Foto: Pablo Iglesias (centro) celebra los resultados elecotrales de Podemos junto a Juan Carlos Monedero y Teresa Rodríguez / EFE
Luis Giménez San Miguel
publico.es
Madrid.- La aventura que comenzaron el profesor Pablo Iglesias y algunos de sus compañeros y amigos el pasado 17 de enero con la presentación de la candidatura Podemos en el Teatro del Barrio de Lavapiés ha llegado a su primera meta este domingo, cumpliendo el objetivo que se habían marcado: obtener representación en el Parlamento Europeo. Y lo han hecho por la puerta grande, con cinco diputados. El propio Iglesias, junto a la profesora y activista gaditana de la Marea Verde, Teresa Rodríguez, el exfiscal jefe anticorrupción, Carlos Jiménez Villarejo, la licenciada en ciencias políticas que actualmente trabaja como camarera, Lola Sánchez, y el investigador del CSIC con una discapacidad del 88%, Pablo Echenique.
Detrás dejan los que han sido seguramente los cuatro meses más largos de su vida. Primero, presentaron una iniciativa que nacía bajo la desconfiada mirada de muchos: algunos la vieron como el enésimo intento de la extrema izquierda, a la izquierda de IU, con pocas posibilidades en un momento de crisis del campo progresista en el que la formación de Cayo Lara iba a tener un importante crecimiento; mientras que otros la interpretaron como la aventura personal de un excéntrico profesor con ansias de protagonismo después de haberse hecho una cara conocida a golpe de tertulia televisiva.
Iglesias, desde el minuto cero, estaba convencido de que la crisis política de España, que se traduce en un abstracto rechazo y desafección de la política tradicional y un creciente descontento de las bases progresistas que históricamente han votado por el PSOE, ofrecía un fértil abono donde cosechar. Así, creyó que utilizando su proyección mediática y un discurso nuevo que sobrepasase los límites tradicionales de la izquierda podría construir un proyecto para, como ha repetido una y otra vez, "convertir la indignación ciudadana en cambio político".
Sin embargo, a diferencia de otros periplos personalistas, Iglesias no estaba solo. Para empezar contaba con su amigo Juan Carlos Monedero y buena parte del equipo de La Tuerka y Producciones CMI, con amplia experiencia en la comunicación política y en televisión gracias a la tertulia política que comenzó a emitirse en TeleK hasta llegar a Público. También desde el primer momento se unieron a su proyecto militantes de otras organizaciones de izquierda que compartían el discurso que pretendía llevar Iglesias de cara a construir ese nuevo espacio político que no fuera el "de la unidad de la izquierda, sino de la unidad popular", además de destacados activistas de movimientos sociales que recogían el "lenguaje de mayorías" que había caracterizado al 15-M, con su emblemático "no somos ni de izquierdas ni de derechas, somos los de abajo y vamos a por los de arriba". Como guinda, la dirección de la campaña, tan necesaria para una formación emergente, se la entregó a Íñigo Errejón, el joven investigador de la Complutense que cuenta con amplia experiencia en este ámbito, al haber sido asesor en distintas campañas de América Latina.
Pero a este movimiento le faltaban unas bases. Y para eso se inventaron los Círculos Podemos. Un círculo, en palabras del propio Iglesias, "no es un grupo de apoyo de un partido, tiene total autonomía y en él caben gentes de diferentes sensibilidades y procedencias que no tienen que renunciar a sus militancias o preferencias. No sobra nadie y faltan todos los que estén por la democracia, los derechos humanos y una vida digna para todos". Y crecieron como setas. Repartidos por todo el país ya se cuentan más de 300 círculos territoriales, donde confluyen desde numerosos activistas de los movimientos sociales a personas que se acercan a la política por primera vez. Además también han surgido "círculos sectoriales", como el "Círculos Autónomos" o el "Círculo Fuerzas Armadas".
Plaza del Reina Sofía en Madrid, el domingo luego de los resultados.
Con este cóctel, Iglesias no elaboró una lista electoral ni un programa político, sino que construyó "un método puesto al servicio de la gente". Y precisamente de este "método" han hecho su seña de identidad durante estos meses, siendo la principal diferencia que les separa de otras formaciones políticas. De esta forma, convocaron unas primarias "abiertas y ciudadanas" para componer la lista con la que irían a los comicios europeos y que fueron las más participadas de esta índole de la historia, con más de 33.000 personas que depositaron su voto. Como era de esperar, Iglesias salió elegido cabeza de lista. El segundo puesto fue para Teresa Rodríguez, una joven profesora gaditana sindicalista y activista de la Marea Verde, a la que siguió el exfiscal jefe anticorrupción Carlos Jiménez Villarejo y Lola Sánchez, una licenciada que había tenido que irse de España para buscar empleo y que ahora trabajaba de camarera en un bar.
Mientras, los impulsores de la iniciativa mantuvieron reuniones con diversas organizaciones políticas para construir un ansiado "frente amplio contra la austeridad". Pero con ninguna llegaron a acuerdos, bien por el método de primarias abiertas bien por diferencias con los partidos. En esta ronda de contactos se mantuvieron conversaciones con Compromís, Equo, Partido X o Movimiento RED, entre otros. Pero la reunión más significativa fue con Izquierda Unida, puesto que compartían ciertos planteamientos y por ser la más grande. Pero los de Lara ya tenían en marcha su lista en la que no celebraron primarias. Sin embargo, ambos manifestaron "voluntad de convergencia" y de llevar un trabajo conjunto que vaya "más allá" de esta cita electoral. De todas formas, Podemos, al igual que Izquierda Unida, se integrará en el Grupo Unido de la Izquierda en el Parlamento Europeo para respaldar la candidatura de Alexis Tsipras a presidir la Comisión Europea.
Y de ahí a la campaña electoral, que asumían con mucha desventaja por no contar con los fondos de los que disponen otras formaciones con representación parlamentaria, ni tampoco con seguidores acaudalados que permitan obtener un millón de euros, como le ha pasado a Vox. Decidieron optar por pedir pequeñas donaciones a sus simpatizantes a través de distintos crowdfunding a través de la red, mientras hacían un ejercicio de transparencia publicando todas sus cuentas en su web. Finalmente, han hecho una campaña montados en una furgoneta, con el trabajo militante de cientos de colaboradores anónimos y poco más de 100.000 euros.
"¿Cuándo es la última vez que votaste con ilusión?" es el lema de campaña que han utilizados Pablo Iglesias y el equipo que dirige Íñigo Errejón. "Más allá de haber desbordado todos los actos que hemos organizado, con una asistencia que no podíamos imaginar hace unos meses, la diferencia de nuestros mítines respecto a los demás es cualitativa, es la ilusión que desprenden todos los asistentes", asegura Errejón, quien en el mitin final de este viernes dijo que "algunos llegan al domingo con la lengua fuera, pero en Podemos llegan con falta de tiempo y plazas". En ese mismo acto abarrotado de asistente en la plaza del Reina Sofía, Pablo Iglesias recordó que "hace cuatro meses los cínicos decían que no íbamos a poder. Y hoy ya les hemos demostrado que sí se puede".
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