En la memoria de Perú perduran gestos solidarios de Cuba


Foto: Fidel donó sangre para las víctimas del terremoto de 1970. 

Patricio Montesinos / Mariátegui
15/01/13

Es impresionante como en las calles de Lima y entre amigos peruanos se recuerdan los gestos solidarios del pueblo cubano y de sus médicos hacia esta nación andina, cuando fue azotada el 31 de mayo de 1970 por un terremoto que estremeció casi todo el territorio nacional, y causó la muerte a más de 700 mil personas.

Igual en la memoria de los que peinan canas y de los más jóvenes se percibe a flor de piel el agradecimiento eterno por el apoyo brindado por una misión de galenos de la isla caribeña, luego que otro sismo castigara en agosto de 2007 a la sureña región de Ica.

No podemos olvidar nunca que fue el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, uno de los primeros en brindar su sangre, hace 44 años, para las víctimas del desastre natural de 1970, y las más de 100 mil donaciones que hicieron sus compatriotas, coinciden en reiterar ciudadanos de a pie de este Estado sudamericano.
Rememoran que entonces Perú y Cuba ni siquiera tenían relaciones diplomáticas, sin embargo fueron enviados profesionales de la medicina desde la mayor de las Antillas para socorrer a los afectados, en medio de la devastación causada por ese violento movimiento telúrico.

Resaltan que en la historia peruana tendrá que estar escrito por siempre ese capítulo humanitario, similar al que en 2007 repitieron nuevamente los cubanos, cuando otra brigada de hombres y mujeres del ejercito pacifico de “batas blancas” laboró en 11 regiones del país, atendió a 200 mil afectados, de ellos 57 mil en casas de campaña.

En esa ocasión los doctores y asistentes del pequeño archipiélago caribeño, pero considerado a nivel internacional una potencia de la medicina, realizaron casi tres mil 500 intervenciones quirúrgicas, el 70 por ciento de ellas de cirugía mayor.

En una de sus muy publicadas Reflexiones, Fidel exaltó meses después, en marzo de 2008, a la referida misión solidaria cubana y la comparó con la victoria militar lograda en Cuito Cuanavale, en Angola, sobre la cual –subrayó- fue la “prueba suprema de la conciencia internacionalista” de Cuba.

Cuito Cuanavale cambió la correlación de fuerzas en el suroeste africano, y fue el preámbulo de la independencia de Namibia y del fin definitivo del sistema segregacionista del Apartheid que imperó en Sudáfrica durante mucho tiempo con el respaldo “silencioso” de Estados Unidos.

A diferencia de Washington, que hoy tiene dispersos soldados y paramilitares por más de la mitad del mundo, que espía a todos, y que siembra el terror y el hambre por dondequiera que pase, la Cuba bloqueada por las sucesivas administraciones de la Casa Blanca ofrece profesionales de la salud, de la educación, el deporte y de la cultura a todos los pueblos, independientemente de ideologías de sus gobiernos de turno.

No por gusto los gestos solidarios de los cubanos son semillas que germinan por doquier, y que ninguna plaga puede hacer olvidar a pesar del cursar de los años.

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