Argentina. ¿Por qué Nisman presentó una denuncia tan endeble?


La insólita presentación del fiscal Alberto Nisman contra el Gobierno Nacional. ¿Podía no saber que su denuncia tenía debilidades estructurales? ¿Qué buscaba con ella? 

Santiago Asorey
Mariátegui.info
23/01/15

La muerte del fiscal Nisman ha planteado una serie de interrogantes que solamente se podrán contestar a medida que la causa avance. Los tiempos mediáticos, mucho menos cautelosos, no tienen necesidad de esperar los resultados y los avances de las justicia. Por el contrario han optado en los últimos días por maximizar como nunca su capacidad de carronería comunicacional utilizando políticamente la muerte del fiscal. Una especie de bombardeo y agite mediático a base de puras especulaciones que intentar unir permanentemente la muerte del fiscal al Gobierno Nacional. En un año de elecciones es difícil creer que toda esta serie de operaciones mediáticas sobre la muerte del fiscal resulten coincidencia. La acusación realizada por Nisman que salió a la luz estos días, pareciera ser no solo estructuralmente endeble, sino que ni siquiera apunta sobre la comisión de ningún delito. Algo que reconoció Eugenio Zaffaroni, ex Juez de la Corte Suprema: "Aún dando por probado lo que dice Nisman no veo el delito".

Nada de lo que Nisman alertaba como un delito consumado tenía ni las más mínima conciliación con la realidad. Los ejemplos abundan: la relación comercial insignificante con Irán que no mostró crecimiento, sino decrecimiento. Las alertas rojas que el gobierno nunca intentó bajar (una de las supuestas claves de la denuncia de Nisman). Las acusaciones disparatadas a un dirigente social, supuestamente cercano al gobierno, que estuvo preso con ese gobierno en el poder. Una acusación que cita mayoritariamente programas de televisión sin ningún tipo de rigor, ya no jurídico sino mínimamente lógico. Parece risible pensar que la acusación de un fiscal repita decenas de citas de programas de televisión teniendo 300 CDs de escuchas. La denuncia hecha pública ratifica que la acusación es un bochorno jurídico alimentado en base a rumores de inteligencia devenidos en falsas pistas.

La preguntas son: ¿Quién impulsó ese guión acusatorio insostenible? ¿Qué intereses se movieron detrás de uno de los fiscales con mejor relación con la embajada norteamericana y con algunos de los servicios de inteligencia que vienen operando en la justicia federal contra el gobierno hace tiempo? La historia ha demostrado, una y otra vez, que cuando los sectores concentrados han fallado en la construcción de su fuerza política ante los gobiernos populares, lo único que les queda es la intriga y la necesidad de debilitar las instituciones democráticas. Algunos de esos actores políticos dedicados a la intriga han cambiado, pero la embajada norteamericana ha sido un socio permanente de ese club. No hace falta más que leer los Wikileaks de los diálogos de los sectores opositores en la embajada para ver lo evidente de ese hecho.

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