Indígenas  

http://cms.onic.org.co

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