Argentina. Personalidades de la cultura se sumaron al duelo por Juan Gelman


Mariátegui
15/01/13

Escritores, artistas y destacadas personalidades de la cultura recordaron la figura del poeta Juan Gelman, fallecido ayer en México a los 83 años, y despidieron a una de las voces poéticas más emblemáticas y combativas del siglo XX, con un duelo nacional de fondo dispuesto por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, y su velatorio en el DF, donde vivió más de dos décadas tras su exilio.


El director del Centro Cultural de la Memoria, Haroldo Conti, Eduardo Jozami, valoró que en la obra de Gelman "se puede leer la historia del siglo porque fue un hombre que vivió intensamente su época, un militante comprometido con las causas políticas y los derechos humanos que sufrió en su propia familia las consecuencias de la represión", la desaparición de su hijo y su nuera, el secuestra de su hija y el exilio.

"Sus últimos textos lo muestran como alguien que se animó a pensar más allá de sus circunstancias, a pensar en los grandes temas de la poesía y el mundo. En ese sentido, digo que si todo gran poeta es un filósofo, Juan lo fue", se despidió Jozami.

Griselda Gambaro, una de las dramaturgas más destacadas del país, que en 2011 recibió con Gelman el Premio "Azucena Villaflor de Devicenti" a los Derechos Humanos, destacó "su contra los abusos dictatoriales y por la plena vigencia de los derechos humanos y la paz en el mundo".

"Esta especie de catástrofe que uno tiene que esperar a cierta edad y que igualmente resulta de una dimensión inverosímil, en este caso, se lamenta doblemente -dijo la escritora de 85 años-, porque Gelman fue un renovador del lenguaje y, como decía el filósofo Gilles Deleuze, los grandes escritores son los que encuentran la lengua extrajera en la propia lengua".

El escritor Vicente Battista remarcó que "Gelman era excepcional como poeta y sujeto político, su ética es indiscutible; sabemos que tuvo una juventud comunista, luego pasó a Montoneros, después se fue a México y jamás hizo la menor concesión, mantuvo siempre su postura progresista y de izquierda. Un ejemplo indiscutible como político y poeta".

"Entre los escritores contemporáneos hay dos que están insertados para siempre en la literatura argentina, uno es Jorge Luis Borges y el otro es Juan Gelman; es interesante porque están en veredas opuestas, pero sé que Gelman admiraba a Borges y Borges era lo suficientemente inteligente para estimar a Gelman", concluyó Battista.

"Miente la muerte cuando dice que Juan Gelman ya no está", escribió hoy el uruguayo Eduardo Galeano en el diario Página/12: "El sigue vivo en todos los que lo quisimos, en todos los que lo leímos, en todos los que en su voz hemos escuchado nuestros más profundos adentros".

"Nunca encontraremos palabras que expresen nuestra gratitud al hombre que fue muchos, al que fue nosotros y nosotros seguirá siendo en las palabras que nos dejó", agregó el escritor uruguayo en el mismo diario donde Gelman publicaba su columna semanal, desde el primer número.

En el mismo matutino, el escritor Mempo Gardinelli escribió: "Se murió Juan, el poeta. El más grande de todos, el de Violín, el de Gotán, el que nos enseñó a gozar de los diminutivos para la sonoridad contundente de versos inolvidables (...) Descansá en paz, maestro. Ninguna palabra sonará igual después de vos".

Desde la ciudad alemana de Bonn, el escritor Osvaldo Bayer dijo a la agencia de noticias DPA que Gelman "es el gran poeta de los argentinos: Fue un luchador social, no el intelectual que se encierra en su torre, salió siempre a la calle a defender a los pobres, a los necesitados y lo pagó muy caro".

"Pocas veces he reaccionado así a la muerte de un ser querido. Era mi mejor amigo, un hermano", afirmó Bayer, de 86 años, sobre el poeta con quien compartía una larga amistad que se inició hace más de medio siglo cuando coincidieron en el diario Noticias gráficas en 1957.

"La última vez que hablamos por teléfono, hace ocho días, lo escuché muy bien. Al parecer tenía leucemia, cosa que nunca me dijo", relató el autor de "La Patagonia rebelde" sobre el ganador del Premio Cervantes con quien escribió el libro "Exilio" en 1987, un textimonio de la diáspora obligada por la última dictadura cívicomilitar argentina.

"Sabía que le faltaba poco pero no tan poco, pensé que iba a aguantar más -recordó a su vez la actriz Cristina Banegas, a quien también la unía a Gelman su amistad-. Él eligió partir con sus seres queridos, acompañado por Mara (su mujer), una persona extraordinaria que fue leal al deseo de Juan de cómo pasar sus últimos tiempos".

Banegas, quien interpretó numerosos textos suyos en obras como "País que fue será" o "Mundar", contó que "hasta la semana pasada nos estuvimos escribiendo mails de esos graciosos de Gelman, con su inefable sentido del humor" e invitó a "los que todavía no conocen su inmensa y enorme obra leerla y sentirla, como me pasó a mí cuando era adolescente".

Sobre su legado, la actriz consideró que "cuando te agarra Juan Gelman te agarra él entero y eso significa que te agarra en las entrañas; es poesía argentina, de extraordinaria calidad humana, ética, poética. Su obra no termina, nos pertenece a todos porque como decía él ´la poesía es de todos´ y estoy segura que su poesía queda entre los argentinos".

El músico Juan "Tata" Cedrón, quien compartió la militancia en el exterior y trabajó con el poeta en discos como "Madrugada"(1962) y unas 50 canciones, resumió: "Fue un padre para nosotros, lo que él decía en su poesía era palabra santa. Su escritura tenía esa cosa fuerte de lo social, lo político y lo ideológico. Fue un combatiente extraordinario".

El director del Museo Casa Ricardo Rojas, Mario Goloboff, recordó que conoció a Gelman cuando era un adolescente y le llevaba sus poemas para que el maestro, que por esos días trabajaba en la revista Confirmado, le diera su opinión: "Fue un mentor para mí, siempre generoso, amistoso y humilde".

El escritor de 74 años añadió que se trata de "un enorme poeta contemporáneo que trasciende los límites de América Latina, que cambió la lengua, la transformó en otra cosa, la hizo más susceptible, más dúctil a la tristeza, la rebeldía y el amor". 


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