Chiapas. Anuncia 'Subcomandante Marcos' la desaparición de su "personaje" en el EZLN


Mariátegui
25/05/14

El subcomandante insurgente Marcos, anunció esta madrugada que desde hoy por su voz “ya no hablará la voz del Ejército Zapatista de Liberación Nacional”.

Lo anterior lo dio a conocer en una carta, dividida en cinco puntos, que leyó ante medios alternativos que dan cobertura al homenaje al profesor José Luis Solís López, Galeano, quien –como se ha denunciado— fuera asesinado hace unas semanas por miembros de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campesinos Histórica.

En la comunidad tojolobal de La Realidad, Chiapas, Marcos dio lectura a las que dijo “serán mis últimas palabras en público antes de dejar de existir”, donde asegura que se trató de una “decisión colectiva”.

El documento, que se puede consultar en http://tinyurl.com/lkkvbm5, se divide en cinco puntos: “Una decisión difícil”, “¿Un fracaso?”, “El relevo”, “Un holograma cambiante y a modo. Lo que no será” y “El dolor y la rabia. Susurros y gritos”.

En el primer punto, el subcomadante Marcos recuerda la irrupción pública del EZLN aquel primero de enero de 1994. “Lo que para nosotros inicia en 1994 es uno de los muchos momentos de la guerra de los de abajo contra los de arriba, contra su mundo”, asienta en el texto.

“Era y es la nuestra como la de muchas y muchos de abajo, una guerra por la humanidad y contra el neoliberalismo. Contra la muerte, nosotros demandamos la vida. Contra el silencio, exigimos la palabra y el respeto. Contra el olvido, la memoria. Contra la humillación y el desprecio, la dignidad. Contra la opresión, la rebeldía. Contra la esclavitud, la libertad. Contra la imposición, la democracia. Contra el crimen, la justicia. ¿Quién con un poco de humanidad en las venas podría o puede cuestioanr esas demandas?”

Marcos agrega que la guerra levantada por el EZLN “nos dio el privilegio de llegar a oídos y corazones atentos y generosos en geografías cercanas y alejadas. Faltaba lo que faltaba, y falta lo que falta, pero conseguimos entonces la mirada del otro, su oído, su corazón. Entonces nos vimos en la necesidad de responder una pregunta decisiva: ¿Qué sigue?”.

El sub, como es conocido entre miles de personas que apoyan la causa del EZLN, indica que “en lugar de dedicarnos a formar guerrilleros, solados y escuadrones, preparamos promotores de educación, de salud, y se fueron levantando bases de la autonomía que hoy maravilla al mundo. En lugar de construir cuarteles, mejorar nuestro armamento, levantar muros y trincheras, se levantaron escuelas, se construyeron hospitales y centros de salud, mejoramos nuestras condiciones de vida. En lugar de luchar por ocupar un lugar en el Partenón de las muertes individualizadas de abajo, elegimos construir la vida”.

En el punto “¿Un fracaso?” Marcos advierte: “Si ser consecuente es un fracaso, entonces la incongruencia es el camino del éxito, la ruta del poder. Pero nosotros no queremos ir para allá, no nos interesa. En esos parámetros, preferimos fracasar que triunfar”.

“El revelo”. En los 20 años de la aparición pública del EZLN “ha habido un relevo múltiple y complejo”. Pero algunos –dice— sólo han advertido el evidente: el generacional. “Ahora están haciendo la lucha y dirigiendo la resistencia quienes eran pequeños o no habían nacido al inicio del alzamiento”.

Sin embargo, acota, algunos estudiosos no se han percatado de otro tipo de relevos. “El de clase: del origen clase mediero ilustrado, al de indígena campesino. El de raza: de la dirección mestiza a ka dirección netamente indígena. Y el más importante: el relevo de pensamiento: del vanguardismo revolucionario al mandar obedeciendo; de la toma del Poder de Arriba, a la creación del poder de abajo; de la política profesional a la política cotidiana; de los líderes, a los pueblos; de la marginación de género, a la participación directa de las mujeres; de la burla a lo otro, a la celebración de la diferencia”.

En el cuarto punto, “Un holograma cambiante y a modo. Lo que no será”, el subcomandante insurgente recuerda que “En la madrugada del día primero del mes de enero del año 1994, un ejército de gigantes, es decir, de indígenas rebeldes, bajó a las ciudades, para con su paso sacudir el mundo. Apenas unos días después con la sangre de nuestros caídos aún fresca en las calles, nos dimos cuenta que los de afuera no nos veían. Acostumbrados a mirar desde arriba a los indígenas, no alzaban la mirada para mirarnos; acostumbrados a vernos humillados, su corazón no comprendía nuestra digna rebeldía.

“Su mirada se había detenido en el único mestizo que vieron con pasamontañas, es decir, q (sic) no miraron. Nuestros jefes y jefas dijeron entonces: 'sólo ven lo pequeño que son, hagamos a alguien tan pequeño como ellos, que a él lo vean y que por él nos vean.'

“Empezó así una compleja maniobra de distracción, un truco de magia terrible y maravilloso, una maliciosa jugada del corazón indígena que somos; la sabiduría indígena desafiaba a la modernidad en uno de sus bastiones: los medios de comunicación. Empezó entonces la construcción del personaje llamado 'Marcos' (...)

El sistema entero, pero sobre todo sus medios de comunicación, juegan a construir famas para luego destruirlas si no se pliegan a sus designios. Su poder residía (ya no, porque han sido desplazados por las redes sociales) en decidir qué y quién existía en el momento en que elegían qué nombraban y qué callaban (...) El caso es que el supMarcos pasó de ser un vocero a ser un distractor.”

Por ello, la convicción de los zapatistas y en sus prácticas para revelarse y luchar “no son necesarios ni líderes ni caudillos ni mesías ni salvadores. Para luchar sólo se necesita un poco de vergüenza, un tanto de dignidad y mucha organización”.

En el punto “El dolor y la Rabia. Susurros y gritos”, Marcos plantea la rabia que implica el reciente asesinato del maestro Galeano. “'Espera compa', decía nuestro silencio. 'NO te vayas', susurraban las palabras”.

Aunque agrega que hay otros dolores y otras rabias. Por lo que enlistó una larga lista de muertos, desaparecidos y prisioneros políticos y sociales de San Salvador Atenco, Ostula, Oaxaca, ciudad de México, Italia, Chiapas, Grecia, Palestina, Cherán, Guerrero, Morelos, Puebla, Chihuahua, Sonora, Jalisco y Sinaloa; así como a los miles de migrantes desaparecidos forzosamente o probablemente asesinados y a “los presos a quienes se les quiere matar en vida”.

“Tiene tantos nombres la injusticia y son tantos los gritos que provoca. Pero nuestro dolor y nuestra rabia no nos impiden escuchar. Y nuestros susurros no son sólo para lamentar la caída de nuestros muertos injustamente. Son para así poder escuchar a otros dolores, hacer nuestras otras rabias y seguir así en el complicado y largo y tortuoso camino de hacer de todo eso un alarido que se transforme en lucha libertadora (...)

“La justicia pequeña se parece tanto a la venganza. La justicia pequeña es la que reparte impunidad, pues al castigar a uno, se absuelve a otros. La que queremos nosotros, por la que luchamos, no se agota en encontrar a los asesinos del compa Galeano y ver que reciban su castigo (que así será, que nadie se llame al engaño). La búsqueda paciente y porfiada busca la verdad, no el alivio de la resignación”.

Al final del texto, Marcos incluye siete posdatas: “P.D.1.- ¿Game Over', P.D.2.- ¿Jaque Mate', P.D.3.- ¿Touché', P.D.4.- Ahí se ven, raza, y manden tabaco, P.D.5.- Mhhh, así que esto es el infierno... ¿Ése Piporro, Pedro, José Alfredo! ¿Cómo? ¿Por machistas? Nah, no lo creo, si yo nunca..., P.D.6.- O sea que como quien dice, sin la botarga ¿ya puedo andar desnudo?, P.D.7.- Oigan, está muy oscuro acá, necesito una lucecita”.



A continuación el mensaje íntegro: http://tinyurl.com/lkkvbm5


* Con información de La Jornada

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