Mandela, guerrillero


Leopoldo Puchi / Mariátegui
09/12/13

En marzo de 1961 se reúne la convención del partido Congreso Nacional Africano (CNA). Nelson Mandela y otros líderes de la Liga Juvenil discuten si los dirigentes tradicionales que han conducido la organización han actuado acertadamente al adoptar el camino pacífico para hacerle frente al apartheid. Muchos de ellos piensan que la sola resistencia cívica es una estrategia agotada, puesto que los supremacistas blancos no han hecho otra cosa que consolidar su sistema a lo largo de los años. 

Al mismo tiempo sienten la influencia de lo que ocurre en otros países, como en Vietnam y Argelia, donde la lucha armada ha despertado esperanzas ciertas de liberación. 

En este espíritu la dirigencia emergente de CNA asume el debate en el transcurso de la Convención. Argumentan en los pasillos y en la tribuna que los blancos nunca cederán el control del país sino se les muestra un poder de fuego que los haga ceder. Es así como toman la dirección del movimiento y desplazan a los moderados de la vieja guardia, que confiaban en una evolución pacífica que le pondría fin a la política del apartheid. Madiba –por el nombre de su clan tribal– se convierte en el nuevo secretario general de la organización.

En noviembre del mismo año, Mandela crea el brazo militar del movimiento, una organización llamada MK (La lanza de la Nación). Las primeras bombas estallaron en diciembre de 1961. Desde entonces la organización fue considerada como terrorista. Entre 1961 y 1964 realiza 134 acciones armadas en Johannesburgo, Durban y Ciudad del Cabo. Desde la Unión Soviética se le suministran Kalachnikovs, y explosivos. En Argelia es entrenado en las tácticas militares de Mao y el Che Guevara.

Sin embargo, el MK no logra estructurar una logística lo suficientemente fuerte como para sostener una guerrilla urbana a gran escala. La policía blanca y sus servicios secretos (BOOS) eran poderosísimos y al poco tiempo aniquilaban cualquier intento de crear nuevas células. En julio de 1963 Mandela es detenido por la policía y condenado a prisión perpetua junto a los líderes del Partido Comunista. Pasaría 27 años en la cárcel. Mientras, la lucha CNA y del MK continúa fuera de las rejas.

El MK se refugia en Tanzania y Angola. Allí entrena a sus grupos guerrilleros y organiza incursiones militares al interior de Sudáfrica. En 1976 el movimiento se refuerza con el levantamiento de la inmensa zona popular de Soweto. Los enfrentamientos se intensifican progresivamente y se articulan de manera decisiva con los movimientos armados de los países vecinos. El momento crucial del combate contra el apartheid es la lucha de liberación de Angola, en la que toma partido directamente el Ejército sudafricano. 

Lo enfrentan las fuerzas guerrilleras, con el apoyo de un numeroso contingente cubano. La derrota del apartheid en la batalla de Cuito Cuanavale en 1987 marca un punto de inflexión de la hegemonía blanca en África. A partir de esta derrota, comienzan las negociaciones. Entre los acuerdos está la liberación de Mandela y la celebración de elecciones democráticas. 

Al finalizar la lucha armada (1989) y salir de la cárcel ni Mandela ni aquellos jóvenes insurgentes eran los mismos. Sus rostros reflejaban largos años de sacrificios. Pero el tiempo había mostrado que el camino escogido en 1961 había dado sus frutos. Al salir de la prisión Madiba declara: "Si yo tuviera el tiempo en mis manos, haría lo mismo otra vez”. 

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