Perú. Dictadura de “partido único neoliberal”

¿Disfrutando del "fin de la historia"? (De izq. a der.) A. García, O. Humala, A. Toledo, mantuvieron el Neoliberalismo que implantó Fujimori. / Foto: peru21.pe


César Zelada / Mariátegui
16/05/14

¿Cómo? Pero si en Perú existen varios partidos políticos, ¿cómo va a existir una dictadura?, preguntarán los trabajadores y jóvenes. Por tanto, pasamos a explicar.

En el desarrollo de la historia de la humanidad, la revolución francesa marcó un punto de inflexión. La sociedad feudal (donde no habían partidos pero sí organizaciones de intereses políticos y económicos), estaba agotada. Las fuerzas productivas habían superado la estructura caduca de los feudos y necesitaban una nueva estructura que exprese la nueva forma de organización y producción artesanal, prestamista y de comerciantes.

Es así como la revolución francesa de 1789, bajo la dirección de Robespierre, Marat, Danton, Saint-Just y los jacobinos, se convierte en un pistón y libera las fuerzas productivas estancadas (con la guillotina como símbolo de ira, fuerza y cambio), creando las bases de la nueva sociedad capitalista.

En este marco, la burguesía formó partidos para combatir contra el Estado retrógrado porque éste representaba los intereses de los Sres. Feudales. No obstante, sólo en pocos casos logró destruir el Estado Feudal. En la mayoría impuso su programa revolucionario burgués a las organizaciones políticas de la época, que al final unieron sus intereses a los de la nueva clase capitalista. Y cuando la nueva burguesía consagró esa dominación, sus partidos dejaron de ser revolucionarios y se adaptaron, de alguna forma, a la dominación bajo un nuevo pacto de orden político y económico capitalista.

Luego viene el festejo de lo conquistado, y entonces, en ese sentido, los demócratas y republicanos forman un único partido en defensa del nuevo Estado capitalista.

En el Perú, el APRA, PPC, APP, SP, Fujimorismo, PP, se llenan la boca hablando de democracia, del pueblo, etc., y aparentan tener intereses diferentes. Sin embargo, por más demagogia populista que hagan, en la práctica, todos estos partidos defienden en el Congreso de la República la constitución dictatorial y fujimontesinista de 1993, que le da cimiento legal a la política neoliberal de saqueo de nuestros recursos naturales (vía privatización), de pago puntual de una deuda externa ilegítima y usurera al imperialismo (que se lleva más de $2000 millones al año pudiendo dirigirse este dinero a la educación, salud), de contaminación minera de nuestro medio ambiente (La Oroya, Yanacocha, etc.), de una clase trabajadora sin estabilidad laboral, de quiebra de industria de calzado y textil (vía TLCs), etc.

De esta forma, estos partidos se convierten en “corrientes de pensamiento de un mismo partido neoliberal”. Así las cosas, todo presidente que gana las elecciones, lo primero que hace es rendir pleitesía a Washington como lo hizo Belaunde, Fujimori, Toledo, García u Ollanta, antes de asumir el mandato.

Esto explica porque el “click” que hizo el nacionalismo con el pueblo al principio (“afirmar la Nación, transformar el Estado”, gran transformación del modelo neoliberal), ahora lo ha perdido. La contradicción del nacionalismo es que, mientras por un lado se enfrenta a los apristas por los escándalos de corrupción, por otro, se ha adaptado al Estado neoliberal (lleno de apristas, fujimoristas y toledistas), que dice combatir. Entonces, Ollanta, impulsa programas sociales, deslinda de la red de corrupción policial (pero les da prebendas, alimentando el mismo régimen estatal), se enfrenta de boca al diario “El Comercio” sobre la libertad de prensa, pero al final (como antes con Petroperú), terminará conciliando.

Por eso, en el Perú, existe una dictadura de partido único neoliberal. Absolutamente todos (con la excepciòn ambigua del Frente Amplio), defienden el modelo de crecimiento, pero que no “chorrea” para los humildes trabajadores. Y cualquier modesta objeción es aplastada por la fuerza de la prensa adicta al sistema.

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