Perú. Rosina Valcárcel: “Pinto mi aldea y mi mundo con poesía”

Foto: Lucía Arellano

Mia Choy Mayorga / Mariátegui
08/11/14

Reconocida escritora, que se declara militante permanente de la defensa de los Derechos Humanos, es hija del intelectual socialista Gustavo Valcárcel. Vestida con un huipil, característica túnica mexicana, nos recibe la poeta y escritora Rosina Valcárcel, quien en esta entrevista, con voz delicada y parsimoniosa, entabla un viaje hacia el pasado, a sus inicios con la literatura, a su amistad con reconocidos y talentosos constructores de cuentos e historias, a su trayectoria familiar y como no, a sus sueños, penas y alegrías.



Usted es una reconocida poeta, escritora e investigadora peruana, ¿cómo fueron sus inicios en la Literatura?

En la Gran Unidad Escolar “Teresa González de Fanning" hubo un concurso de primavera como ocurren en todos los centros educativos y obtuve el segundo lugar en 4to de secundaria y el primer lugar en 5to de secundaria. Quien me impulsó a dar ese gran paso fue la profesora de literatura Ada Pastor. Además, mis poemas salieron publicados en la revista del colegio llamada en ese entonces “Luz”.

¿Podría hablarme de su trayectoria como poeta y escritora?

Ingresé a la Universidad Mayor de San Marcos en 1964. Ahí el grupo y la revista “Piélago” me acogió y me convertí en la única mujer menor entre todos los poetas. El grupo estaba conformado por Hildebrando Pérez, Juan Ojeda, Julio Nelson, Juan Cristóbal, Marco Zapata, Carlos Henderson, Guillermo Cúneo, entre otros. Compartí recitales, tertulias, lecturas con cada uno. Julio Nelson me prestaba libros de poesía del surrealismo francés y el europeo. Juan Ojeda me hacia leer a Friedrich Hölderlin. Aprendí muchísimo de todos estos grandes poetas y al momento de publicar la revista “Piélago” figuraron tres poemas de mi autoría. Es en el año 1965 que nazco en la literatura y me comprometo con la poesía. Paralelamente con unas compañeras editamos “La Joven”, una revista política, cultural, progresista, humanista y también publicábamos arte y cultura, poesía. Con Gladys Basagoitia, poeta de la generación del 60, dimos un recital en la ANEA, que se convirtió en mi primer recital. Esas tres experiencias son las que me impulsan y desde entonces he participado en miles de congresos, recitales, jornadas, tertulias, revistas y periódicos.

¿Posee algún método al momento de escribir?

Mira así como me has encontrado. En las mañanas me gusta estar sola, escuchar música clásica, tomar mis buenas tazas de café. Leo a algún poeta como Constantino Cavafis. Recuerdo algunos poemas de él, leo algunos libros suyos y eso es como si en mi se prendiera una radio, como si me pusiera un chip y empieza mi calentamiento. Me despierto automáticamente como si estuviera en un sueño, y ese sueño lo llevo a un ejercicio poético, que trabajo y así sucesivamente hasta que salga el poema. Eso es lo que trato de hacer habitualmente, ya que mis mañanas son esenciales desde hace algunos años. A veces ocurre que suelo inspirarme en la tarde o en la noche, pero principalmente prefiero las mañanas, a solas y con música clásica. Es por eso que no suelo recibir visitas desde muy temprano porque me cortan la inspiración.

¿Ud. es hija del poeta e intelectual socialista Gustavo Valcárcel, cómo influyó
en su vida y en su carrera?  

Gustavo Valcárcel perteneció al grupo de los poetas del pueblo vinculado al APRA en los años 40, entre los cuales figuran autores de la talla de Mario Florián, Alberto Hidalgo, Guillermo Carnero Hoke, Luis Carnero Checa, Eduardo Jibaja,  y con algunos de ellos publica poemas en “Cuadernos Trimestrales”. Cuando es deportado a México por la dictadura de Odría entre los años 1951 a 1956 aproximadamente, renuncia al APRA y se convierte en socialista. El defendió los derechos del campesino y de los trabajadores, ya que era uno de sus objetivos centrales. Fue aprista, humanista, socialista y comunista. Lo que influyó en mí fue el hogar, a pesar de las distintas residencias en las que vivimos con mi familia, ya que siempre estuvieron llenas de libros. Así fuera la casa más pobre, en todas había libros. Esa fue la gran herencia que mi padre nos dejó a sus cuatro hijos. En casa de los siete días de la semana, dos o tres se organizaban tertulias con colegas suyos, compatriotas o artistas de otros países también desterrados, que leían en voz alta poesía, hablaban de arte, de literatura y de autores. Yo escuchaba y era muy receptiva. Hubo un tiempo en el cual el poeta Juan Gonzalo Rose vivió con nosotros, y le leía en voz alta a mi madre, la periodista Violeta Carnero. Ella, muy audaz y atrevida, osaba hacerle unas correcciones. Le decía que no tenía que ser muy pesimista, que no sea tan triste, que siempre se debe tener optimismo. Cuando ya tenía 8 años, mi padre me decía que tenía que ayudarlo con las Pruebas de Galera. Esas pruebas eran las primeras del libro que se hacía en una imprenta, me hacia leerle en voz alta “Cantos del Amor Terrestre”, un libro hermoso que se edita en México. Yo leía en voz alta y el iba corrigiendo la prueba para comprobar si coincidían las palabras, las comas, los puntos, los espacios. Es así como me familiarice desde temprana edad con la literatura, en particular con la poesía de Gustavo Valcárcel, Juan Gonzalo Rose, César Vallejo, de algunos autores mexicanos, etc. En realidad ese contexto, clima cultural artístico, literario y poético, es lo que influye en mi alma y mi formación. Les debo a mis padres esta suerte de vocación periodística autodidacta.

¿Su padre compuso una poesía comprometida con la causa revolucionaria?

El ha compuesto diversos poemas relacionados a la causa revolucionaria, en realidad más de la mitad de sus obras son de ese ámbito. Su primer poemario “Confín del tiempo y de la rosa”, lo realizó porque quiso demostrar a los llamados poetas puros, que también él era capaz de realizar sus propios sonetos. Es un libro extraordinariamente bello que después tomó su propio camino. Se pueden encontrar diversos poemas de amor sobre el canto a la humanidad, a los exiliados, al ser humano. Después de ese poemario, premiado en 1947 y que ha tenido varias reediciones, vino la poesía amorosa y contestataria. No existe la forma de poder separarlas, ya que la mitad de sus obras conformadas por mensajes, ensayos, artículos y libros están marcadas por un compromiso con la humanidad, con la historia del Perú y de América Latina.

¿A qué poetas peruanos admira?

El primero Juan Gonzalo Rose. Luego Julia del Solar Bardelli, cuyo seudónimo era Julia Ferrer y Lola Thorne, que pertenecen a la generación del 50. De la generación del 60 admiro a Juan Ojeda, Julio Nelson, Juan Cristóbal, Rodolfo Hinostroza, Antonio Cisneros, Marco Martos, Hildebrando Pérez, Carmen Luz Bejarano y Cecilia Bustamante. Ya del 70 a Enrique Verástegui, que integró y cofundó la poesía del grupo Hora Zero. De este grupo está Jorge Najar; Oscar Málaga del grupo Estación Reunida y también a Maria Emilia Cornejo. A Julio Carmona, a Juan Carlos Lázaro, a Sandro Chiri...En la generación de los 80 admiro a Carmen Ollé, una poeta muy importante que cronológicamente pertenece a los años 70 pero publica en esos años. También Rocío Silva Santisteban; a Mariela Dreyfus, Dalmacia Ruiz Rosas, y después de ellas a Doris Moromisato, etc. 

¿Cuáles diría han sido sus principales influencias literarias?

La poesía surrealista francesa ha influido en mi vida y en mis obra poética, mis predilectos son Paul Éluard, André Breton, Benjamin Péret. Después está Nazım Hikmet , poeta turco comunista que estuvo preso muchísimos años. Tagore, Walt Whitman y Alejandra Pizarnik entre otros grandes poetas que me impresionaron y marcaron con su influencia literaria en mi vida.

¿Qué significa Arequipa para Usted?

Arequipa es la tierra de Melgar, el gran poeta rebelde y revolucionario. La Revuelta del 50. Aquella provincia es el lugar dónde nació mi padre Gustavo Valcárcel, la del crítico literario Antonio Cornejo Polar, la del pintor Teodoro Núñez Ureta. Tierra de grandes pintores, poetas, con un paisaje extraordinario, un clima ideal, una comida exquisita, con gente agradable y respetuosa. Si tuviera que escoger un lugar para vivir sería sin lugar a dudas Arequipa porque es un Departamento que me encanta.

¿En sus poemarios relata experiencias de su vida, o en qué o quién suele inspirarse?

Relato experiencias de mi propia vida, de los seres que me rodean, de mi entorno geográfico, cultural, político pero también de personajes que están muy viejos en la historia como Lady Godiva, Violeta Parra, etc. A veces aparezco dedicándole un poema a Constantino Cavafis o de repente se lo dedico a Isadora Duncan, una maestra de la danza moderna estadounidense. No quiero parecer vanidosa ni ambiciosa pero siempre dicen: pinta tu aldea y pintarás la humanidad, pinta tu aldea y serás universal, es por eso que trato de empezar en lo mío con mucha humildad y proyectarme a ser algo más universal lentamente.

¿Con que propósito fundó la revista Kachkanirajmi?

Esta revista la fundamos con la poeta argentina Halma Cristina Perry y quien les habla. Nuestros asesores y colaboradores directos para el primer número fueron los poetas Ricardo Silva Santisteban, quien estuvo conmigo en un reciente Congreso de Vallejo y el gran poeta Armando Rojas, que murió en parís. Nuestro objetivo fue tener una revista humanista, progresista, con ideas de izquierda, contestataria y también pluralista que diera cabida a la gente principalmente de la generación del 70, sin excluir a la gente del 50 y del 60. Esos fueron los inicios y duró desde el año 65 hasta el 70. Tuvimos 4 ediciones de antología. Unos 20 años después la revista se reedita ya no con j sino con q (Kachkaniraqmi). Fui co-editora con Gerardo Ramos y un grupo que nos apoyó de manera intermitente. En esta segunda etapa fue socialista, ya que defendíamos el neo indigenismo, tratando de impulsar el proyecto histórico socialista dándole importancia a lo andino y nuestras ediciones desde el número 5 hasta el 8, lo andino atraviesa completamente. La revista fue elogiada por grandes intelectuales, historiadores y escritores de la época pero no pudimos seguir editándola porque los grupos siempre se desintegran y no contábamos con auspicios económicos. De todo el tiraje vendíamos la mitad y la otra mitad la regalábamos a periodistas, estudiantes, etc. Para mí fue una experiencia extraordinaria porque editar es otro cantar. Es maravilloso ver como en tus manos puedes componer las palabras, al juntar un artículo con un poema o con un dibujo, como se va diagramando un mundo nuevo. Es una experiencia diferente a las otras.

¿Cuál ha sido y es su labor como defensora de los derechos humanos?

Desde que entré a San Marcos soy militante de la defensa de los derechos humanos. Además soy una mujer de izquierda, sobre todo a partir del año 1970 ya que fui preparándome más. Ser de izquierda no se trata de ser radical, levantar el puño y la bandera roja sino de tener las ideas claras y pensar en la sociedad de manera objetiva. Defiendo a la sociedad, a las mujeres, a los grupos afrodescendientes, a las personas perseguidas y torturadas en cualquier país del mundo. Soy militante permanente de la defensa de los derechos humanos.

¿Qué le recomendaría a las nuevas generaciones de poetas de hoy en día?

Les recomendaría leer mucho y después juntarse en grupos armando un taller de poesía o de periodismo, así pueden escribir, intercambiar sus textos, hacerse correcciones pero siempre guiados por un profesor que tenga esta estoica y real vocación. Siempre es bueno realizar estos ejercicios y el profesor a cargo debe darles a sus alumnos críticas constructivas. Por ejemplo: "este párrafo no me parece pero si lo pones aquí podría funcionar", ya que un maestro no está para demoler a sus alumnos sino para guiarlos a mejorar. Cuando están reunidos en grupos avanzan más, es por eso que los talleres son esenciales para la vida de cualquier persona. La lectura y el escribir deben ser diarios, porque este don se debe cultivar como una planta. Pero sin lugar a dudas se debe compartir con los alumnos ya que uno como profesor no debe ser individualista sino pensar en las otras personas, colectivamente. 

 (Mia Choy Mayorga, Lima, octubre, 2014)


Comentarios

Mi aprecio y gratitud por divulgar la entrevista que sostuve con la joven universitaria Mia Choy Mayorga. Abrazos fraternos a los compañeros de la revista Mariategui. Rosina Valcárcel