Perú - Nicaragua, entre la indignación y el abrazo


Mariátegui
25/05/14

Abriéndose paso entre las brumas del tiempo, un joven príncipe cuzqueño desciende de las cumbres donde nace el cóndor y se hace a la mar con una flota de balsas de velamen de algodón. Se dice que Túpac Yupanqui, hijo del Inca Pachacútec, llevado por la corriente de Humboldt llegó a las Islas de las Perlas (Panamá) y prosiguió viaje hasta un lugar que llamó Ninachumpi : faja o cinturón de fuego. ¿Acaso la cadena volcánica nicaragüense que se extiende majestuosa, de sur a norte, con sus veintiocho volcanes irguiéndose altivos frente al Océano Pacífico?

Medio siglo después, los expedicionarios de Pizarro llegarían a Tumbes a bordo de navíos construidos en el Realejo: el astillero de la recién creada provincia española de Nicaragua. Pedrarias, su feroz gobernador, se había involucrado en la empresa de la conquista del Perú enviando dinero e indígenas nicaraos como personal de apoyo a las fuerzas invasoras. Desde entonces, la cacería y exportación de esclavos se vuelve un suculento negocio . Fray Bartolomé de las Casas denuncia:

…asolaron todo aquel reino, llevando muchedumbres de indios a vender por esclavos al Perú (…) Desta manera han sacado de dicha provincia de Nicaragua más de quinientas mil ánimas

Cuando en 1855 el filibustero William Walker, a sueldo de los banqueros y esclavistas del sur de Estados Unidos, invade Nicaragua al frente de una banda de contrabandistas y se autonombra Presidente de la República, sus primeras medidas son imponer el inglés como idioma oficial y restablecer la esclavitud que hacía más de treinta años había sido abolida en Centroamérica. Solidario y digno, el gobierno del Perú eleva, entonces, su más enérgica protesta ante el Secretario de Estado en Washington:
          
Una horda de piratas norteamericanos, cayendo de improviso sobre la República de Nicaragua ha echado por tierra su gobierno, talado sus campos y anegado en sangre sus ciudades, y amenaza enseñorearse sobre las demás repúblicas que pueblan esta parte de la América española: destruir su nacionalidad y continuar hacia el sur sus inicuas conquistas hasta consumar el designio vulgar en todo Norte América, de que de un polo al otro no haya en el Nuevo Mundo más que una sola Nación: la Unión Americana .

Indignado, Ramón Castilla ordena un inmediato subsidio en defensa de la nacionalidad de Nicaragua, envía una misión diplomática peruana a Centroamérica y promete un buque para estimular con su presencia la beligerancia de aquellos pueblos contra el filibusterismo. Además, se compromete a contribuir con la mitad de las acciones en el caso de hacerse realidad el canal interoceánico en Nicaragua. 

El 20 de mayo de 1928, desde El Chipotón, Augusto Sandino le envía a José Carlos Mariátegui un mensaje que aparecerá publicado en el N° 16 de la revista Amauta, en julio de ese mismo año.  Dice así:

Por intermedio de la revista Amauta, envío mi más fervoroso saludo a la nueva generación de trabajadores manuales e intelectuales de América Latina, que sabe compartir, como propias, las horas de angustia que le ha tocado vivir a nuestra Nicaragua. A ella reafirmo mi fe inalterable en el triunfo de nuestras armas que, al defender la libertad de un pueblo de Nuestra América, defienden la libertad del Continente.
Patria y Libertad
Augusto C. Sandino

El enlace entre Sandino y Mariátegui es Esteban Pavletich, un joven huanuqueño que Víctor Raúl Haya de la Torre envía a las Segovias, a apoyar la causa del patriota nicaragüense. Pavletich atraviesa a pie las montañas de Honduras, las selvas de Nicaragua, hasta llegar al punto donde se encuentran los ríos Coco y Bocay. Y ahí, sentados en el suelo tras un combate, encuentra al General Sandino y su Estado Mayor. Luego de las presentaciones, el peruano es integrado al Ejército Defensor de la Soberanía Nacional con el grado de coronel en tanto que jefe de una supuesta legión del APRA, solamente conformada por él. Desde entonces, se convierte en secretario personal del General Sandino. El día anterior acababa de cumplir veintidós años. 


Medio siglo después, en Lima, el Secretario de Sandino recibiría de manos del capitán del Ejército Popular Sandinista, Luis Varese, la bandera capturada a una tanqueta de la Guardia de Somoza. El mayor EP José Fernández Salvatecci, y los internacionalistas peruanos, regresaban victoriosos de haber participado en la ofensiva del FSLN en el Frente Sur.  Este 19 de Julio se cumplen treinta y cinco años de aquella heroica gesta del pueblo de Nicaragua que derrotó a la tiranía, en la que también el gobierno del Perú, a través de su Canciller, el Embajador Carlos García-Bedoya, tuvo una actuación honrosa y memorable.

Esta es la historia de nuestra hermandad. Nacida entre la indignación y el abrazo. Una historia que puede rastrearse en las piezas de orfebrería del antiguo Perú halladas en Centroamérica, que hablarían de un comercio entre nuestros pueblos desde tiempos inmemoriales. O en los hermosos balcones limeños hechos con maderas preciosas de Nicaragua, que tanto dolor costaron a los antiguos nicaraos . Rastrearse en la admiración rotunda y feraz que César Vallejo profesó a su Rubén: Darío de las Américas celestes!, lo llamó. 

En la tesis del joven Vargas Llosa, que se adentra en la vocación del Príncipe de las letras españolas y, buscándola, encuentra la propia. O en la primera edición de Teología de la Liberación de Gustavo Gutiérrez, publicada por el padre Miguel d'Escoto. En la presencia de Ernesto Cardenal estremeciendo de poesía y revolución el bosquecito de letras de la Universidad de San Marcos, una semana antes del triunfo de la revolución. Y en la voz clara de Tania Libertad, cantándole a la paz en la laguna de Tiscapa . 

Historia que se sintetiza en el fray Martín de Porres de palo, que me mira mientras escribo estas líneas: labrado en Diriomo  por manos sabias y devotas. Y en los árboles que se enroscan buscando la luz en la memoria y la pintura del maestro Armando Morales . Luz que se llevó adherida a la retina desde aquel mítico viaje suyo, río abajo, por el Amazonas.

Luz que hoy regresa en estos cuadros que son ventanas por las que el pueblo de Nicaragua se asoma y cuenta...


Marcela Pérez Silva
Embajadora de Nicaragua en el Perú
Lima, abril de 2014



Notas:

1  José Antonio DEL BUSTO, “Túpac Yupanqui, descubridor de Oceanía” en Obras escogidas, Lima: Empresa editora El Comercio, 2011. pp. 92-141.
2  Aldo DÍAZ LACAYO, Las tres revoluciones independentistas de América, Managua: Aldilà editor, 2013. pp. 62-71.
3  Bartolomé DE LAS CASAS, Brevísima Relación de la Destrucción de las Indias, Edición, introducción y notas de Consuelo VARELA. Madrid: Editorial Castalia, 1999. pp. 101-102.
4  Rosa GARIBALDI, La política exterior del Perú en la era de Ramón Castilla: defensa hemisférica y defensa de la jurisdicción nacional. Lima: Fundación Academia Diplomática del Perú, 2003. pp. 252-298.
5  Jorge BASADRE, Historia de la República del Perú. 1822-1933, Lima: Editorial Universitaria, 1983. Vol 4, Cap. XXXI, La política de Nacionalismo continental entre 1856 1862. pp. 109-120.
6  César LEVANO entrevista a Esteban PAVLETICH, "Sandino: el guerrillero que venció a los yanquis", Caretas, 7 de febrero de 1974.
7  Fray Bartolomé de las Casas. Op. cit. "Han sido causa de su acelerada muerte de muchas gentes de esta provincia, haciéndoles llevar la tablazón y madera de treinta leguas al puerto (…) y han cargado y cargan hoy las mujeres preñadas y paridas como a bestias".
8  Ubicada en un antiguo cráter, en el mero corazón de Managua, se encuentra la bella Tiscapa: "laguna de espejo" en lengua náhuatl, a sólo dos km del lago Xolotlán. Del 18 al 24 de abril de 1983 fue sede del II Festival de la Nueva Canción Latinoamericana sobre un escenario flotante, en el que participaron artistas de gran renombre, solidarios con la Revolución Sandinista.
9  Diriomo: “lugar más empedrado del bosque” en lengua mangue, es uno de los “pueblos blancos” o “pueblos brujos”, pequeñas localidades de artesanos entre Masaya y Granada. Es famoso por su rica cajeta de leche y por sus diestros talladores de santos de palo.
10  El maestro Armando Morales, el más célebre pintor de Nicaragua, hizo arte abstracto hasta que, según refiere él mismo, viajó al Perú en los años sesenta y se embarcó por el río Amazonas hasta el Brasil. La selva amazónica quedó grabada en su memoria y la siguió pintando hasta el final de sus días. “Viajé a casi toda la selva, sobre todo a Iquitos, un puerto del Perú que tiene un cementerio de barcos. Es un espectáculo hermoso: es como ver una jaula de barcos, enrojecidos por el óxido y atrapadas por las lianas. Me acuerdo que me puse a nadar frente a esto y me dijeron que era un buen nadador. Y después me di cuenta que en ese lugar que me había bañado era un sitio donde había más pirañas y creí que era el lugar más sano porque era calmo”.


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