Perú. 7 de enero de 1966 asesinan a Guillermo Lobatón y Máximo Velando líderes del frente guerrillero Túpac Amaru del MIR


Jan Lust * / Mariátegui
19/03/14

Estimado compañero (a):

En esta primera nota del nuevo año quiero recordar el asesinato de Guillermo Lobatón y otros ocho guerrilleros del Movimiento de Izquierda Revolucionario (MIR) el día 7 de enero  de 1966. Lobáton lideraba junto con Máximo Velando, que aparentemente fue arrojado (con vida) de un helicóptero en el mes de diciembre de 1965, el frente guerrillero Túpac Amaru del MIR en el centro del Perú. El cuerpo de Velando nunca fue encontrado, al igual que el de Lobatón.

El 7 de enero se llevaron a cabo los últimos “combates” del frente guerrillero Túpac Amaru. Cerca del río Sotziquí, Guillermo Lobatón fue asesinado junto con otros ocho guerrilleros. La responsabilidad de su muerte puede atribuirse, en gran parte, al jefe asháninka Alejandro Calderón, pues fue quien traicionó al líder guerrillero y a sus compañeros. No está claro bajo qué circunstancias y de qué forma murió Lobatón; sin embargo, no hubo batalla, según la versión de un oficial del Ejército que presenció su muerte. Algunos señalan que Lobatón estaba bañándose en un río cuando fue sorprendido por el Ejército. Fue simplemente ejecutado.

Al comienzo de la década de sesenta, Guillermo Lobatón escribió un importante ensayo que se llama “Para un manifiesto de la revolución”.  Este ensayo fue publicado como parte de un trabajo en italiano en 1970 por la editorial Feltrinelli bajo el título Secondo fronte: teoria della guerriglia e appello alla lotta armata. No existe una versión en español. La introducción de este libro es de Jacqueline Eluau y abarca más de 200 páginas; el de Guillermo Lobatón cubre un poco más de 40 páginas (tamaño A4). Para la memoria histórica revolucionaria de los pueblos peruanos y para aprender de las ideas y la abnegación de este guerrillero heroico, considero importante la publicación del ensayo de Guillermo Lobatón.

La muerte de los compañeros del MIR en enero de 1966 significó el final del primer ciclo guerrillero en el Perú inspirado por la Revolución Cubana. De esta lucha se puede tomar muchas lecciones y aprendizajes. Por ejemplo, considero que las condiciones subjetivas no fueron dadas en el año 1965 para iniciar una guerrilla. A continuación quiero elaborar un poco sobre la conciencia de clase, un elemento importante de las condiciones subjetivas, que se requiere para llevar a cabo una lucha que termina en la transformación social que el país anhela.

Las condiciones subjetivas pueden dividirse en tres elementos interrelacionados: (1) las experiencias de la lucha de las masas; (2) el nivel de la conciencia de clase de las masas; y, (3) la existencia de una vanguardia organizada. Al comienzo de los años sesenta se había adquirido muchas experiencias importantes en la lucha de los campesinos y durante las huelgas en las ciudades. Sin embargo, las organizaciones de izquierda lucharon entre sí por la hegemonía y hubo un bajo nivel de conciencia de clase. Entonces, solo por una parte se había reunido las condiciones subjetivas.

En el periodo 1960-1965, la lucha de la clase obrera en las ciudades no superó su carácter economicista. La lucha campesina se estancó al nivel de una lucha de intereses porque las organizaciones que lideraron este combate fueron, en general, sindicatos. Aunque las acciones de las comunidades fueron muy fuertes, como por ejemplo contra la Cerro de Pasco Corporation, sin embargo, estos campesinos estaban más lejos de una conciencia de clase que los campesinos que se organizaban en sindicatos.

La conciencia de clase de las masas está relacionada con el nivel político de la lucha de clases y las actividades de la vanguardia revolucionaria. La lucha guerrillera del MIR y del ELN duró muy poco para que la guerrilla pudiera elevar la conciencia de clase de las masas. Las condiciones subjetivas no fueron, a diferencia de lo que esperaba Guillermo Lobatón, creadas en la lucha. Igualmente, no todas las fuerzas heroicas de las masas, como el MIR pensaba que iba a suceder, fueron desencadenadas para que no fueran necesarias de utilizar “mezquinos recursos” para crear las condiciones revolucionarias.

Guillermo Lobatón murió en una lucha desigual. Según los informes del ejército, unos 5000 efectivos, sirviendo en el ejército, la fuerza aérea, la marina o la policía habían participado en la lucha contraguerrillera. El costo de la guerra habría sido alrededor de 10 millones de dólares. Murieron: un oficial del ejército, 14 soldados, 2 oficiales de la GC, 10 agentes de la GC, 4 agentes de la GR y una persona que trabajó en el servicio médico de la policía. Obviamente, nada sobre los cientos o quizás miles de campesinos muertos, nada sobre ejecuciones extrajudiciales y nada sobre los bombardeos con napalm.

La derrota de la guerrilla no significa que no se puede vencer un adversario poderoso. Pienso que las fuerzas a favor de una transformación social real del país deben elaborar la estrategia y las tácticas para esta transformación en base de la realidad del país. Al respecto, algunos ideas:

1) Creo que el cambio en el Perú se inicia mediante el empoderamiento de los movimientos sociales, proporcionarles las armas ideológicas para desarrollar y poner en práctica las propuestas de cambio y para contrarrestar los ataques del capital y de los responsables de las políticas neoliberales.

2) Considero que la síntesis particular de la estrategia revolucionaria (a largo plazo) y de desarrollo (corto y mediano plazo) podría contribuir a romper el punto muerto en el que se encuentra una alternativa revolucionaria al sistema capitalista de opresión y explotación en el Perú. Supongo que esta estrategia podría contribuir a llevar las contradicciones internas del capitalismo a la intemperie y forjar la conciencia de clase de la población peruana.

3) Una estrategia revolucionaria de desarrollo necesita ser conceptualizado como un proceso que avanza de acuerdo con los cambios en la correlación de fuerzas de clase, como resultado de la lucha de clases que se desarrolla durante el período de tiempo que la estrategia está echando raíces en las capas sociales explotadas y oprimidas de la sociedad y su internalización en la práctica política de los movimientos sociales.

4) Una estrategia revolucionaria de desarrollo tiene que basarse en las capas sociales que podrían poner al sistema capitalista en jaque. Estas son, en la actualidad, las comunidades indígenas que luchan contra el capital extractivista (transnacional).

5) El objetivo de la estrategia revolucionaria de desarrollo es el avance de la lucha por un proceso que conduce a una sociedad basada en principios socialistas. Por lo tanto, la estrategia no apunta a alguna participación en los organismos del gobierno y tampoco se busca reformar el estado desde adentro sino para tomarlo.

6) Partiendo de una perspectiva reformista, la estrategia debe definir, en primer lugar, lo que se considera como desarrollo en una sociedad basada en un modo de producción y distribución capitalista y dependiente. Esto debe incluir una discusión con respecto a la producción y la redistribución de la riqueza en relación con el concepto marxista de la explotación de los productores directos así como de los recursos naturales. En segundo lugar, tiene que elaborar propuestas que prevén una reducción del papel del mercado en la economía, la creación de otros modos de distribución y la participación de los ciudadanos en la toma de decisiones sociales y económicas, a nivel local, regional y nacional. Además, se debería discutir formas alternativas de gobierno y el papel del estado en la sociedad.

7) La lucha por estas propuestas —en el contexto peruano— “reformistas revolucionarias”, podría considerarse como un paso adelante en la lucha de clases ya que tienen la intención de romper el dominio de la ideología neoliberal y contribuir a generalizar, ampliando su horizonte político, la lucha de las comunidades indígenas a otras capas de la sociedad. Sin embargo, tan revolucionario que sean estas propuestas reformistas, su aplicación no tiene un carácter duradero y definitivo si la burguesía, como clase, no ha sido política y económicamente eliminada. Además, estas propuestas “revolucionarias” se vuelven reaccionarias si no se convierten en peldaños hacia una sociedad sin explotación y opresión, es decir, hacia el socialismo.

Hasta la victoria siempre


* Jan Lust, internacionalista holandés, economista, investigador que ha vivido y trabajado en Perú, autor del libro  Lucha Revolucionaria Perú, 1958 -1967


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