Mariátegui
08/06/13
El reto de construir una cultura de Paz
Cuando la Gran Marcha Nacional del Agua que comenzó en las lagunas de Conga en Cajamarca, ingresó a Lima el 9 de febrero del 2012, lo hizo con una gran pancarta: “MARCHA PACÍFICA POR LA DEFENSA DEL AGUA, ¡CONGA NO VA! ¡NO A LA AMNISTÍA DE GENOCIDAS NI TERORISTAS!” (http://www.larepublica.pe/09-02-2012/la-gran-marcha-por-el-agua-termina-su-recorrido-en-lima)
Sin lugar a dudas, la Gran Marcha Nacional del Agua fue la mayor acción ciudadana por la defensa de derechos que hay ocurrido en el Perú después de la Marcha de los Cuatro Suyos que marcó el inicio del fin del corrupto y genocida régimen fujimontesinista.
Sin embargo, la mayoría de la prensa obstinada en borrar unilateralmente la memoria de los crímenes de la política genocida y corrupta del gobierno de Alberto Fujimori y que solo exalta, a conveniencia, los también condenables y punibles actos del terrorismo senderista y emerretista, pasó de largo y ocultó el lema principal que la Gran Marcha por el agua llevó desde las provincias hacia Lima.
En muchos de los grandes medios ni siquiera hubo titulares de que había ocurrido; porque de lo que se trataba era de desacreditar la lucha de los cajamarquinos y de todas las delegaciones del Perú que se dieron cita para impedir que un controvertido y cuestionado proyecto minero, Minas Conga, se impusiera, poniendo en peligro el derecho al agua de miles de ciudadanos, y con él las otras regiones del Perú también afectadas por la destrucción de sus cabeceras de cuenca y la contaminación de su aguas se solidarizaban y mostraban sus agendas.
La gran prensa coludida con el poder hasta buscó invisibilizar y distorsionar un mensaje político cultural central de la Marcha: el de la reivindicación de los derechos humanos y ecológicos y la necesidad de construir una cultura de paz basada en la justicia social y ambiental.
Miles de ciudadanos se solidarizaron con los guardianes de las aguas de Cajamarca que durante diez días recorrimos casi mil kilómetros para decir que el agua es un derecho humano, que nuestra lucha era fundamentalmente pacífica y que por ello afirmaba también como lema central “Ni indulto para Fujimori ni amnistía para terroristas y paramilitares”. Es decir, nuestro grito de ¡Conga NO Va! era también parte de una nueva cultura política del NO al olvido, NO a la impunidad, y la afirmación de la paz que debe brotar de la justicia. Paz a solas querían, nosotros les recordábamos que la paz es fruto de la justicia.
El día de ayer se ha hecho un poco de justicia en un país históricamente tan injusto. Celebramos que, después que el cuestionado presidente Ollanta Humala confirmara que no se concedería el indulto a Alberto Fujimori, también se conoció la sentencia de “Artemio” a cadena perpetua, uno de los más sanguinarios terroristas senderistas que luego de la capitulación de Abimael Guzmán siguiera asolando a las poblaciones civiles y eventualmente produciendo bajas en las fuerzas policiales y militares en la selva central del país.
Costará aún mucho transitar hacia una cultura de justicia y de paz. Algunas ideologías obsoletas de izquierdas tradicionales todavía reivindican que el poder nace del fúsil. Otras de derecha que se presentan a sí mismas como “democráticas”, son intolerantes, macartistas, fascistas, no tienen reparo en usar el poder de su dinero y del Estado para reprimir y matar cuando sus intereses económicos son cuestionados y afectados.
Nuevos discursos, nuevas prácticas políticas, nuevas generaciones que confían en lo poco o mucho que podamos hacer las de hoy, nos hacen creer y desplegar una esperanza activa, una acción política libertaria para construir el nuevo país que nos merecemos todos los peruanos.
¡Gracias guardianes de las aguas! ¡Ni indulto a genocidas, ni amnistía a terroristas! ¡Los libertarios y libertarias continuaremos en las marchas pacíficas en todo el país para afirmar nuestro derecho al agua, a la justicia, a la paz!
8 de junio 2013
Marco Arana Zegarra
Coordinador Nacional de Tierra y Libertad
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